Samuel Biener, experto de Meteored[1], indica que las aguas del Mediterráneo están registrando temperaturas muy anómalas para esta época del año, con valores comparables a los de finales de julio o agosto, lo que ya está teniendo efectos visibles en España.
Según los datos analizados por Biener, el Mediterráneo registra estos días temperaturas del agua muy inusuales para mediados de junio, con una media superficial en torno a los 23,5 ºC, de acuerdo con el CEAM.
En zonas como el golfo de Valencia, mar Balear o sur de Tarragona, las boyas de Puertos del Estado han medido entre 25 y 26 ºC, e incluso se han alcanzado picos de 27 ºC cerca de Mallorca, valores que hasta hace poco eran propios de agosto.
Esta situación, relacionada con el proceso de tropicalización del Mediterráneo en los últimos años, ya tiene impactos visibles.
Según los datos del ECMWF, las aguas del Mediterráneo presentan ahora las mayores anomalías cálidas del planeta, con valores entre 3 y 3,5 ºC por encima de la media, y hasta 5 ºC en torno a Córcega y Cerdeña.
Impactos de este calentamiento del Mediterráneo
Esta situación ya está teniendo impactos evidentes: las noches son cada vez más cálidas en zonas costeras, con registros de noches tórridas (sin bajar de 25 ºC) en ciudades como Alicante.
Además, al reducirse la intensidad de la brisa marina se pierde su efecto refrescante, aumentando la sensación de bochorno.
También preocupa cómo este exceso de calor y humedad del Mediterráneo podría intensificar las tormentas estivales en Europa y la Península Ibérica.
Este calentamiento del mar podría favorecer la aparición de fenómenos más extremos como pedrisco de gran tamaño, reventones y lluvias intensas, debido al aire cálido y húmedo procedente del Mediterráneo.
Por otro lado, esta situación ya ha causado importantes daños en la flora y fauna marina en los últimos años, agravados por la contaminación, y yodo indica que este verano podría volver a ser especialmente crítico.
Preludio de danas
El riesgo de posibles episodios de lluvias torrenciales de cara al próximo otoño debido a las altas temperaturas del Mediterráneo aumenta si se dan las condiciones adecuadas, como ocurrió en octubre de 2024 con las inundaciones en Valencia, Málaga o Letur.
Es importante aclarar que una DANA (gota fría) es un embolsamiento de aire frío en altura separado del chorro polar, por lo que no debe relacionarse directamente con precipitaciones catastróficas. Además, en años recientes ha habido otoños muy secos a pesar de un Mediterráneo muy caliente, y que por sí solo no provoca lluvias extremas.
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