La OCDE ha señalado a España como un modelo de referencia en el uso de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para proteger el empleo en tiempos de crisis económica, según el informe presentado este 30 de octubre 2024 en la jornada «Preparando los ERTE para el futuro».

Este mecanismo, que fue esencial durante la pandemia de la COVID-19, protegió a 4,2 millones de trabajadores y ha consolidado a España como uno de los pocos países con un marco estructurado de apoyo a la retención laboral en momentos de crisis, destacó Stefano Scarpetta, director del Área de Empleo de la OCDE.

La presentación del informe de la OCDE en Madrid resalta cómo los ERTE jugaron un rol clave en la protección del empleo en España durante la crisis derivada de la pandemia de la COVID-19.

La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, enfatizó que este sistema marcó una diferencia significativa en comparación con crisis anteriores, cuando las políticas de austeridad dominaban las respuestas gubernamentales: «A diferencia de esas políticas unilaterales de reducción del gasto, los ERTE fueron una respuesta ágil y basada en la protección del empleo», afirmó Saiz.

En abril de 2020, apenas un mes después del inicio de la pandemia, los ERTE cubrieron a un veinticinco por ciento de la fuerza laboral, alcanzando a 4,2 millones de trabajadores, en particular en pequeñas y medianas empresas.

Según el informe, esta medida no solo evitó la pérdida masiva de empleos sino que también fue reconocida por la OCDE como un «modelo de buenas prácticas» que podría inspirar a otros países en la implementación de mecanismos de protección laboral.

Las empresas de menos de cincuenta trabajadores, que representan el 95 por ciento del tejido empresarial en España, fueron las principales beneficiarias de los ERTE, demostrando la efectividad de la medida en sectores más vulnerables a las crisis.

Los ERTE como mecanismo estructural

Stefano Scarpetta subrayó que los ERTE no solo fueron una herramienta eficaz en una situación sin precedentes, sino que la reforma laboral de diciembre de 2021 los consolidó como un mecanismo estructural.

Con la introducción del Mecanismo RED, España se convirtió en uno de los pocos países de la OCDE que cuenta con un marco explícito para proteger el empleo en futuras crisis.

Este mecanismo está diseñado para favorecer la flexibilidad interna de las empresas y evitar despidos en situaciones de crisis cíclicas o sectoriales, fomentando así la estabilidad de las relaciones laborales.

La OCDE destacó, además, la rapidez con la que se implementaron los ERTE en 2020 y cómo su demanda disminuyó a medida que la economía se recuperaba.

Esto fue posible gracias a los ajustes graduales en los costes de los ERTE para las empresas, lo que redujo su uso de forma significativa hasta niveles mínimos a principios de 2022. La organización subraya que este modelo es adaptable y podría ampliarse rápidamente en caso de otra recesión económica.

Otra consideración relevante del informe es la eficiencia económica de los ERTE, que lograron un ahorro importante en prestaciones por desempleo y generaron mayores ingresos fiscales al mantener activa a una gran parte de la población laboral.

La OCDE estima que el coste del programa fue ampliamente compensado, destacando así su impacto positivo en las finanzas públicas.

Elma Saiz, en su intervención, llamó a la Unión Europea a aprender de esta experiencia y establecer un sistema estructural de protección del empleo a nivel comunitario: «Es crucial que los países europeos implementen un sistema de garantía laboral para hacer frente a futuros shocks económicos», afirmó la ministra.

En el contexto de la pandemia, España demostró que el uso generalizado de los ERTE limitó de manera significativa el aumento del desempleo. A diferencia de la crisis financiera de 2008, cuando el desempleo se disparó en ausencia de este tipo de medidas, los ERTE lograron que el desempleo aumentara de manera controlada, ofreciendo un escudo eficaz contra la pérdida de empleo masiva.

La OCDE destacó también cómo el sistema logró concentrarse en las áreas, sectores y ocupaciones más afectadas, asegurando que la ayuda llegara a quienes más la necesitaban.

A través de una evaluación exhaustiva basada en datos administrativos y en un enfoque innovador de análisis, el informe de la OCDE confirma el impacto positivo de los ERTE en la retención de empleo.

Este mecanismo, que existía en España antes de la pandemia pero era poco utilizado, fue modificado para agilizar su acceso y mejorar su efectividad durante la crisis.

Estos cambios permitieron que los ERTE se conviertan en una herramienta ágil, con la capacidad de responder rápidamente en tiempos de recesión y de reducirse cuando las condiciones económicas mejoran.

Finalmente, el informe de la OCDE concluye que los ERTE son un ejemplo de buenas prácticas en la protección del empleo y que deberían servir de referencia para otros países.

La experiencia española ofrece una lección valiosa sobre la importancia de contar con mecanismos estructurales que puedan activarse en caso de crisis y que contribuyan a una recuperación económica rápida y sostenible.

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