La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRVM) ha hecho público un comunicado de indignación de la Coordinadora de Asociaciones Vecinales de Villaverde después de que dos de sus majestades se pasearan durante tres días por las calles del distrito en un coche descapotable de alta gama «a toda pastilla y sin música ni ningún atisbo navideño».
La Coordinadora critica este «esperpento» y reclama más participación y diálogo a su concejala presidenta, Concha Chapa, en una nota en la que además de preguntar por el dinero que ha costado el paseo real, rechazan el actual modelo de gestión del festejo, ya que supone «un despilfarro de dinero público y una falta total de reconocimiento al trabajo desarrollado durante años por los vecinos».
Comunicado de las Asociaciones Vecinales de Villaverde
La privatización de servicios públicos es una estrategia compartida por muchos gobiernos de distintas siglas. Todos los días asistimos al anuncio de contratos asignados a grandes empresas que hacen negocio con el dinero de todos/as. Un modelo que a veces roza lo esperpéntico, como es el caso de lo vivido con la llegada de los Reyes Magos a nuestro barrio. Y es que en Villaverde, el asunto de la cabalgata no es algo menor. Hagamos memoria.
El 5 de enero de 2012, tras el anuncio del gobierno municipal del Partido Popular de recortar las cabalgatas en la periferia, cientos de vecinos/as y vecinas se pusieron manos a la obra para no dejar que nuestros niños/as perdieran la ilusión, que aquellos vecinos más golpeados por la crisis no dejaran de soñar. Ese día, el diario El País hacía un precioso reportaje titulado «Los Reyes son los vecinos».
Con esta iniciativa se abría el camino para que durante años, y no sin trabas por parte de la administración, asociaciones vecinales, AMPAs, Clubes y asociaciones deportivas, comercios de los barrios de San Cristóbal, Villaverde Bajo – Los Rosales y Butarque, sacaran a la calle carrozas llenas de luz, ilusión y mucho, muchísimo trabajo voluntario. Durante años se hizo magia con los recursos que los vecinos y vecinas aportaban mientras la única cabalgata que el Ayuntamiento contrataba por centenares de miles de euros recorría los barrios del centro de la capital.
En el año 2015 el Ayuntamiento consideró que era el momento de dar cierto apoyo a la iniciativa, firmando un convenio de colaboración con el que todas las asociaciones participantes pudieron seguir abordando la cabalgata pero sin la precariedad y carencia de medios. Este convenio era un apoyo casi simbólico, pues el dinero que las asociaciones reclamaban para poder seguir haciéndolo no alcanzaba ni al tercio del dinero que suponía hacerlo con empresas con ánimo de lucro.
El año pasado, el actual equipo de Gobierno, nos dejó claro que su modelo no pasaba por la participación ciudadana, que se sacaría a concurso para que pudiera ganarlo un empresa privada por al menos el triple del costo de la cabalgata popular. Evidentemente, les hicimos saber que su desprecio era un despilfarro de dinero público, una falta total de reconocimiento al trabajo desarrollado durante años por los vecinos ante el abandono institucional sufrido durante años.
Y con este panorama, llegamos al año 2021. Tras más de un año sin que la actual concejala haya mantenido conversación alguna con las asociaciones vecinales del distrito, vimos cómo un enigmático cartel llegaba a duras penas a las redes sociales (lejos de los miles de carteles que año tras año pegamos por todos los barrios de nuestro distrito con el apoyo del comercio local para que nadie quedase sin saber cómo sería la cabalgata ese año). Y es que, desconociendo plenamente el dinero que ha costado tres días de patética visita en coche de alta gama descapotable seguido de un coche de la empresa Tritoma, (conocida por llevar la gestión privada de la mayoría de los centros públicos a costa de pagar salarios de miseria a sus trabajadores), la mayoría de vecinos/as hemos presenciado cómo dos Reyes Magos pasaban a toda pastilla y sin música ni ningún atisbo navideño por las calles de nuestro barrio ante la mirada decepcionada de los niños y sus atónitos padres diciendo «¿en serio?».
Como decimos, el problema no es que haya COVID y esto, evidentemente, condicione las posibilidades de hacer una cabalgata, cosa completamente lógica. El problema es el desprecio a los vecinos/as, la indiferencia ante un asunto tan importante como traer la ilusión y la magia a los niños/as de este distrito tan golpeado por las crisis económicas y no haber dedicado ningún esfuerzo a idear una navidad con dignidad, algo que, evidentemente, sí hacemos los vecinos y vecinas a los que ya el año pasado se dio la espalda.
Esperamos que la Junta Municipal arroje luz sobre el coste de este despropósito, rectifique de cara a 2022 y vuelva a escuchar a los vecinos y vecinas para entender por qué es una vergüenza que un coche de alta gama a toda velocidad pase durante tres días por la calles de nuestro distrito sin importarles lo más mínimo qué es Villaverde, por qué es importante la cabalgata en Villaverde y para qué sirve traer la ilusión a nuestras calles.