Léo Cans[1]

La situación en Gaza es catastrófica, los hospitales están desbordados, el número de heridos es extremadamente alto, hay una afluencia constante a todos los hospitales de la Franja y los equipos médicos están agotados, trabajan sin descanso para tratar a los heridos.

Los bombardeos son muy intensos. Edificios enteros están siendo destruidos, incluido uno anoche (9 de octubre 2023), justo al lado de la oficina de Médicos Sin Fronteras (MSF).

A veces la gente recibe un mensaje de texto en mitad de la noche pidiéndoles que evacuen sus casas, como les ocurrió a algunos compañeros de nuestro equipo en Gaza.

Tienes que despertar a tus hijos en mitad de la noche y salir de casa, sin llevarte ninguna pertenencia, para ponerte a salvo. Pero muy a menudo la gente no sabe adónde ir, se encuentra a la intemperie en mitad de la noche, bajo una lluvia de bombas. ¿Dónde pueden encontrar seguridad?

Las últimas estimaciones cifran en unas doscientas mil las personas desplazadas, muchas de ellas personas que han recibido esos mensajes SMS y cuyas casas han quedado destruidas. Necesitan de todo: agua, un lugar donde asearse, comida, un colchón donde dormir… en fin, necesidades variadas pero básicas.

Ahora, el Gobierno israelí ha decidido cortar por completo el suministro de agua y electricidad, y la red telefónica ha sufrido graves daños. Esta mañana no hemos podido comunicarnos por teléfono con nuestros equipos en Gaza. Inevitablemente, todo esto dificulta enormemente la coordinación de las operaciones de rescate y el acceso a los heridos.

La población está aterrorizada. Hablo muy a menudo con nuestros colegas de allí. Son gente muy dura porque, por desgracia, han vivido muchas guerras, pero la situación actual les provoca una ansiedad extrema.

Dicen que esta vez es diferente, no ven una salida y se preguntan cómo va a acabar todo. Sufren una angustia mental terrible. No hay palabras para describir lo que está pasando la gente.

En cuanto a MSF, estamos muy preocupados al ver que las instalaciones médicas no se han salvado. Uno de los hospitales que apoyamos fue alcanzado por un ataque aéreo y resultó dañado. Otro ataque aéreo destruyó una ambulancia que transportaba heridos, justo delante del hospital donde trabajamos.

El equipo de MSF, que estaba operando a un paciente, tuvo que abandonar el hospital a toda prisa.

Repetimos: hay que respetar las instalaciones médicas. No es algo que deba negociarse.

En estos momentos, estamos donando medicamentos esenciales y equipos médicos a los principales hospitales de la Franja de Gaza. También hemos enviado equipos quirúrgicos a dos hospitales para ayudar a tratar a los heridos.

En los próximos días, también habrá que hacer muchas operaciones posoperatorias, ya que la mayoría de los heridos que recibimos necesitarán varias intervenciones quirúrgicas para quedar fuera de peligro.

Ayer también instalamos una clínica en el centro de la ciudad de Gaza para personas con otras heridas, que intentaremos mantener abierta si las condiciones lo permiten.

Ayer por la mañana recibimos a un niño de trece años cuyo cuerpo estaba casi completamente quemado después de que una bomba cayera justo al lado de su casa y provocara un incendio. Son casos muy complicados de tratar en estas condiciones y, cuando hay niños implicados, es muy difícil de sobrellevar.

La intensidad de la violencia y los bombardeos es estremecedora, al igual que el número de muertos. La declaración de guerra no debe conducir, bajo ninguna circunstancia, al castigo colectivo de la población de Gaza. Cortar el suministro de agua, electricidad y combustible es inaceptable, ya que castiga a toda la población y la priva de sus necesidades básicas.

  1. Léo Cans, coordinador general de Médicos Sin Fronteras en los Territorios Palestinos Ocupados,
  2. Informe enviado por MSF desde Jerusalén este 10 de octubre 2023

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