A seis meses de la elección presidencial, el movimiento Francia Insumisa y su candidato Jean Luc Mélenchon han celebrado una Convención popular que oficializa el programa electoral de la Unión Popular, con la publicación del opúsculo titulado «L’avenir en común» (el futuro en común). 

Programa electoral que ha sido objeto de un trabajo colectivo desde que en noviembre del 2020 Mélenchon y su partido decidieron anunciar su candidatura para mejor ocupar el espacio político e informativo, frente a la omnipresencia de la propaganda macronista que ocupa los grandes medios informativos en Francia, en manos de un puñado de propietarios multimillonarios.

Frente a la triste realidad de un Partido Socialista pulverizado por el trio Hollande-Valls-Macron, que desplegó la alfombra roja a la llegada del minoritario y autoritario poder del presidente neoliberal Emmanuel Macron, Francia insumisa con los diecisiete diputados de su grupo parlamentario ha sido durante estos últimos cuatro años la única fuerza de oposición de izquierdas visible y activa en el hemiciclo frente a ese poder absoluto de Macron y su fantasmagórico movimiento LREM (La república en marcha).

Para mejor entender la oportunidad y necesidad de la candidatura de Francia Insumisa conviene analizar cuales son las fuerzas en presencia cara al 2022, lo que queda en Francia de una verdadera izquierda parlamentaria, así como el auge del movimiento ecologista, en donde coexisten elementos de izquierdas y de derechas.

Derecha y extrema derecha cada vez mas cercanas

La mayoría legislativa macronista, es una amalgama de «godillots» y oportunistas que han aprobado, sin favorecer el debate parlamentario, cada uno de los pasos autoritarios y antidemocráticos de su jefe, el «presidente monarca» que con la excusa de la pandemia ha dado una especie de golpe de estado en las instituciones de la Quinta República, gobernando a través de un restringido e incontrolable Consejo de Defensa, en detrimento del propio Consejo de ministros, y del normal funcionamiento de las instituciones democráticas.

La propaganda «norcoreana» de Macron con sus múltiples y manipulados sondeos de opinión difundidos por los grandes medios informativos en la prensa y en el sector audiovisual, nos venden desde hace tiempo la idea de un nuevo e inevitable duelo Macron contra Le Pen, en 2022. 

Pero mas recientemente ante la incertidumbre provocada por esa ecuación, ante los repetidos fracasos electorales de Macron en elecciones municipales o parciales, y la ausencia de implantación real de su fantasmagórico LREM, ante el resurgimiento de la derecha LR (el partido de Jacques Chirac) con varios presidenciables, el «presidente de los ricos» ha optado por favorecer una vez mas las divisiones entre los partidos tradicionales, con la esperanza de ser el menos minoritario de los  candidatos en liza.

Surgido de la nada, como el propio Macron, o mejor dicho surgido de un poderoso mecanismo financiero y mediático de apoyo a su candidatura, surgido del sombrero de la sociedad del espectáculo televisivo, ha saltado al ruedo otro candidato de derecha extrema: el periodista y polemista Eric Zemmour, quien juega en esta farsa el papel del idiota útil a Macron, para mejor dividir el LR y a la extrema derecha. 

Candidato aun no declarado oficialmente, Zemmour ocupa día y noche los platós de televisión, las portadas de la prensa y los programas radiofónicos, para dar publicidad a un libro que declara a los inmigrantes y a los musulmanes como enemigo numero uno de la sociedad francesa, mostrándose más radical que el neofascista Frente Nacional, pero defendiendo al mismo tiempo posiciones económicas neoliberales y en favor de la quinta república, que son idénticas a las de Macron.

No me extenderé pues aquí en sondeos de opinión que no ofrecen ninguna credibilidad y que no son sino el eco de la propaganda gubernamental, que desde hace un par de años, tras el nacimiento del movimiento popular de los gilets jaunes, aplica de forma descarada una política represiva judicial y policial aplaudida por la extrema derecha francesa.

La verdadera izquierda dentro y fuera del parlamento

Los perros guardianes del poder en ciertos medios informativos analizan al mismo tiempo las profundas divisiones de la izquierda francesa, que no logró en 2017 imponer la candidatura de Mélenchon, pese a haber logrado casi 20 por ciento de sufragios. Con 24 por ciento de votos en la primera ronda, Macron se impuso luego en la segunda vuelta frente a Le Pen, con el timo del «voto útil», que ha sido sobre todo útil a su política neoliberal y antisocial.

En efecto, el ascenso al poder de Macron puso de manifiesto el resquebrajamiento de la derecha tradicional y del Partido Socialista de Hollande, pues buen numero de políticos LR y de socialistas pasaron a formar la corte del rey Macron. Sin embargo, su tentativa de hacer desaparecer dichos partidos no ha sido totalmente concluyente.

El trio Hollande-Valls-Macron, sin contar al desaparecido y escandaloso Strauss Kahn, han dejado claro, si aun les cabía alguna duda, que esa socialdemocracia descafeinada y neoliberal, responsable de la «Ley trabajo» que se autocalifica de «izquierdas» no es sino la nueva derecha que ha permitido el poder antidemocrático de Macron, así como las políticas antisociales del FMI y de la troika europea.

Cuando Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y recién declarada candidata por el Partido Socialista Francés a la elección presidencial de 2022, se presenta como la representante de «una izquierda de gobierno», utiliza de forma abusiva el neo lenguaje informativo, olvidando que su hoy exangüe Partido socialista, con el apoyo del sindicato CFDT, han sido los responsables de una política antisocial de derechas, iniciada por Hollande, acelerada y acentuada por Macron. Su programa para el 2022 sigue siendo un programa neoliberal.

Pero una cosa son las estructuras de los partidos políticos y otra el electorado que unos y otros logran arrastrar. El electorado de izquierdas está en efecto hoy repartido en diversos círculos, siendo el más importante Francia Insumisa, los electores de izquierda socialistas están hoy representados por movimientos minoritarios, como el Partido de Gauche, Democracia y Socialismo de Gerard Filoche, pero también el Partido Comunista Francés, alter mundialistas como Attac, o el movimiento ecologista de izquierdas que merece análisis aparte. Sin olvidar tampoco a los movimientos de extrema izquierda extraparlamentarios muy presentes en las luchas sociales y sindicales.  

Ante la imposibilidad de un acuerdo previo entre los aparatos políticos de todos esos movimientos, Francia Insumisa y Mélenchon optaron, a mi juicio con razón, por lanzar su candidatura y crear una dinámica en torno a su candidato. Francia Insumisa no representa a todo el electorado de izquierdas en el país, pero no cabe duda de que en el contexto actual es la única fuerza política constituida, con un programa coherente que reúne la reivindicación social y ecológica, capaz de poder crear una dinámica si llega a calificarse en la primera ronda en 2022.   

El potencial electorado de izquierdas se encuentra tanto en las fuerzas que apoyan esa oposición parlamentaria, como entre los abstencionistas y entre los que participan cada día en las luchas sociales o ecológicas, pero su movilización no será tarea fácil.

¿Ecologistas de derechas o de izquierdas?

El movimiento ecologista en Francia, que logró una victoria importante en las ultimas elecciones municipales con su candidato nacional Yannic Jadot, merece analisis aparte, ya que reúne en su seno tanto a una derecha con barniz verde, como a los más radicales alter mundialistas.  

Conviene recordar que el propio Macron durante su mandato jugó la carta de la ecología, con el muy popular Nicolás Hulot, quien terminó dimitiendo y denunciando la farsa de los lobbys que dictan sus ordenes al presidente. Hoy en día el común de los mortales se declara ecologista, pero lo que diferencia a mi modo de ver un ecologista de derechas o de izquierdas, es saber si en su programa se propone corregir los efectos o las causas del desastre ecológico planetario.

Los ecologistas son el único partido que ha aceptado una elección primaria para designar a su candidato presidenciable. De los cinco candidatos en liza, Yannick Jadot llegó en cabeza con 52 por ciento de votos en la segunda vuelta, frente a la más radical Sandrine Rousseau con 49 por ciento. Jadot cuyo peso real en el movimiento ecologista es del 30 por ciento, representa a la corriente mas derechista y proeuropeísta de los verdes franceses, y se opone abiertamente a todo compromiso con la izquierda que representa Francia insumisa. 

El programa electoral de Mélenchon, en cambio, ha evolucionado de forma evidente hacia una visión global mas cercana al movimiento ecologista y al movimiento mundial de lucha contra el recalentamiento del planeta. El programa de Francia insumisa puede por lo tanto atraer a ese electorado ecologista de izquierdas.

Por una sexta Republica parlamentaria

El dispositivo de la elección presidencial por sufragio universal en esta Quinta República, con dos vueltas, hace difícil prever el resultado de una primera ronda, en donde ningún candidato obtendrá la mayoría absoluta. El ganador en la segunda vuelta será por definición minoritario en la opinión y mayoritario con el timo del voto útil, sobre todo si aumenta la abstención.

Los sondeos de opinión no hacen sino manipular y tratar de influenciar a esa opinión que pretenden representar. Sondeos cuyos muestreos dejan mucho que desear y que no toman en cuenta los posibles índices de abstención. La masiva abstención es sin duda la principal amenaza para la democracia, en un sistema que ignora el voto en blanco o nulo.

Me repito una vez mas, pero es urgente en Francia salir de la lógica presidencialista y de la farsa del «presidente providencial» minoritario y del «voto útil» antidemocrático, para progresar hacia una sexta república parlamentaria, que introduzca la representación proporcional, respetando los contrapoderes y las fuerzas reales del país. Esa propuesta por cierto se encuentra también en el programa de Francia Insumisa.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en París de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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