La inteligencia artificial como herramienta para ayudar a niños enfermos graves

La inteligencia artificial (IA) ayuda a personalizar terapias y a prever la evolución de los pacientes. Aimentia, una start-up impulsada por la Universitat Oberta de Cataluña, UOC, desarrolla con el Hospital Sant Joan de Déu una tecnología sobre el diagnóstico de los pacientes con datos sintomáticos y personales.

Aimentia propone un modelo en el que se recogen datos de los pacientes (síntomas, situación familiar, etc.) con la ayuda de la tecnología. Con los datos —disociados y anónimos—, un sistema inteligente genera hipótesis que hacen posible reconocer el estado del paciente, las diferencias entre tratamientos en personas con el mismo trastorno y otros patrones que permiten, con la aplicación de técnicas de inteligencia artificial (IA), personalizar la terapia y prever tendencias de evolución.

«Creamos un lenguaje de programación que permite transformar los datos de los pacientes a un mismo lenguaje de síntomas, de forma que se convierte en un estándar que pueden utilizar todos los profesionales de la salud mental. Además, todas las actuaciones de la IA son dirigidas y supervisadas por los profesionales médicos que trabajan en la clínica virtual. La información y las sugerencias de tratamientos llegan a los profesionales, que son los que hacen la última interpretación e intervienen a partir de estas contribuciones», explica Edgar Jorba, fundador de Aimentia.

Mide el sufrimiento en cuidados paliativos

La empresa participa en un estudio del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona para diseñar y validar un instrumento que ayude a evaluar el sufrimiento de niños y adolescentes con enfermedades crónicas o avanzadas y necesidades paliativas. Este estudio está liderado por Daniel Toro, psicólogo adjunto en el Área de Salud Mental del Servicio de Atención Paliativa y Paciente Crónico Complejo del hospital. «Trabajamos para disminuir el sufrimiento de los niños y que se adapten, junto con su familia, a la nueva situación. Se trata de intentar que la comunicación sea lo más eficaz posible, porque se ha visto que se obtienen mejores resultados en la salud, tanto de los niños como de los padres». Toro explica que las líneas de innovación del servicio se enfocan a «la evaluación del uso de tecnologías digitales en salud mental. Las herramientas de Aimentia nos permiten poder detectar precozmente situaciones provocadas por la enfermedad —y que a menudo no detectamos a tiempo— para poder intervenir. En un futuro también nos puede ayudar a tener una visión de cómo influye la salud mental de cada miembro de la familia en la salud de los otros».

En el estudio han participado diecisiete niños y adolescentes de más de ocho años con necesidad de cuidados paliativos y sus familias, con previsión de que aumente la participación hasta cien menores. A diferencia de los adultos, actualmente no hay herramientas suficientes para medir el sufrimiento de los niños en esta situación, y se han hecho pocas investigaciones para examinar el impacto de la enfermedad, el tratamiento y la muerte próxima en el bienestar psicológico de los niños y sus familias.

Los niños con enfermedades potencialmente mortales experimentan síntomas de depresión y ansiedad, nerviosismo e irritabilidad, que a menudo no se diferencian de los síntomas físicos provocados por la enfermedad. Según Toro, «se trata de una situación cambiante a medida que evoluciona la enfermedad y en la que hacen falta instrumentos fiables y no invasivos que detecten y monitoricen los cambios para que los profesionales podamos actuar de manera adecuada».

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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