Paul McCartney anunció el 10 de abril de 1970 que había dejado a los Beatles. La noticia tuvo el efecto de un terremoto en el mundo de la música pop-rock.

El mes anterior el grupo había sacado un single con el tema «Let it be» como adelanto de lo que iba a ser una película documental y un álbum producido por Phil Spector (se publicó en mayo), y sólo siete meses antes habían publicado «Abbey Road», uno de los mejores discos de la historia.

Terminaba así una trayectoria iniciada en 1962 por cuatro jóvenes de Liverpool de familias de clase obrera que habían ocupado los primeros puestos del mundo musical a lo largo de los años sesenta, una década que quedó marcada para siempre por su música y por su iconografía.

El final de la escapada

Si tenía que producirse algún acontecimiento para anunciar que los sesenta habían terminado, la disolución de los Beatles era esa noticia que se necesitaba para dar por finiquitada la llamada década prodigiosa. Aquel mismo año también anunció su retirada el boxeador Mohamed Alí (Cassius Clay), pero ni esta noticia en el mundo del deporte ni las muertes de Jimi Hendrix y Janis Joplin en el de la música tuvieron el impacto del anuncio de McCartney.

La desaparición del grupo más importante de la historia del rock fue una conmoción para la cultura en general, ya que los Beatles eran un icono que representaba muchas cosas en diferentes ámbitos.

Pero para sus seguidores fue una tragedia. En seguida se buscaron chivos expiatorios, sobre todo en las mujeres que en aquel momento eran las compañeras de Lennon y McCartney, Yoko Ono y Linda Eastman. También en el fracaso de algunos negocios que habían emprendido y que a la postre resultaron ruinosos. Se buscaron causas en el mundo de las drogas, con el que algunos estaban relacionados.

Pero la verdad es que los talentos personales de cada uno de los Beatles no cabían ya en el mismo sitio y estaban pidiendo a voces expresarse en solitario como creadores únicos, como así sucedió nada mas disolverse la banda.

Aquel sueño hecho realidad que los había convertido en el grupo más importante de la década duró hasta que comenzaron los problemas y se inició el inevitable deterioro de las relaciones entre cuatro personalidades que ya ni siquiera podían ocupar simultáneamente el mismo estudio de grabación: de hecho casi nunca coincidieron los cuatro en las sesiones de «Abbey Road» y cada uno registró casi toda su participación en solitario.

Personalmente pienso que los Beatles desaparecieron en el justo momento en que tenían que hacerlo. Al final de una década que había sido suya y en el comienzo de una nueva etapa que iba a depararles a cada uno nuevas experiencias en el mundo de la música y de la cultura. Además evitaron que el declive les expulsara de la música, como hizo con muchos artistas obligados a arrastrar su decadencia por escenarios decrépitos ante públicos cada vez más desencantados.

Para ellos tampoco fue un final agradable. Pasaron por una crisis personal de grandes dimensiones y tuvieron que adaptarse a una nueva vida bajo la mirada escrutadora de millones de personas, muchas de las cuales nunca les perdonaron haberles privado de una música de la que se alimentaban hacía años.

McCartney y Lennon en la grabación Sgt Peppers

Del principio al fin

1962 no fue un año pródigo en acontecimientos trascendentales para la historia del mundo, aunque estuviera a punto de estallar la tercera guerra mundial a causa de la crisis de los misiles en Cuba. Fue también el año de la independencia de Argelia y del concilio Vaticano II. Y el de la muerte de Marilyn Monroe. Para los españoles fue el de la boda en Atenas del que sería rey de España, Juan Carlos, con Sofía de Grecia. Y para la cultura gallega fue importante porque comenzaba la publicación en Buenos Aires de la «Historia de Galicia» dirigida por Otero Pedrayo, y salían a la luz «Longa noite de pedra» de Celso Emilio Ferreiro, «Os biosbardos» de Blanco Amor y el «Viaje por los montes y chimeneas de Galicia» de Álvaro Cunqueiro y José María Castroviejo. Pero para el mundo de la música fue uno de los más importantes porque a lo largo de sus doce meses se gestó el nacimiento de los Beatles, un fenómeno que significó una verdadera revolución en la música, la escena y la industria discográfica internacional.

Los Beatles eran ya entonces un grupo muy popular en Liverpool y en toda la zona que atravesaba el río Mersey y habían grabado un disco acompañando al cantante Tony Sheridan. Sus actuaciones en el Cavern de Liverpool y en las localidades de la zona desataban desde hacía meses una euforia nunca conseguida por ningún otro grupo.

De la formación inicial de los Beatles desaparecieron Stu Stuclife, quien murió a causa de un infarto cerebral, y el batería Pete Best, sustituido por Ringo Starr por exigencias de su manager, un judío llamado Brian Epstein, que creó una imagen original para el grupo cambiando sus peinados de rockers por un corte de pelo de media melena y sus cazadoras de cuero por corbatas y trajes diseñados por Beno Dorn, un sastre amigo suyo que se hizo famoso gracias a esta indumentaria mod.

Epstein también les impuso ciertas normas de comportamiento ante el público. A cambio les consiguió actuaciones en locales de prestigio con figuras consagradas, como Little Richard, grabaciones para programas de radio de la BBC y espacios en la prensa musical.

Después de una prueba para la Decca, cuyo cazatalentos los rechazó (el cazatalentos se llamaba Tony Meeham y era batería de los Shadows, un grupo de éxito entonces), Epstein les consiguió un ensayo para EMI, cuyo productor George Martin dirigió la grabación de su primer disco, un single en cuya ‘cara A’ figuraba «Love Me Do», una canción que Paul McCartney había compuesto cuando tenía quince años. El disco se puso a la venta en octubre y el 29 de diciembre, mientras Los Beatles despedían la navidad con una actuación en Hamburgo, se situó en el número 17 de los más vendidos en Gran Bretaña.

Poco antes de terminar el año volvieron a Abbey Road para grabar el tema que los llevaría a la fama en todo el mundo, «Please, please me». George Martin también estaba allí y desde entonces participó como productor en la práctica totalidad de sus grabaciones. Comenzaba una historia cuyos límites nunca nadie podía entonces haber imaginado.

A partir de aquel momento se fueron sucediendo los días felices de los primeros éxitos y las giras, el dinero, los agobios de la popularidad y la fama, las películas, las relaciones con las drogas y sobre todo el triunfo en todo el mundo de una música compuesta y ejecutada por cuatro talentos irrepetibles.

La producción de los Beatles (trece álbumes de estudio, decenas de singles y un número indeterminado de recopilatorios y grabaciones en directo) ha marcado la evolución de la música durante décadas y aún hoy, cuando se cumplen cincuenta años de su desaparición, siguen siendo fuente de inspiración para importantes compositores e intérpretes de la música que se hace ahora mismo.

Discos inolvidables como «Help», «Rubber Soul», «Sgt. Peppers», «Abbey Road», cuyas canciones eran conocidas en todo el mundo, siguen manteniendo una frescura poco común si la comparamos con la producción de la mayor parte de la música de aquellos años. Como ocurrió en su día con los seguidores de Carlos Gardel, los de los Beatles aseguran también que «cada día cantan mejor».

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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