Película de animación candidata al Oscar por Letonia, estrenada en la sección Un Certain Regard de Cannes y triunfadora en el Festival de Sevilla, «Flow, un mundo que salvar», de Gints Zilbalodis («Rush», «Aqua», «Priorities», «Oasis», «Away»), realizador, guionista y director artístico –del que he leído que en este momento tiene media docena de películas animadas en cartelera, en diferentes partes del mundo- es la historia de un gato que intenta sobrevivir en medio de una catástrofe ecológica.
Hermosísima y onírica, majestuosa y épica, «Flow, un mundo que salvar» es una joya de película que fue candidata al Premio del Público LUX 2025 del Parlamento Europeo, y que ha conseguido también el Premio a la mejor película animada en el Festival de Guadalajara (México), y cuatro galardones en el Festival de Annecy: Premio especial del jurado, premio del público, Premio a la mejor música original y Premio a la distribución. En el Festival de Melbourne ganó el Premio Especial del Jurado.
Resultado de un desastre ecológico, en un mundo postapocalíptico y caótico totalmente cubierto por el agua de un diluvio, del que ha desaparecido todo rastro humano, un gato gris, casi negro, encuentra refugio en un barco junto a animales de otras especies. Solitario y sospechando de todos, en una aventura hecha de silencios y maullidos, el felino –embarcado en un viaje con acentos mitológicos- tendrá que aprender a vivir en comunidad, superando todas las diferencias, lo mismo que harán el resto de sus compañeros –gato, perros, lémures, aves…-. Los enemigos de ayer se verán obligados a hacer causa común y descubrirán, en la cubierta del velero, el valor de la ayuda mutua.
Epopeya de supervivientes, en «Flow, un mundo que salvar[1]» lo mismo que el gato aprende a pescar y el pájaro comprende la necesidad de gobernar el barco de alguna manera, los animales de este maravilloso cuento dramático se ven obligados a superar su condición y hacerse con una inteligencia de tipo práctico para sobrevivir en su nueva condición de nómadas en un mundo aparentemente sin fronteras.
El agua parece haber devuelto a la tierra su aspecto original, no existen barreras espaciales ni temporales, tampoco culturales, lo que hace posible el encuentro de animales domésticos con especies exóticas, en un planteamiento claramente a favor de la diversidad, de la aceptación del otro y del vivir juntos (filosofía que, evidentemente, se ha ausentado en los últimos tiempos del mundo de los humanos).
«Cuando ‘Flow’ subyuga más es en este terror existencial, constantemente sugerido por la naturaleza superpotente y las ruinas de nuestras civilizaciones, es soberbio el paso por lo que parece una ciudad antigua. Contrariamente a las fábulas de La Fontaine, esta fábula centrada en la convivencia, la solidaridad y la bondad» no necesita características humanas para existir. Es incluso lo contrario. Quizá es mejor sin nosotros» ( www.ecranlarge.com).
Lo único que, en mi opinión, le sobra a esta soberbia película es el subtítulo –«Un mundo que salvar»- que le han adjudicado en la versión española. No le hacía falta ninguno pero, en todo caso, es mucho más adecuado «El gato que no tenía miedo del agua» que le han puesto en otros países.
- «Flow, un mundo que salvar» se podrá en los cines de Madrid a partir del próximo viernes 24 de enero de 2025.