Mientras la matanza de civiles en Gaza se elevaba ya a más de veinte mil personas, la franja asediada -que ha quedado prácticamente reducida a escombros por los bombardeos israelíes- también está siendo asolada por el hambre y la inanición, informa Thalif Deen (IPS) desde Naciones Unidas.

En nuevas estimaciones publicadas el 21 de diciembre, la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria (CIF), una asociación mundial que incluye a la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que Gaza se enfrenta a «niveles catastróficos de inseguridad alimentaria», con un riesgo de hambruna «que aumenta cada día».

La cifra sin precedentes de 93 por ciento de la población de Gaza se enfrenta a niveles críticos de hambre, con alimentos insuficientes y altos niveles de desnutrición.

Al menos uno de cada cuatro hogares sobrevive en «condiciones catastróficas»: padece una falta extrema de alimentos e inanición y ha recurrido a la venta de sus posesiones y a otras medidas extremas para poder permitirse una simple comida. El hambre, la indigencia y la muerte son evidentes.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) advierte que estos niveles de inseguridad alimentaria aguda no tienen precedentes en la historia reciente y que Gaza corre el riesgo de sufrir una hambruna generalizada.

Shaza Moghraby, portavoz del PMA declaró: «He estado expuesto a muchos informes de la CIF sobre diversos países a lo largo de mi tiempo en el PMA y nunca había visto nada igual. Los niveles de inseguridad alimentaria aguda no tienen precedentes en términos de gravedad, velocidad de deterioro y complejidad».

Gaza corre el riesgo de hambruna general. La población que entra en la clasificación de «catástrofe» de seguridad alimentaria en Gaza o nivel cinco de la CIF es más de cuatro veces superior al número total de personas que se enfrentan actualmente a condiciones similares en todo el mundo, 577.000 frente a 129.000 respectivamente.

«Necesitamos un alto el fuego humanitario inmediato, la apertura de todos los pasos fronterizos y la reanudación de la carga comercial para proporcionar ayuda, poner fin al sufrimiento y evitar la gravísima amenaza de hambruna. No podemos esperar a que se declare la hambruna para actuar», dijo Moghraby.

En misiones desde el norte de Gaza, la parte más castigada de la Franja desde el inicio de los ataques israelíes, el personal de la OMS afirma que todas y cada una de las personas con las que han hablado en Gaza pasan hambre: «Allá donde iban, incluidos hospitales y salas de emergencia, la gente les pedía comida», explicaron.

«Nos desplazamos por Gaza distribuyendo suministros médicos y la gente se abalanza sobre nuestros camiones con la esperanza de que sea comida», afirmaron, en lo que calificaron «indicador de la desesperación».

Inanición de civiles

Mientras tanto, en un nuevo informe publicado el martes 19, Human Rights Watch (HRW) acusó al gobierno israelí de utilizar «la inanición de civiles como método de guerra en la Franja de Gaza ocupada, lo que constituye un crimen de guerra».

«Las fuerzas israelíes bloquean deliberadamente el suministro de agua, alimentos y combustible, al tiempo que impiden deliberadamente la ayuda humanitaria, arrasan zonas agrícolas y privan a la población civil de objetos indispensables para su supervivencia», aseguró la organización internacional que vigila los derechos humanos.

Desde que Hamás atacó a Israel el 7 de octubre, altos funcionarios israelíes, entre ellos el ministro de Defensa, Yoav Gallant, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Energía, Israel Kat, han expresado públicamente su objetivo de privar a los civiles de Gaza de alimentos, agua y combustible.

Se trata, según HRW, de «declaraciones que reflejan una política que están llevando a cabo las fuerzas israelíes».

Otros funcionarios israelíes han declarado públicamente que la ayuda humanitaria a Gaza estaría condicionada a la liberación de los rehenes secuestrados por Hamás o a la destrucción de la organización islamista que ha controlado la Franja los últimos años.

«Durante más de dos meses, Israel ha estado privando a la población de Gaza de alimentos y agua, una política alentada o respaldada por altos funcionarios israelíes y que refleja la intención de matar de hambre a los civiles como método de guerra», dijo Omar Shakir, director para Israel y Palestina de HRW.

Añadió que «los líderes mundiales deberían pronunciarse contra este abominable crimen de guerra, que tiene efectos devastadores sobre la población de Gaza».

Abby Maxman, presidenta y directora general de Oxfam América, afirmó que las impactantes cifras que describen los altos niveles de inanición en Gaza son una consecuencia directa, condenable y predecible de las decisiones políticas de Israel « y del apoyo incondicional y el enfoque diplomático» del presidente Joe Biden.

«Cualquiera que preste atención no puede sorprenderse de estas cifras tras más de dos meses de asedio total, denegación de ayuda humanitaria y destrucción de barrios residenciales, panaderías, molinos, granjas y otras infraestructuras esenciales para la producción de alimentos y agua», afirmó.

Fue enfática en que «Israel tiene derecho a defender a su pueblo de los ataques, pero no tiene derecho a utilizar el hambre como arma de guerra para castigar colectivamente a toda una población civil como represalia. Eso es un crimen de guerra».

«El gobierno de Estados Unidos ha dado cobertura diplomática a Israel en repetidas ocasiones, pero ahora debe cambiar urgentemente de rumbo y dejar de lado la política para dar prioridad a la vida de los civiles», afirmó Maxman.

«Como humanitarios, sabemos que ninguna cantidad de ayuda puede abordar de manera significativa esta crisis en espiral sin el fin de los bombardeos y el asedio, pero es inconcebible negársela a las familias palestinas que se mueren de hambre», dijo la directiva de Oxfam.

Consideró que el gobierno de Biden debe utilizar toda su influencia para lograr un alto el fuego inmediato que detenga el derramamiento de sangre, permita el regreso seguro de los rehenes a Israel y permita la entrada de ayuda y productos comerciales, «para que podamos salvar vidas ahora».

«Estados Unidos no puede seguir permitiendo que los palestinos mueran de hambre», reclamó.

…y además, las enfermedades

Según la OMS, Gaza también está experimentando un aumento vertiginoso de las enfermedades infecciosas. Desde mediados de octubre se han registrado más de cien mil casos de diarrea. La mitad de ellos corresponden a niños menores de cinco años, una cifra veinticinco veces superior a la registrada antes de iniciarse el conflicto.

Se han notificado más de 150.000 casos de infecciones altas de las vías respiratorias, y numerosos casos de meningitis, erupciones cutáneas, sarna, piojos y varicela. También se sospecha de hepatitis, ya que muchas personas presentan signos de ictericia, reveladores de la enfermedad.

«Mientras que un cuerpo sano puede luchar más fácilmente contra estas enfermedades, un cuerpo agotado y debilitado tendrá dificultades. El hambre debilita las defensas del organismo y abre la puerta a la enfermedad», advierte la OMS.

Por su parte, HRW señaló que el derecho internacional humanitario, o las leyes de la guerra, prohíben la inanición de civiles como método de guerra.

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI) establece que matar de hambre intencionadamente a civiles «privándoles de objetos indispensables para su supervivencia, incluso impidiendo deliberadamente el suministro de socorro» es un crimen de guerra.

La intención criminal no requiere la admisión del atacante, sino que también puede inferirse de la totalidad de las circunstancias de la campaña militar, aduce la organización humanitaria.

Además, el bloqueo y asedio continuado de Gaza por parte de Israel, así como su cierre previo  durante más de 16 años, equivale a un castigo colectivo de la población civil, un crimen de guerra.

Como potencia ocupante de Gaza en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra, Israel tiene el deber de garantizar que la población civil reciba alimentos y suministros médicos.

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