
El periodista cultural Sergio Vila-San Juan es además un escritor que de vez en cuando nos regala con alguno de sus ensayos y también con novelas que han sido premiadas con importantes galardones como el Premio Nadal en 2013 con «Estaba en el aire».
Ahora publica «Misterio en el Barrio Gótico», también premiada, esta vez con el Fernando Lara de este año, una novela negra que incorpora un interesante bagaje cultural e histórico acerca del entorno y los personajes de uno de las espacios urbanos más visitados de la Barcelona actual.
El autor de la novela rescata a su protagonista, Víctor Balmoral (que ya utilizara en «El informe Casablanca», un prototipo con todos los ingredientes para que tenga continuidad), que tiene algo de alter ego del propio Vila-San Juan. Es también un periodista cultural bien informado y muy relacionado con los círculos de poder y miembro de instituciones como el Liceo de Barcelona o la Real Academia de Buenas Letras.
Balmoral asume la investigación sobre unos misteriosos acontecimientos que ocurren en el entorno del Barrio Gótico, sobre todo porque también se ve involucrado en ellos a través de unos enigmáticos mensajes anónimos que reciben algunos personajes de la trama, entre ellos él mismo. Además, aprovecha lo que va descubriendo para sus artículos en el principal periódico de la ciudad.
La trama se desarrolla en el Barrio Gótico de Barcelona en dos momentos históricos diferentes ligados por la aparición de dos cadáveres: el de una mujer emparedada en el Palacio Sallerich, uno de los edificios de la plaza, cuya antigüedad se sitúa en el Medievo, y el reciente de Severo Vitale, persona que en la actualidad ejercía un cargo en ese mismo palacio.
A estos se unen otros episodios, como una amenaza de bomba en la catedral y los robos de un candelabro judío y de una espada que perteneció a un Condestable de Portugal.
En paralelo a estos acontecimientos Balmoral lleva a cabo otra investigación paralela para dar con el paradero de Regina Suelves, una antigua amiga de juventud de los años hippies de ambos protagonistas, quien decidió desaparecer hace años (las desapariciones voluntarias son otra presencia en la novela). Se trata del encargo de una hija de Regina, empeñada en que sus padres se reencuentren antes de la muerte inminente de su progenitor.
Las dos investigaciones se prolongan a lo largo de las páginas de «Misterio en el Barrio Gótico» hasta desembocar en un desenlace simultáneo.
La trama y la documentación histórica se estructuran también a través de personajes secundarios como dos hermanas gemelas (monja y guía turística del Barrio Gótico), mosén Betanachs, Eduard Folquera, Lorenzo Luján, director del Museo Marès… que el autor utiliza para poner en su boca acontecimientos históricos poco conocidos, como el atentado a Fernando I en Barcelona; la estancia en la ciudad del emperador Carlos I y su aventura con Germana de Foix, viuda de su abuelo, la historia de la orden del Toisón de Oro, la leyenda de San Jorge y el dragón, o sobre personajes fascinantes como el obispo Irurita y el librero asesino.
Junto a las lecciones de arte y de historia que los personajes van desgranando a lo largo de la narración, se exponen aquí con ironía y cierto sentido del humor algunos elementos contemporáneos a los que se ven obligados los responsables del patrimonio para mantener su supervivencia, como el alquiler de espacios para la celebración de ferias y fiestas o la venta de los inmuebles ante las dificultades de sus propietarios para mantenerlos.
También la identificación de algunos protagonistas de la novela con personajes contemporáneos como la alcaldesa, «mujer de cuarenta y pocos años, esbelta y de pequeña estatura, ojos grandes, melena castaña y rasgos suaves».



