La ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, culminó este jueves en Buenos Aires una agenda doblemente simbólica: primero rindió homenaje a los descendientes de los Niños de la Guerra Civil Española residentes en Argentina y, horas más tarde, defendió en la Universidad de Belgrano que la inversión social española ha sido determinante para reducir la desigualdad, reactivar el empleo y sostener el crecimiento económico del país.

Memoria democrática: un diploma que cruza el Atlántico

«Hay memorias que atraviesan generaciones. Y gracias a vosotros siguen vivas al otro lado del océano» —con estas palabras, Elma Saiz abrió el acto de reconocimiento celebrado en la sede de la Embajada de España en Buenos Aires, donde entregó un diploma de honor a la Asociación de Niños de la Guerra Española en Argentina.

Fundada en 2009 por doce exiliados que hoy superan los noventa años, la entidad conserva relatos, fotografías y cartas de quienes partieron en 1937 desde los puertos del Cantábrico para huir de los bombardeos franquistas.

Un legado que se agota

La ministra @saizelma entrega el Diploma de Reconocimiento de Méritos de Emigración en la Embajada de España en Argentina.
La ministra @saizelma entrega el Diploma de Reconocimiento de Méritos de Emigración en la Embajada de España en Argentina.

De los 550 beneficiarios que llegaron a ser reconocidos al amparo de la Ley 3/2005 que compensa a los españoles obligados al exilio, apenas 65 siguen con vida en Argentina. Para Saiz, ese dato «nos interpela a acelerar los reconocimientos pendientes y a blindar los recursos que preservan la dignidad de estas personas».

El Gobierno destinó en 2024 más de 316.000 euros a esta comunidad, una cifra que la ministra se comprometió a mantener «mientras quede un solo testigo de aquella travesía forzada».

Voces de arraigo y resistencia

«Nunca dejamos de sentirnos parte de España», recordó Francisco Goikoetxea, hijo de uno de los evacuados del buque Habana, al agradecer la distinción. Junto a él, la presidenta de la asociación, María Paz León, subrayó que el diploma «repara una deuda moral» y pidió «que la historia de los niños refugiados se incluya en los manuales escolares».

En respuesta, Saiz aseguró que el Ejecutivo «ha situado la memoria democrática en el centro de la política pública» en España y recordó la ampliación de los programas de atención sanitaria y pensiones asistenciales para emigrantes retornados.

«Vuestra lucha no es solo por el pasado: es por la verdad, la justicia y la dignidad de un país que hoy quiere saldar una deuda histórica con vosotros», declaró.

Lecciones de un modelo social

Horas después, la ministra llevó su mensaje a los estudiantes de la Cátedra España —dirigida por el profesor Dino Luis Bellori Clabo— con la conferencia titulada «Proteger a las personas para crecer como país. La inversión social para un crecimiento sostenido y sostenible».

«Invertir en la gente no es un gasto»

«¿Podemos aspirar al crecimiento económico sin cohesión social? La experiencia española demuestra que no», planteó Saiz al inicio de su intervención. «Proteger a las personas no es un gasto: es la mejor inversión que puede hacer un país», insistió, citando los pilares del llamado «escudo social» aprobado desde 2020.

Entre las medidas destacó:

  • Ingreso Mínimo Vital (IMV): más de 1,19 millones de beneficiarios en abril de 2025, el 43,5 por ciento menores de edad. «Sin esta prestación, la pobreza extrema habría alcanzado el 42,6 por ciento», subrayó.
  • Revalorización de las pensiones conforme al IPC: una pensión media que en 2018 era de 1.090 € mensuales ha ganado 269,4 € gracias a la actualización automática, 3.771 € al año adicionales frente al escenario anterior.
  • Salario Mínimo Interprofesional: elevado hasta 1.184 € en 14 pagas, una subida que —según la ministra— «inyecta poder de compra en la base de la economía».
  • Ertes como escudo laboral: 4,2 millones de puestos protegidos durante la pandemia y 30.000 trabajadores salvados en la reciente DANA de octubre. El empleo se recuperó en quince meses, frente a los diez años que siguieron a la crisis de 2008, bajo un gobierno del Partido Popular (PP).

Datos que respaldan el discurso

La ministra reivindicó la caída del índice de Gini sobre la desigualdad en la distribución de ingresos o riqueza hasta 31,5 puntos, «el mínimo histórico», y el crecimiento del PIB del 3,2 por ciento en 2024, cuatro veces superior a la media de la zona euro.

«España, con solo el 10 por ciento del PIB de la eurozona, aportó la mitad de su expansión», señaló, citando proyecciones que mantienen a la economía española a la cabeza en 2025 y 2026.

Bellori Clabo celebró el enfoque: «Frente a la receta de la austeridad, la evidencia muestra que sostener el ingreso y la demanda interna acelera la recuperación».

Conexiones transatlánticas y agenda futura

El viaje de Saiz refuerza la prioridad que el Ministerio de Inclusión concede tanto a la diáspora histórica como a los movimientos migratorios actuales: «Argentina fue refugio; hoy es un socio estratégico con el que compartimos retos sobre población envejecida, desigualdad y sostenibilidad de la seguridad social», explicó la ministra a los representantes de ONG de derechos humanos que asistieron a la charla.

En paralelo, el embajador Joaquín Arísegui adelantó que en 2026 se celebrará en Buenos Aires un congreso internacional sobre protección social comparada con participación de especialistas de América Latina y la Unión Europea. «Queremos que la experiencia española dialogue con las innovaciones latinoamericanas en pensiones no contributivas y renta básica», dijo.

Reacciones de la sociedad civil

Sindicatos, organizaciones ambientales y colectivos de migrantes españoles valoraron la visita de la ministra. Para Marta Galeana, portavoz de la Unión General de Trabajadores en Argentina, «el reconocimiento a los Niños de la Guerra envía un mensaje de coherencia entre la defensa de la memoria y las políticas sociales que hoy protegen a las familias trabajadoras».

Desde la Red Argentina por el Clima, Tomás Lombardi sostuvo que el modelo español demuestra «cómo las transiciones ecológicas necesitan un colchón social que blinde a los sectores vulnerables ante posibles pérdidas de empleo».

Se puede concluir que la visita de Elma Saiz ha tejido dos hilos complementarios: la reparación histórica y la proyección de un modelo social que, en cifras y resultados, aspira a compatibilizar ética y eficiencia.

Al homenajear a los supervivientes de aquel éxodo infantil de 1937 y, simultáneamente, explicar cómo la inversión en pensiones, renta básica y empleo protegido impulsa el crecimiento, la ministra ha querido dejar un mensaje claro a ambos lados del Atlántico: «Un país que protege a su gente es un país que avanza más rápido y con menos fracturas».

De este viaje de Elma Saiz se puede extraer una doble conclusión: la memoria democrática no es un asunto del pasado, y las políticas sociales sólidas no representan un lastre presupuestario, sino el motor que hace posible el bienestar compartido y sostenible.

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