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«France» o la obscenidad de cierto periodismo

Ambigua sátira de Bruno Dumont

Con el simbólico título de «France», el reputado cineasta francés Bruno Dumont nos ofrece en su undécima película una corrosiva sátira de esa prensa televisiva ligada al poder político y económico, que ha reemplazado la deontología de la información por la carrera a la audiencia, la emoción y la puesta en escena espectacular.

Dumont sorprende una vez mas con su genuino estilo, en donde mezcla en esta ocasión la sátira, la tragicomedia y la telenovela. Su protagonista, a cargo de la excelente actriz Lea Seydoux, es una de esas «periodistas estrella» de una cadena de desinformación continua que asume con cinismo su «oficio», más preocupada por su propia imagen y su ego que por los temas que aborda en sus «reportajes» y sus «debates» televisados.

La connivencia entre el poder político y económico y esa casta de «periodistas estrellas» es mostrada por Dumont en varias ocasiones: A través de una conferencia de prensa en el Eliseo, en donde el propio Macron se presta a su propio rol. En una recepción en un gran hotel parisino, en donde las «elites» destilan su discurso sobre el poder de las transnacionales frente a la desaparición del Estado nación.

O también al termino de un debate televisado en el que el invitado acusa a la atractiva periodista estrella de hacer lo mismo que los políticos: «Uds buscan la audiencia, nosotros los votos».

France forma parte de esos «idiotas útiles» y perros guardianes del poder, que nunca se sabe si son de derechas o de izquierdas, y que se adaptan según viene el viento.

«France» es el simbólico nombre que Dumont atribuye a esa periodista, para evocar la desastrosa deriva de la información espectáculo, que se ha apoderado de la televisión y los medios audiovisuales, controlados por un puñado de industriales millonarios.  

France fotograma Lea Seydoux
France, fotogramas

Pero detrás del obsceno comportamiento de esa «periodista» que pone en escena con los más trágicos reportajes sobre la guerra, sobre la inmigración, o sobre los nuevos monstruos de nuestra época, Dumont se interesa más por el vacío existencial de esa mujer casada, que mantiene frías relaciones con su marido y con su hijo. 

La sátira corrosiva alcanza en cambio su punto culminante con el personaje de la asistente de la periodista, interpretada por la cómica Blanche Gardin, quien resume con perfume de vitriolo lo que es hoy la «telebasura» y la prensa de prefectura al servicio del poder y de la audiencia más espectacular.

El personaje de France (Lea Seydoux) evoluciona en cambio de la sátira al melodrama en una especie de ambigua y patética culpabilidad, que pasa por diversas tragedias personales, y que tras provocar un accidente y perder a su marido y a su hijo, termina deprimida y víctima a su vez de un colega que le tiende una trampa, con el mismo cinismo que ella practicaba su «oficio».

Lo equivoco en el discurso de Dumont es que sitúa en el mismo plano a los políticos en el poder y a sus lacayos, cuando el vacío existencial y la mediocridad humana de su personaje France no puede en ningún caso disculpar la responsabilidad del poder político y económico.

No es de extrañar que, en el festival de Cannes, cierta prensa reaccionara con hostilidad en la proyección de esta película. Pues en esta profesión nuestra, muy corporativista, como en muchas otras profesiones, coexiste lo mejor y lo peor. Yo diría simplemente a sus detractores que «el que se pica ajos come».

Personalmente me he reído de buena gana con la sátira de esa «prensa» que practica la desinformación y que confunde «emoción» e información, y que para más inri, con un inconmensurable ego se toman por (pésimos) actores, a fuerza de practicar la información espectáculo. 

Pero en esta ficción de Dumont de brillante factura prefiero la sátira al melodrama. Llevo años como muchos colegas en la prensa intentando practicar este oficio humildemente a contracorriente y denunciando a todos los que practican un «periodismo basura» como el que representa su protagonista France. 

Me hubiese gustado en consecuencia que Bruno Dumont hiciera en esa parodia alguna alusión a los que siguen practicando en el mundo un periodismo honesto de información, análisis, critica e investigación, que en Francia al menos, se encuentran hoy sobre todo en internet, tras haber sido expulsados de los grandes medios informativos, bajo control de esas transnacionales a las que por cierto se refiere su película.

Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en París de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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