Endodoncia: el tratamiento que puede poner fin al dolor sin perder el diente

Cuando un diente duele de manera intensa o constante, muchas personas piensan que la única solución es extraerlo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, puede conservarse gracias a un tratamiento que actúa desde el interior: la endodoncia.

Conocida también como «tratamiento de conductos», la endodoncia permite eliminar la infección del nervio dental y conservar la estructura del diente de forma segura y duradera. En manos expertas, es un procedimiento cómodo, preciso y, sobre todo, una manera eficaz de mantener la sonrisa natural durante muchos años.

Cuándo es necesaria una endodoncia

En el interior de cada diente existe una cavidad donde se encuentra la pulpa dental, formada por nervios y vasos sanguíneos. Cuando esa pulpa se inflama o se infecta, debido a una caries profunda, un golpe, una fractura o una filtración bajo un empaste antiguo, aparece el dolor.

Los síntomas más comunes son:

  • Dolor intenso y punzante, sobre todo al masticar.
  • Molestias persistentes tras tomar alimentos calientes o fríos.
  • Sensación de presión o inflamación en la zona.
  • Cambio de color del diente (más oscuro o grisáceo).
  • Aparición de un flemón o absceso.

Si el problema no se trata, la infección puede extenderse y provocar la pérdida del diente. La endodoncia actúa justo antes de llegar a ese punto, eliminando la causa del dolor y sellando el interior de la pieza para evitar recaídas.

En qué consiste el tratamiento

La endodoncia es un procedimiento minucioso que se realiza bajo anestesia local, por lo que el paciente no siente dolor durante la intervención.

El proceso se divide en tres fases principales:

  1. Aislamiento y apertura del diente. Se coloca un dique de goma para aislar el diente y mantenerlo libre de saliva. Luego se realiza una pequeña apertura para acceder al interior.
  2. Limpieza y desinfección de los conductos. Con instrumentos muy finos, el odontólogo elimina la pulpa dañada y limpia los conductos radiculares. A continuación, se desinfecta el interior con soluciones antisépticas para eliminar cualquier resto de bacterias.
  3. Sellado y reconstrucción. Una vez limpio, el espacio se rellena con un material biocompatible que sella herméticamente los conductos. Por último, se reconstruye el diente con una obturación o, si es necesario, una corona que devuelva su forma y resistencia.

En clínicas con tecnología avanzada como Malmö Dental, un dentista en Móstoles, las endodoncias se realizan con microscopio dental y sistemas rotatorios, lo que permite una precisión máxima, una limpieza más profunda y un resultado más duradero.

Qué se siente durante y después de una endodoncia

A diferencia de lo que muchos creen, la endodoncia no duele. La anestesia local bloquea completamente la sensibilidad y el paciente puede mantenerse relajado durante todo el procedimiento.

Después de la sesión, es normal sentir una leve molestia o sensibilidad al morder, que suele desaparecer en unos días. El dentista puede recetar analgésicos suaves si es necesario, pero la mayoría de los pacientes retoma su rutina normal casi de inmediato.

En algunos casos, se programa una segunda visita para colocar la reconstrucción definitiva o una corona, sobre todo si el diente estaba muy dañado.

Por qué es importante conservar el diente

Extraer un diente puede parecer una solución más rápida, pero siempre es mejor conservarlo si es posible. Cada diente tiene una función en la masticación y ayuda a mantener la alineación del resto.

Cuando falta una pieza, los dientes vecinos tienden a desplazarse, lo que puede provocar desajustes en la mordida, problemas articulares e incluso dificultades digestivas.

La endodoncia evita todo eso, permitiendo mantener el diente en su lugar de forma natural. Además, los materiales actuales aseguran una durabilidad que puede superar fácilmente las dos décadas, siempre que se mantenga una buena higiene y revisiones periódicas.

Cuidados después del tratamiento

Una vez realizada la endodoncia, el diente queda libre de infección, pero necesita cuidados para mantenerse fuerte. Algunos consejos básicos son:

  • Evitar masticar alimentos duros en el lado tratado durante los primeros días.
  • Mantener una buena higiene bucal, cepillando con suavidad y usando hilo dental.
  • Acudir a las revisiones periódicas para controlar la evolución.
  • Colocar una corona protectora si el odontólogo lo recomienda.

El seguimiento profesional es esencial. Una endodoncia bien hecha puede durar muchos años, pero si el sellado se deteriora o la pieza se fractura, puede ser necesario intervenir de nuevo.

Un tratamiento que salva sonrisas

La endodoncia representa la frontera entre perder o conservar un diente. Gracias a ella, millones de personas mantienen sus piezas naturales sin necesidad de recurrir a implantes o prótesis.

En manos de un equipo especializado, es un tratamiento rápido, indoloro y altamente eficaz. Lo importante es acudir al dentista en cuanto aparece el dolor o la sensibilidad, antes de que la infección avance.

Porque, aunque la tecnología permite sustituir un diente, nada es tan valioso como conservar el propio.

Y la endodoncia, en ese sentido, sigue siendo uno de los mayores logros de la odontología moderna.

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