En el catálogo de esta exposición dice Antonio López que todos los cuadros de Isabel Baquedano (1928-2018) son sorprendentes y que su obra enlaza con la verdad de lo que es el mundo: «no lo que parece verdad sino lo que es verdad».
Isabel Baquedano se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, teniendo como referentes a Matisse y sobre todo a los primitivos italianos, principalmente Giotto y Tizziano (dice también Antonio López que Isabel Baquedano bebe mucho del arte antiguo pero que no se nota).
Aunque nació en esta ciudad y se formó en Zaragoza, siendo muy joven se trasladó a vivir a Madrid, donde continuó su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde conoció a Antonio López, de cuyo estilo asimiló algunas características que iban a identificarla con la llamada Escuela de Madrid.
Volvió a Pamplona para hacerse cargo de su plaza como enseñante en la Escuela de Artes y Oficios de esa ciudad y fue allí donde inició su auténtica carrera de artista. En Pamplona y Madrid celebró sus primeras exposiciones en los años sesenta, que continuará en la década siguiente con muestras colectivas con artistas del realismo. En 1988 se trasladó definitivamente a Madrid y se vinculó a la Galería Estampa, en la que organizó exposiciones individuales suyas y de otros pintores coetáneos.
Murió en Madrid en 2018. En 2019, al año siguiente de su fallecimiento, se celebró una gran exposición retrospectiva en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
Entre los museos que albergan obras de Isabel Baquedano figuran el Prado y el Reina Sofía de Madrid, el Bellas Artes de Bilbao y el de la Universidad de Navarra.
Isabel Baquedano tenía una gran facilidad para el dibujo de la figura humana, de su anatomía, y para relacionar algunas de sus obras con diferentes momentos de la Historia.
Para Baquedano es fundamental la utilización del color y de combinarlo con blanco y negro en sus escenas naturalistas del taller de dibujo, muchos de los cuales tienen como tema central a la mujer (en uno de los cuadros de esta exposición la pintora se autorrepresenta de espaldas, con un vestido verde que combina con el rosa claro de las flores).
También hay numerosas representaciones de la serie de bodegones pintados del natural, donde los tonos ocres tienen su contrapunto en los azules de los bordes y del suelo, y también en los de un ramo de flores colocado junto a los elementos centrales.
Y también son frecuentes los bodegones en la obra de Isabel Baquedano (ella decía que le hacían descansar de los avatares de la pintura), tomados del natural y representados con un realismo sorprendente, como el melón partido de uno de ellos o la fruta madura rodeada de blancos coloridos sin sombra, representados con un color siempre limpio y luminoso y con algunos trazos oscuros de carbón. En ellos Baquedano utiliza el color y de la luz para dar vida a las naturalezas muertas.
Se suele decir que Isabel Baquedano pintaba como vivía, que su pasión por la pintura se alimentaba de su biografía, que era el resultado de fijar una mirada realista sobre los hechos cotidianos de su vida. También en los retratos, en los que interpretaba las imágenes.
No obstante, junto a las obras naturalistas aparecen otras que no terminaba de pintar, inacabadas (algunas se muestran en esta exposición), porque intuía que en ellas la reproducción de la realidad no era la finalidad del arte.
En las escenas de camareros y malabaristas reduce la factura naturalista para reflejar mejor a los personajes enfrentados a su propia soledad, dibujados en movimiento para configurar las relaciones entre hombre y mujer y exponer la potencia con la que ha sido pintada la escena.
Otro género en la pintura de Isabel Baquedano lo encontramos en los temas religiosos, o mejor bíblicos, del Antiguo y Nuevo Testamentos, de tendencia heterodoxa y rebelde, opuesta a los convencionalismos, que resuelve con la libertad que le proporcionan sus conocimientos de la Historia del Arte. Algunos son de clara factura simbolista y otros representan el asunto religioso histórico como algo actual. En las escenas del Descendimiento el color está utilizado para expresar un relato de turbación, con María coloreada de bermellón claro y azul turbio.
- TÍTULO. Isabel Baquedano. Del color del ensueño
- LUGAR. Galería Guillermo de Osma. Madrid
- FECHAS. Hasta el 23 de Junio