El efecto «Isla de calor»es un fenómeno térmico que se manifiesta en las zonas urbanas y que tiene como consecuencia que las temperaturas sean más elevadas, hasta diez grados centígrados, que en los entornos no urbanos colindantes, y para evitar y paliar sus efectos Ecologistas en Acción pide que los ayuntamientos habiliten refugios climáticos, mejoren la conservación del arbolado urbano, renaturalización del espacio público y revisar el protocolo de cierre de parques históricos.
El fenómeno conocido como «Isla de calor» está causado principalmente por:
- la actividad humana como el transporte, los equipos de climatización y las industrias
- la tipología y diseño de los elementos constructivos empleados en la ciudad como el asfalto, el cemento, los tonos oscuros empleados en construcciones o los grandes bloques de edificios que impiden la circulación del aire
- la escasez de zonas verdes y arbolado
- el efecto invernadero provocado por la contaminación urbana
Si se añade a ese escenario que a principios de junio la Agencia Española de Meteorología actualizó la previsión estacional de cara al verano de 2023 anticipando que será muy caluroso en todo el país, como ya viene siendo la tendencia de los últimos veranos, el resultado será que el efecto «Isla de calor» va a aumentar.
La repercusiones del fenómeno no se limitan a la disminución del confort en el día a día de los habitantes de las ciudades, sino que, lamentablemente, implican:
- un deterioro grave de la salud de la ciudadanía, especialmente en niños, ancianos y enfermos en lo relativo a problemas respiratorios y circulatorios, cansancio, deshidrataciones, mareos, etc.
- un aumento de la mortalidad
- un crecimiento del consumo energético que provoca el funcionamiento de los equipos de climatización para minimizar el incremento de temperaturas y consecuentemente un empeoramiento de la contaminación atmosférica
- un aumento del gasto económico por la mayor demanda de electricidad y por los efectos del calentamiento climático asociado.
No todos los ciudadanos disponen de viviendas con un buen nivel de aislamiento térmico, ni con zonas ajardinadas privadas, ni con piscinas exclusivas o simplemente no pueden afrontar el coste de equipos de climatización individual. O incluso aquellos que pudiendo permitírselo, concluyen acertadamente que la suma del efecto de miles de aires acondicionados individuales en el interior de sus domicilios, lejos de mejorar en términos globales el medio ambiente de la ciudad, solo contribuye a aumentar el efecto isla de calor y la contaminación en el exterior de sus casas.
Ecologistas en Acción indica que, por lo tanto, es necesario tomar una serie de sencillas medidas que pueden limitar el efecto «Isla de Calor» de manera colectiva y que dependen directamente de la voluntad y compromiso de las administraciones locales.
Sostienen que el actual programa municipal para combatir esta realidad, denominado «Madrid Isla de Color», aprobado desde 2020, es ineficiente y no se está traduciendo en políticas o transformaciones urbanas que estén a la altura del problema. Más bien al contrario, ya que la tendencia del consistorio en materia de movilidad, conservación de zonas verdes y protección del arbolado urbano es contraria a sus principios.
Ecologistas en Acción Madrid propone el siguiente paquete de acciones que no solo aliviarían rápidamente el efecto isla de calor, sino que mejorarían a medio plazo el medio ambiente urbano en el que vivimos, y contribuirían a frenar la crisis de biodiversidad y el calentamiento climático que atravesamos.
Impulsar una red de refugios climáticos en jardines, patios y espacios libres de edificación de propiedad municipal
Los infrautilizados patios de colegios públicos son un buen ejemplo. En estos lugares se acogería temporalmente a ciudadanos y familias sin capacidad de refrigeración en sus hogares para evitar los peores efectos sobre su salud. Con una serie de sencillas actuaciones se fomentaría la mayor biodiversidad y confort en esos espacios mediante un especial cuidado de plantas y árboles, aves e insectos, zonas de sombra, ampliando sus horarios de apertura. Y constituirían una gran herramienta por su potencial divulgativo entre los más pequeños.
Mejorar la conservación del arbolado urbano
Hay una serie de sencillas medidas como: riego sistemático; control de podas innecesarias y/o extemporáneas; evitar las talas abusivas; mejorar la formación del personal que efectúa las labores de jardinería; crear programas para la divulgación de los valiosos efectos ecosistémicos que los árboles maduros ofrecen frente al control de la contaminación o la reducción de la insolación o reducción de las temperaturas máximas gracias a la evapotranspiración de las hojas, etc. Todas ellas abordadas en conjunto, tendrían resultado inmediato en la reducción del efecto Isla de Calor
Renaturalización del espacio público
Es prioritario restaurar ambientalmente los ecosistemas artificializados, dejando que los procesos ecológicos recuperen su curso. Los espacios vacíos o sin mantenimiento ya existentes como azoteas, solares, descampados deben ser intervenidos para mejorar sus funciones ecosistémicas. Fomentar los suelos vivos, es decir permeables. Además, los espacios públicos ya existentes, como plazas y calles, deben ser transformados en lugares que combinen su funcionalidad como áreas de tránsito y estanciales con estrategias de fomento de la biodiversidad urbana, abandonando el modelo de plazas duras y priorizando la presencia de áreas naturalizadas.
Los parques también deben mejorar su potencial como herramienta frente al efecto Isla de Calor, reduciendo las praderas descubiertas de césped, que además tienen una alta demanda hídrica, para permitir praderas naturales, retrasando su siega e incorporando una alta densidad de vegetación y una estructura compleja que combine herbáceas, arbustivas y arbolado.
Revisar el Protocolo de cierre de parques históricos
Las temperaturas en el interior de las zonas verdes pueden ser inferiores entre 2°C y 8°C respecto a las del entorno urbano circundante. El abuso del cierre de los parques históricos en Madrid priva a los ciudadanos de la búsqueda de alivio térmico. El gobierno municipal debe modificar cuanto antes el protocolo en que se basan para activar dichos cierres. O bien flexibilizándose o adecuándose a las características específicas de cada parque.
Ecologistas en Acción Madrid destaca que estas medidas son indispensables para hacer frente a las crisis climática y de pérdida de biodiversidad, pero que no son la solución definitiva para paliar el problema. Deben estar acompañadas de una transformación integral del modelo de ciudad que vaya de la mano de una movilidad no contaminante, una reducción radical de las emisiones de gases de efecto invernadero y una intervención sistemática en el parque inmobiliario para garantizar la eficiencia energética.
La organización ecologista reclama al Ayuntamiento que no aplace por más tiempo la ejecución de esta serie de medidas pues la presente crisis climática acentuada en una gran ciudad como Madrid no va a desaparecer por sí misma.