Más de noventa por ciento de los niños en la palestina Franja Gaza muestran comportamientos agresivos como consecuencia de más de dos años de guerra entre Israel y la milicia islamista Hamas, de acuerdo con reportes de agencias humanitarias de la ONU, informa la IPS desde Naciones Unidas.
Recientes evaluaciones de especialistas divulgadas por la Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (Ocha) indican que 93 por ciento de los menores mostró comportamiento agresivo, y 90 por ciento fue violento con los niños más pequeños.
La tristeza y el retraimiento son también muy comunes, con 86 por ciento de los niños experimentando esas situaciones, al igual que los trastornos del sueño, con 79 por ciento padeciéndolos, y una negativa generalizada a estudiar, que alcanza a 69 por ciento.
Gaza, una franja de 365 kilómetros cuadrados y 2,2 millones de habitantes, ha soportado dos años de guerra que dejaron cerca de 70.000 muertos y 170.000 heridos, con 64.000 niños fallecidos o mutilados -unos mil bebés- según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La guerra se inició con el ataque de Hamas desde Gaza al sur de Israel, con 1100 personas muertas y 251 tomadas como rehenes, a lo que siguió una respuesta militar israelí a gran escala que, además de muertos y heridos, forzó el desplazamiento constante de la gran mayoría de la población gazatí.
La mayor parte de lo construido en Gaza fue destruido por los bombardeos -quedaron más de sesenta millones de toneladas de escombros-, los servicios esenciales colapsaron, gran parte de la población sobrevivió en refugios improvisados, y cientos de miles padecieron hambre e incluso perecieron por hambruna.
Los especialistas que han revisado la situación de los niños destacan que la sensación de estabilidad y seguridad de los pequeños ha sido erosionada por el colapso de servicios esenciales y el desamparo padecido durante un trecho de sus vidas.
Consideran que los jóvenes gazatíes necesitarán «esfuerzos sostenidos y a largo plazo para recuperarse» del conflicto detenido con un cese del fuego el 10 de octubre 2025.
Poco más de un mes luego de ese alto el fuego, las familias gazatíes siguen regresando poco a poco desde áreas de frágil refugio a sus antiguos hogares y comunidades, siempre que el acceso esté permitido por las fuerzas israelíes que ocupan la mitad del territorio.
A pesar del alto el fuego convenido, continúan los ataques y enfrentamientos, con decenas de palestinos que han muerto, niños incluidos.
Por otra parte, la ayuda humanitaria en camiones ha entrado de manera lenta y claramente insuficiente a la Franja, según reportes de Ocha y de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa), debido a la falta de autorizaciones y al bloqueo de pasos fronterizos clave por parte de Israel.
El comisionado general de la Unrwa, Philippe Lazzarini, destacó en un reporte a la Asamblea General de la ONU que «el alto el fuego es frágil y que las múltiples violaciones ponen a prueba la determinación de sus garantes».
«Las necesidades humanitarias y el trauma en Gaza son abrumadores», y se requiere «un aumento rápido de la asistencia humanitaria y el restablecimiento de los servicios básicos», para conseguir estabilización y recuperación de la Franja, indicó.
Añadió que mientras que entidades asociadas a la ONU ayudan a las familias a acceder a servicios de protección, a que los niños puedan estudiar en un entorno seguro o a plantar de nuevo sus tierras, la Unrwa todavía asiste en cien albergues a más de 75.000 personas desplazadas de sus hogares.
Alertó de que la reducción o la interrupción de los servicios de la Unrwa tendrá graves consecuencias para toda la región.
Expuso que «en Gaza, socavaría la estabilización y la recuperación, poniendo en peligro cualquier vía política para el futuro, y en la Cisjordania ocupada, la pérdida de los servicios de la Agencia para casi un millón de refugiados palestinos intensificaría la inmensa presión sobre la Autoridad Palestina».
«No basta con prolongar la ausencia de guerra; debemos trazar un camino viable hacia la paz, y el futuro sigue siendo profundamente incierto», concluyó Lazzarini.




