El alto comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Volker Türk, ha expresado su horror por la nueva pérdida de vidas civiles en la Franja de Gaza, donde al menos 45 personas murieron después de que ataques aéreos israelíes del 26 de mayo alcanzaran un campamento para personas desplazadas en la ciudad sureña de Rafah.

Türk afirmó que «las imágenes del campo son horribles y no indican ningún cambio aparente en los métodos y medios de guerra utilizados por Israel que ya han provocado tantas muertes de civiles». Añadió que «el ataque del domingo subraya una vez más que literalmente no hay ningún lugar seguro en Gaza».

El responsable de Asuntos Exteriores y Seguridad en la Unión Europea, Josep Borrell, también se declaró «horrorizado» por la muerte de civiles, incluyendo mujeres y niños, y condenó el ataque en «los términos más enérgicos».

El 26 de mayo, grupos palestinos, identificados por fuentes israelíes como la milicia islamista Hamás, lanzaron una andanada de cohetes desde Rafah hacia Tel Aviv, causando varios heridos. Horas más tarde, municiones lanzadas desde un avión israelí alcanzaron un campamento de refugiados en la zona de Al Hashash en Rafah, provocando explosiones e incendios que resultaron en numerosas bajas civiles.

Este campamento albergaba a personas desplazadas del norte de Gaza, quienes se habían refugiado en campamentos improvisados en Rafah debido a los intensos combates. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron que el ataque tenía como objetivo a «altos funcionarios de Hamás» y que estaban al tanto de los informes de víctimas civiles.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró que {a pesar de nuestro máximo esfuerzo para no dañar a los civiles, algo desafortunadamente salió trágicamente mal» y prometió investigaciones al respecto.

Türk insistió en la necesidad de rendición de cuentas y cambios en las políticas y prácticas militares de Israel. «Las FDI han anunciado una revisión, pero atacar una zona densamente poblada de civiles era un resultado totalmente predecible. Es crucial que tales revisiones conduzcan a la rendición de cuentas», subrayó Türk.

La Corte Internacional de Justicia (CIJ) había ordenado el 24 de mayo a Israel detener su ofensiva en la gobernación de Rafah para evitar «la destrucción física» de la población gazatí. Además, Türk llamó a todas las partes para establecer un alto el fuego y proteger a los civiles, instando a los grupos armados palestinos a cesar los lanzamientos de cohetes y liberar a los rehenes, y a Israel a proteger a los civiles y garantizar el acceso a asistencia humanitaria.

El conflicto se intensificó después de que Hamás atacara el sur de Israel el pasado 7 de octubre, resultando en cerca de 1200 muertos y 250 personas tomadas como rehenes. La respuesta militar israelí ha dejado más de 35.000 palestinos muertos y 79.000 heridos, con la mayoría de los gazatíes desplazados y viviendo en condiciones precarias.

La comunidad internacional había advertido repetidamente sobre las «consecuencias catastróficas» de una operación militar masiva en Rafah.

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