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Hogares unipersonales condicionados por el desarrollo de cada pais

Joseph Chamie[1]

Hacia mediados del siglo veinte, la cantidad de hogares unipersonales en el mundo empezó a aumentar notablemente. En las últimas décadas, este tipo de hogares se volvió cada vez más frecuente en muchos países.

Además, en algunas naciones más desarrolladas y con altos ingresos, los hogares unipersonales pasaron a ser el tipo predominante y la mayoría de las personas que viven solas dicen estar satisfechas con su situación.

Para 1985, se estima que el porcentaje mundial de hogares unipersonales había alcanzado aproximadamente 23 por ciento. Varias décadas después, es decir, en 2018, se estima que este porcentaje aumentó a 28 por ciento. De cara al futuro, se proyecta que hacia mediados del siglo veintiuno el porcentaje mundial de hogares unipersonales llegue a 35 por ciento.

Actualmente, existen grandes diferencias entre países en cuanto a la proporción de hogares unipersonales. En muchos países de bajos ingresos y menos desarrollados, por ejemplo, esta proporción es relativamente baja, por lo general muy por debajo de diez por ciento.

En cambio, en países como Noruega, Dinamarca, Suecia, Alemania y Rusia, el porcentaje de hogares unipersonales hacia 2020 superaba cuarenta por ciento. También en las dos naciones más pobladas del mundo, las proporciones eran de veinticinco por ciento en China y de dieciséis por ciento en India.

La proporción de hogares unipersonales en muchos países aumentó significativamente en las últimas décadas.

En Estados Unidos, por ejemplo, esta proporción se triplicó durante la segunda mitad del siglo veinte, con un aumento constante en cada década entre 1940 y 2020. En ese año, los hogares unipersonales en Estados Unidos representaban aproximadamente e veintiocho por ciento del total.

Más recientemente, durante el siglo veintiuno, los hogares unipersonales aumentaron de forma significativa en varios países del mundo. Por ejemplo, esta proporción creció 50 por ciento en Japón y Dinamarca, casi se duplicó en Rusia y Noruega, y se triplicó en China.

Factores que contribuyen al aumento de los hogares unipersonales

Diversos factores económicos, sociales, culturales y demográficos han contribuido al aumento de los hogares unipersonales. A su vez, este aumento ha generado importantes consecuencias para las personas y las sociedades.

Entre las principales causas se encuentran la urbanización, el crecimiento económico con mayores ingresos, la independencia financiera, el alto nivel educativo, las altas tasas de empleo y, de manera muy significativa, los avances en la situación de las mujeres. También influyen el retraso en el matrimonio, la postergación de la maternidad, el aumento del divorcio y los cambios en las actitudes respecto a la familia y la crianza.

Además, el envejecimiento demográfico ha sido un factor importante en el aumento de los hogares unipersonales. A medida que las poblaciones envejecen y aumenta la incidencia de viudez, crece significativamente la proporción de hogares unipersonales entre las personas mayores de 65 años.

En la mayoría de los casos, las personas mayores tienen una proporción mucho mayor de residencia en hogares unipersonales que otros grupos etarios amplios. Por ejemplo, el porcentaje de personas mayores que viven solas suele ser varias veces más alto que el de los menores de treinta años.

En unos veinte países, principalmente en Europa, más de un tercio de las personas mayores viven en hogares unipersonales. En algunos de estos países, como Dinamarca, Estonia, Finlandia, Lituania y Suecia, esta proporción supera cuarenta por ciento.

Entre las consecuencias reportadas del aumento de los hogares unipersonales figuran una mayor independencia, libertad personal, autonomía económica y autorrealización, así como la ausencia de responsabilidades parentales. Algunas personas, especialmente en la mediana edad, pueden prosperar en este tipo de hogar.

Sin embargo, vivir solo puede provocar estrés, soledad y problemas físicos y mentales, en especial en la vejez. Además, los hogares unipersonales pueden enfrentar dificultades financieras y endeudamiento al contar con un solo ingreso.

También es posible que las personas que viven solas tengan menos apoyo social, se sientan aisladas y enfrenten un mayor riesgo de deterioro cognitivo, incluida la demencia y la enfermedad de alzheimer. Estos individuos, en particular los de mayor edad, también están más expuestos a accidentes y riesgos para su seguridad.

Cabe señalar que no todas las personas que viven solas sufren problemas físicos, mentales o sociales ni necesariamente enfrentan un deterioro cognitivo. Tampoco vivir solo equivale a sentirse solo.

Según las encuestas, la mayoría de las personas que viven solas dicen estar satisfechas con su situación. Afirman llevar una vida razonablemente buena, sobre todo quienes han mantenido vínculos sociales con amigos y familiares.

No obstante, el potencial de que surjan dificultades en los hogares unipersonales es real. Este potencial suele ser mayor en las personas mayores, en particular en los grupos de edad más avanzada. Los riesgos y problemas que pueden presentarse en estos hogares deben reconocerse y evaluarse seriamente por quienes viven en ellos.

El aumento de los hogares unipersonales también plantea desafíos para las sociedades, especialmente en los países más desarrollados, donde estos niveles ya son muy altos. Entre esos desafíos se destacan la necesidad de enfrentar el aislamiento social, la soledad y las posibles consecuencias físicas y mentales, especialmente entre los grupos de mayor edad.

Además de generar conciencia pública sobre los efectos negativos de la soledad, es fundamental promover las conexiones sociales y el compromiso comunitario, y ofrecer programas de acompañamiento a quienes se encuentran socialmente aislados.

Hogar unipersonal como forma de vida

Es importante reconocer que en muchos países vivir en un hogar unipersonal es una decisión personal. Es una forma de vida elegida por individuos que, en general, están bastante satisfechos con su elección.

Sin embargo, para muchas personas, sobre todo las de mayor edad, vivir solas no es una elección, sino una consecuencia de circunstancias ajenas a su voluntad.

Quienes se encuentran viviendo solos sin haberlo elegido pueden experimentar soledad y aislamiento. Estas personas suelen tener un mayor riesgo de sufrir problemas físicos y mentales, incluido el deterioro cognitivo.

El crecimiento relativamente rápido del número y la proporción de hogares unipersonales en todo el mundo deja en claro que los gobiernos enfrentan desafíos considerables para brindar el apoyo necesario a quienes viven solos, en especial a las personas mayores.

Entre los principales desafíos que enfrentan los gobiernos están la provisión de apoyo social, medidas de seguridad y acceso a servicios de salud para quienes viven en hogares unipersonales.

Promover las conexiones sociales, el compromiso comunitario y la atención médica adecuada puede ser una contribución significativa para reducir los riesgos de problemas físicos y mentales en estos hogares.

  • Joseph Chamie es demógrafo y consultor, exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre temas de población, incluido su libro más reciente: «Niveles de población, tendencias y diferenciales».
  • Artículo difundido por IPS desde Portland, Estados Unidos

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