El pasado 24 de octubre de 2021, en el marco de la Suma Flamenca de Madrid, tuvo lugar el estreno absoluto de este espectáculo innovador, único, en la Sala Verde de los Teatros del Canal. Este 24 de febrero de 2022, se ha vuelto a estrenar en el Festival de Jerez, en el Teatro Villamarta. He vuelto a leer mi reseña de octubre y no encuentro nada que añadir.
Se trata de un «Espacio Creativo» producido por el bailaor/bailarín Alfonso Losa, y se encargan de la dirección artística Rafael Estévez y Valeriano Paños, ya sabemos a priori, que se trata de algo que no se puede dejar de ver. Como se dice en inglés, es un «must».
Un espacio creativo es indagación de todo lo aprendido, del momento presente y de lo que se propone para el futuro inmediato. Es una revisión de danzas, de ritmos, de sonidos y silencios, de emociones y técnicas y sobre todo de saber «quién soy yo hoy y como he llegado hasta aquí». Alfonso Losa nos ha dicho todo esto sin palabras, con el lenguaje más genuino que existe desde siempre, el lenguaje corporal hecho danza.
Por supuesto no ha estado solo. Ha contado con la guitarra y dirección musical del malagueño Fran Vinuesa, el cante y canto inigualable de Sandra Carrasco, el del sevillano Ismael de la Rosa El Bola y el baile de Concha Jareño. Todos maestros, creadores de espectáculos, internacionales por mérito propio. Un reencuentro de artistas que ya se habían encontrado antes, compartido experiencias, amigos.
Pero ha habido otro gran protagonismo. Cuando todo fluye de modo natural, casi sin notarse, cuando los pequeños matices van conformando un corpus troncal en el devenir escénico, cuando la tradición, la vanguardia y lo contemporáneo se suceden como un suave fluir de agua, sin sobresaltos … estamos ante un trabajo coreográfico y de dirección escénica que roza lo extraordinario, sin notarse: El trabajo de Estévez y Paños. Tan presente en esa escena diáfana, en la que el vacío no es tal, sino por el contrario es una gran presencia creada para poner en valor lo que importa, el trabajo de los artistas, sin distracciones.
Alfonso Losa, millonario en premios, se comporta como un mago de la danza, parece estar creando lo que hace en tiempo real, como si la danza no fuera algo externo a él, si no que fluyera desde su interior. Y tal vez sea así. Porque si no, ¿cómo pueden conjugarse los ritmos casi en parada, con crescendos vertiginosos, la introspección con la emoción explosiva, el vacío con la pirueta imposible? No bastan el conocimiento y la emoción, también es necesario el poder de la mente.
El comienzo de Espacio creativo fue toda una declaración de intenciones. Tientos, Alfonso Losa solo en escena, a compás de su baile. Solo y llenando la escena. Luego se unieron la guitarra y Sandra Carrasco.
A ratos, Sandra Carrasco no parece humana. Es que su canto suena angelical, de un universo solo suyo. Qué suavidad, qué sentimiento, qué conexión con el espíritu. Suena a algo nuevo, extremadamente agradable y placentero. Alfonso dice que el canto de Sandra eleva a otra dimensión. Nada más cierto. Canta una nana hacia el final, que no parece ser de esta tierra.
La aparición de Concha Jareño vestida con un impactante traje rojo, bailando una soleá de Cádiz que se funde con un romance y este funde por sevillanas, con Alfonso bailando sentado y Concha acompañándose a compás de castañuelas. Todo tan natural, sin transiciones bruscas, ni cortes. Nada de qué asombrarse, estamos en un espacio creativo, y todo es diferente, también la selección de cantes, nada habituales, ni la forma de cantar.
Escuchar a Ismael de la Rosa, como el consumado cantaor que es, pero con otras formas, otros registros. Y escuchar un dueto de los dos cantaores, con sus voces distintas, tan cómplices que parecen uno. Todo es tan exquisito, tan lleno de matices, que sumados son todo el espectáculo, en el que la guitarra de Fran Vinuesa es de principio a fin, un elemento lleno de protagonismo.
Se suceden tangos, una seguiriya con un zapateado que sigue y marca ritmos y compases con nuevas sensibilidades y de ahí se transita a una soleá con la que Alfonso Losa recuerda a antiguos maestros. El Güito, Manuela Carrasco, buscando en su danza sus aromas, a su manera.
Alfonso Losa habla mucho de energía, pero sus energías no son comunes y siempre cambiantes. Cuando baila contemporáneo tras una transición sutil, con tal naturalidad que no es ni visible, está entrando en una energía conceptual que es la que mueve su cuerpo, como si no hubiera voluntad por su parte, como si se transformara en la esencia de la danza y esta esencia en movimiento.
Y todo esto es posible, gracias a un elaboradísimo trabajo en equipo: la dirección musical de Fran Vinuesa, la coreografía de Alfonso Losa y Estévez y Paños, la dirección artística llena de amor y perfección de los mismos Estévez y Paños. Y sobre todo ello, la maravillosa ejecución en perfecta conjunción de artistas que se conocen de tiempo, que han compartido mucho, que se respetan, se aman y emocionan juntos.
El resultado, un extraordinario Espacio creativo, un trabajo de investigación, una obra maestra que no se parece a ninguna otra, un auténtico state of the arts.