La ceguera de Emmanuel Macron ha provocado la anunciada explosión social. Manifestaciones se organizan día y noche en todo el país. Escenas de brutal y desproporcionada violencia policial se han producido este sábado 18 de marzo 2023 en París, Lyon, Nantes, Brest y Burdeos. El movimiento de protesta contra Macron se ha radicalizado tras su decisión de aplicar el artículo 49,3 y adoptar su proyecto sin voto del parlamento.

Por segunda noche consecutiva, miles de personas se han concentrado en París en la Plaza de la Concordia. La prefectura había negado su autorización y su represión ha provocado la dispersión de los manifestantes en otros barrios de la capital, en donde de forma incontrolada se extienden las hogueras y barricadas, mientras asistimos a escenas de violencia policial como las que se produjeron ya en 2018 contra los «gilets jaunes». Las imágenes omitidas por los medios informativos dominantes circulan en internet.

El gobierno y el presidente Macron deberán asumir su responsabilidad por haber desatado esta espiral de violencia que puede desembocar en cualquier instante en drama nacional. Las organizaciones sindicales han anunciado ya una nueva jornada nacional de movilización el próximo jueves 23 de marzo. Los bloqueos continúan y también la huelga de basureros. Las manifestaciones incontroladas se extienden con participación importante de la juventud, y nadie sabe lo que puede pasar de aquí a entonces.

El lunes será una jornada decisiva en este movimiento de protesta sindical y popular, si la moción de censura es votada en el parlamento, lo que implicaría la destitución de la primera ministra Elisabeth Borne y de su gobierno y la retirada del proyecto de «reforma» de las pensiones. Solo en ese caso volverá la calma en el país. La intersindical ha confirmado unánime que proseguirá sus acciones y huelga interprofesional en caso de que la reforma fuese adoptada haciendo uso del 49,3.

De aquí a entonces se espera un fin de semana muy agitado, ya que la desproporcionada violencia policial, lanzada por el gobierno, ha echado más leña al fuego en esta explosión social cuya chispa ha sido la «reforma» de las pensiones, pero que en realidad muestra el hartazgo de la población ante la crisis económica actual y la política gubernamental.

Un gobierno que no hace nada para yugular la inflación galopante, que impide el aumento de los salarios, que practica una política antiecologista, y mientras crece la precariedad de los estudiantes y de las clases medias, continúa enriqueciendo con regalos fiscales a los accionistas del CAC 40. Primero hubo la excusa de la pandemia y ahora la de la guerra de Ucrania, pero en uno y otro caso un puñado de multimillonarios siguen enriqueciéndose en detrimento de la población. Las falsas promesas del presidente solo se las cree ya una pequeña minoría de privilegiados.

El movimiento espontáneo de los «gilets jaunes» en 2018, que sorprendió a todas las fuerzas políticas y sindicales, lo anunciaba ya y fue reprimido violentamente, por carecer de coherencia política organizativa. Hoy en cambio asistimos a una confluencia de un movimiento sindical unitario y masivo, con esa cólera popular contra la injusticia social acumulada desde la llegada al poder de Macron. 

Un movimiento sostenido además por la izquierda en un parlamento fragmentado en el que el Gobierno es minoritario.

En este contexto, la actual violencia policial no hace sino anunciar a mi juicio el fin del mandato presidencial de Macron, cuya «legalidad» no rima con legitimidad.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en París de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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