La primera edición del programa Wafira fue clausurada en Rabat por la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz.
Este proyecto permite a las temporeras marroquíes combinar un trabajo asalariado en España con la formación, lo que les posibilita iniciarse como autónomas en Marruecos, y que ha beneficiado a seiscientas mujeres marroquíes.
Esta primera edición del programa de migración circular Wafira, supone completar la formación en emprendimiento, incluida en el programa, y desarrollar, a la vez, su trabajo en la recogida de frutos rojos en España.
Una vez finalizado el programa, las trabajadoras participantes regresan a su país, donde reciben asistencia tanto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como de las instituciones marroquíes para la puesta en marcha de los negocios en sectores como comercio, restauración, explotaciones agrarias y ganaderas, entre otros.
El viaje de tres días a Marruecos iniciado por la ministra Saiz incluye, precisamente, la visita a algunos de estos negocios, desarrollados en la zona de Kenitra.
El proyecto Wafira, que en árabe significa ‘abundancia’, apuesta por una fórmula que mejora las condiciones de las temporeras, permitiéndoles combinar un trabajo asalariado en España con la formación que les posibilita iniciarse como autónomas en Marruecos.
La iniciativa corresponde al Ministerio de Inclusión y está cofinanciado por la Unión Europea; la gestión y coordinación del proyecto se hace conjuntamente con las Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía.
«Este modelo de colaboración satisface las demandas laborales de sectores clave que nos lo solicitaban, mientras que impulsa la transferencia de habilidades y el desarrollo de las comunidades de origen, consolidando los principios de una migración digna y beneficiosa para todos», expone Saiz.
«Lejos de ser un simple experimento, este proyecto ha demostrado ser un catalizador de transformación, por eso queremos que haya una segunda edición», explicó, añadiendo que estos proyectos tienen un marcado componente de género.
«Se trata, ante todo, de las historias de mujeres. Mujeres con mayúsculas. Mujeres trabajadoras, valientes y motivadas, como Aziza Zbirat, que ha construido un invernadero con sistemas de riego y paneles solares, que le ha permitido diversificar la producción y cosechar productos con alta demanda local», explicó.
«España y Marruecos estamos aunando esfuerzos para, con el apoyo de la Unión Europea, ICMPD e OIT, avanzar en una segunda fase del proyecto Wafira. En estos momentos estamos a la espera de confirmar la participación de otros países para amplificar su impacto», sostuvo la ministra.
El proyecto Wafira complementa la colaboración que ya existe entre ambos países a través de numerosas vías, siendo una de ellas la migración circular, cuyo máximo exponente se recoge en la Orden por la que se regula la gestión colectiva de contrataciones en origen (Gecco).
Mediante este proyecto cerca de 18.800 personas, la inmensa mayoría mujeres, vendrán a España en 2025 para cubrir puestos de naturaleza estacional o de temporada, con una supervisión exquisita de sus condiciones de trabajo y sus derechos laborales.