España, mañana: ¿vuelve el tardofranquismo, «prietas las filas»?

Un escribano en la Corte

Escribía hace días el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, una frase que viene como anillo al dedo en el momento convulso por el que está atravesando España en el terreno político a pocos días de las elecciones generales que pueden hacer cambiar tantas cosas en este país.

La frase decía: «Mientras se normaliza institucionalmente a la extrema derecha y a los orgullosos herederos del franquismo, para los españoles que tenemos más de sesenta años la democracia ha sido el asunto de nuestra vida».

Palabras que podríamos firmar millones de españoles que conocimos una dictadura de cuarenta años y que ahora, en puertas de unas elecciones generales, pareciéramos ver algunos que, «prietas las filas, recias marciales», las escuadras del tardofranquismo vuelven por sus fueros a hacer acto de presencia a lomos de un partido de la ultraderecha, Vox, que cuenta para su proyecto con un inestimable compañero de viaje, el Partido Popular, que con un Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, ya se considera poco menos que presidente del próximo gobierno, pues entre otras muchas cosas ha dicho que con 140 ó 150 diputados ya podría gobernar en solitario, consciente, como está, de que siempre contará con los votos de sus, en este caso compañeros de viaje, la ultraderecha de marras.

A estas alturas de la historia ambos partidos de la derecha y la ultraderecha, PP y Vox, ya gobiernan en varias Comunidades Autónomas y en bastantes ayuntamientos que, como preludio de lo que puede pasar a partir del próximo día 23, ya están dejando patente con sus hechos hasta dónde pueden llegar a partir del día siguiente. Lo hemos visto en televisiones, escuchado en radios, leído en periódicos, por lo que nadie puede venirse a engaño cuando la suerte esté echada, llegado el caso.

Llevamos más de un mes de precampaña, y cuando la campaña propiamente dicha comienza en el día de hoy, ya hemos oído, visto y leído cosas que parecieran salir de otros tiempos, pero que están ahí, al cabo de la calle, y lo estarán a pie de urna el próximo día 23 de julio, por lo que cada cual sabrá con quien se juega los cuartos… Porque no nos engañemos, Vox no es un partido más, sino un partido de extrema derecha en cuyo seno perviven añoranzas de un tardofranquismo que llevan en sus genes.

Y el Partido Popular no es que no se entere, es que mira para otro lado, sabedor de que estará obligado a entenderse a nivel nacional, llegado el caso, como ya lo está haciendo a nivel autonómico y municipal.

Con unas simples pinceladas al cabo de los días transcurridos podemos ver cómo, por ejemplo, en el gobierno valenciano un político de Vox es el responsable de cultura, todo un señor torero que llama «Caudillo» a su caballo en honor del otrora dictador, de cuya victoria se siente orgulloso. El ya presidente del Parlamento balear, también perteneciente a Vox, Gabriel Le Senne, ha llegado a decir que las mujeres «son más beligerantes porque carecen de pene», al tiempo que es negacionista de la violencia machista, está en contra del movimiento LGTBI y no cree en el cambio climático, entre otras cosas.

Habría material de barbaridades expuestas en declaraciones para llenar un catálogo, pero basta con citar dos ejemplos pertenecientes a cada uno de los dos socios y compañeros del próximo viaje que les conduciré a la Moncloa, según sus cálculos, de aquí a unos días. Es decir, el Partido Popular y Vox, que, como queda reflejado, ya velan armas en varios gobiernos autonómicos y municipales

El primer caso pertenece a la cosecha del PP, quien ha tomado casi como eslogan esa frase de «España o Sánchez». Ante semejante aseveración, cualquier persona medianamente normal tiene que preguntarse: ¿entonces qué pasa, que los que votan al PSOE no son españoles? ¿De qué tamaño tendrán que poner en sus balcones, llegado el caso, la bandera roja y gualda para ser considerados hijos de la madre patria?

Y lo dice nada más y nada menos que el Partido Popular de Núñez Feijóo, para quien al parecer y a la hora de tener en cuenta los votos, a la hora de los posibles pactos, no se trata de voluntades, sino de «matemáticas de estado».

Su posible socio en el gobierno que se avecina y máximo dirigente de Vox, Santiago Abascal, ha ido todavía más lejos, como corresponde a un partido de su ideología, tildando al presidente del gobierno, Pedro Sánchez, entre otras barbaridades de «líder de una banda criminal» y de «rata comunista». No debería de extrañar a nadie, ya que para este político los que no piensan como él y seguidores son unos «enemigos de España».

Apenas unas horas antes de que comience oficialmente la campaña electoral de cara a las elecciones generales, leemos una frase que habla por sí sola: «He cumplido como hijo. Abrazaré los restos de mi padre». La ha pronunciado Fausto Canales, ya que a sus noventa años han conseguido identificar los restos de su padre, enterrado, como tantos fusilados por el franquismo, en el Valle de Cuelgamuros.

Hallazgo debido a los efectos de la Ley de Memoria Democrática que Núñez Feijóo piensa derogar, como tantas otras, en cuanto llegue a la Moncloa, según ha afirmado en varias ocasiones.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha siete libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», «Memoria Histórica. Para que no se olvide» y «Una Transición de risa». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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