La eliminación de bombas y minas terrestres sin detonar que quedaron en Gaza después de quince meses de conflicto podría llevar hasta diez años, advirtieron agencias de las Naciones Unidas este jueves 23, informa la IPS desde Ginebra.
Esa labor será continuación de la iniciada con urgencia para asistir a la población civil el 19 de enero,, cuando entró en vigor un alto al fuego entre las fuerzas de Israel y la milicia palestina Hamas, en el conflicto desatado el 7 de octubre de 2023 y el cual cobró más de cincuenta mil vidas y arrasó la mayor parte de la Franja de Gaza.
Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha), es imprescindible la gestión de los escombros, la recuperación de los cadáveres y el tratamiento de la contaminación por artefactos explosivos en Gaza, para permitir movimientos seguros de la población, la continuación del aumento de la ayuda humanitaria y el restablecimiento de los servicios esenciales.
Más del noventa por ciento de los 2,3 millones de habitantes de Gaza debieron desplazarse de sus hogares en algún momento del conflicto, muchas familias varias veces, y dependen de la ayuda humanitaria pues sus medios de vida quedaron destrozados.
Un informe del grupo sectorial de protección, que reúne a varias organizaciones humanitarias y de las Naciones Unidas, estima que se necesitarían 500 millones de dólares en diez años para retirar los explosivos enterrados entre los escombros.
Los 42 millones de toneladas de escombros -de las edificaciones derruidas por los bombardeos, en ese territorio de 365 kilómetros cuadrados- también contienen amianto, otros contaminantes peligrosos y restos humanos.
Entretanto, el jefe de la oficina de la Ocha para Palestina, Jonathan Whittall, informó de que «los hospitales se están reabasteciendo y serán rehabilitados. Se están reparando las redes de agua, las plantas desalinizadoras están recibiendo combustible, y los vertederos de desechos sólidos ahora son accesibles».
«Hay vidas en riesgo y no hay tiempo que perder», apuntó Whittall.
La Ocha indicó que el 22 de enero entraron en Gaza 808 camiones que transportaban alimentos, combustible y suministros médicos. En total, más de 2400 camiones de ayuda han entrado en el enclave desde el domingo 19.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) indicó que entregó más alimentos a Gaza durante los tres primeros días del alto el fuego que durante las dos primeras semanas de enero.
«Estamos entregando toda la ayuda posible, con más de 4800 camiones esperando para entrar en Gaza. El alto el fuego ha aumentado significativamente la entrega de ayuda, pero persisten desafíos», dijo por su parte la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (Unrwa).
Las agencias también han entregado tres millones de litros de combustible para las necesidades humanitarias del enclave palestino, lo que incluye a hospitales, panaderías, refugios y otros requerimientos de emergencia. Antes del alto el fuego, la cantidad mínima de combustible necesaria se estimaba en cien mil litros diarios.
Whittall dijo que «este frágil alto el fuego debe durar. El éxito de este acuerdo se medirá por el fin permanente de la muerte, la destrucción y las privaciones» en Gaza.