Un equipo de once investigadores de varios países han publicado en la revista Nature Communications, cómo el suelo ártico congelado almacena cuatro veces más dióxido de carbono (CO2) que la cantidad total emitida por los seres humanos.

Los autores de dicho estudio han indicado que la materia orgánica del permafrost que liberará el Ártico, tiene mayor cantidad de CO2 de lo que se creía, (entre dos y cinco veces la cantidad de carbono expulsada anualmente por las emisiones de combustibles fósiles de origen humano).

Según informa Servimedia, se conocía ya que los microorganismos desempeñan un papel clave en la liberación de CO2 a medida que se derrite el permafrost. Las bacterias que se activan a medida que se derrite el suelo convierten las plantas muertas y otros materiales orgánicos en gases de efecto invernadero como el metano, el óxido nitroso y el dióxido de carbono.

Lo nuevo es que se creía que el hierro se une al carbono incluso cuando el permafrost se descongela, pero el nuevo estudio indica que las bacterias incapacitan al hierro para atrapar carbono, lo que provoca la liberación de grandes cantidades de CO2.

«Las bacterias usan minerales de hierro como fuente de alimento. A medida que se alimentan, los enlaces que habían atrapado el carbono se destruyen y se liberan a la atmósfera como gas de efecto invernadero», explica Carsten W. Müller, del Departamento de Geociencias y Gestión de Recursos Naturales de la Universidad de Copenague (Dinamarca).

Para Müller «el suelo congelado tiene un alto contenido de oxígeno, lo que mantiene estables los minerales de hierro y permite que el carbono se una a ellos», y añade que «tan pronto como el hielo se derrite y se convierte en agua, los niveles de oxígeno bajan y el hierro se vuelve inestable», de manera que las bacterias liberan el carbono almacenado en forma de CO2.

Aunque los investigadores sólo estudiaron un área pantanosa en Abisko (norte de Suecia), compararon sus resultados con datos de otras partes del hemisferio norte y esperan que sus nuevos resultados también sean válidos en otras áreas de permafrost en todo el mundo. «Esto significa que tenemos una gran fuente nueva de emisiones de CO2 que debe incluirse en los modelos climáticos y examinarse más de cerca», recalca Müller.

Aunque el carbono almacenado en el permafrost tiene un gran impacto en el clima, los investigadores saben muy poco sobre los mecanismos que determinan si el carbono del suelo se convierte en gases de efecto invernadero. «La mayor parte de la investigación climática en el Ártico se centra en la cantidad de carbono almacenado y su sensibilidad al cambio climático. Hay mucho menos énfasis en los mecanismos más profundos que atrapan el carbono en el suelo», indica Müller.

Ana De Luis Otero
Periodista. Doctora en Ciencias de la Información. PhD. Máster en Dirección Comercial y Marketing. Fotógrafo. Consultora de Comunicación Socia directora LOQUETUNOVES.COM; Presidenta de D.O.C.E.( Discapacitados Otros Ciegos de España); Secretaria General del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD); Miembro del CEDDD autonómico de la Comunidad de Madrid; Miembro del Consejo Asesor de la Fundación López-Ibor; Miembro del Comité de Ética de Eulen Sociosanitarios; Miembro de The International Media Conferences on Human Rights (United Nations, Switzerland); exdirectora del diario Qué Dicen. Divulgadora científica, comprometida con la discapacidad y la accesibilidad universal. Embajadora de honor "Ñ". Representante en EASPD Europe del CEDDD Inclusive Life

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