Paula Maddox
Según un nuevo estudio de la organización Northwestern Medicine de Estados Unidos, las placentas de dieciséis mujeres que dieron positivo en la prueba de COVID-19 estando embarazadas muestran lesiones evidentes.
Según las pruebas de este estudio, efectuadas directamente después del nacimiento de los bebés, el tipo de lesión observada en las placentas mostró un flujo sanguíneo anormal entre las madres y sus bebés en el útero, lo que podría apuntar a una nueva complicación de COVID-19.
Y es que estos hallazgos, aunque todavía son preliminares, podrían ser útiles para informar sobre cómo las mujeres embarazadas deben ser monitoreadas clínicamente durante la pandemia.
«La mayoría de estos bebés nacieron después de embarazos normales, por lo que el virus no parece estar induciendo resultados negativos en los bebés nacidos vivos, según nuestros limitados datos. Pero sí valida la idea de que las mujeres con COVID-19 deben ser monitoreadas más de cerca», explica el autor principal del trabajo, Jeffrey Goldstein.
«No es por pintar un cuadro aterrador, pero estos hallazgos me preocupan. No quiero sacar conclusiones generales de un estudio pequeño, pero este vistazo preliminar sobre cómo COVID-19 podría causar cambios en la placenta tiene algunas implicaciones bastante significativas para la salud de un embarazo. Debemos discutir si debemos cambiar la forma en que monitoreamos a las mujeres embarazadas en este momento», alerta otra de las autoras, Emily Miller.
«La placenta actúa como un ventilador para el feto, y si se daña, puede tener consecuencias nefastas. En este estudio tan limitado, estos hallazgos proporcionan algunas señales de que este ventilador podría no funcionar tan bien durante el tiempo que nos gustaría si la madre da positivo en la prueba del SARS-CoV2», apunta Miller.
Posibles consecuencias
En investigaciones anteriores relacionadas con la pandemia de la gripe española de 1918, que a menudo se compara con la actual pandemia de la COVID-19, descubrieron que los bebés de mujeres que habían pasado la gripe tenían una esperanza de vida más baja y mayores tasas de enfermedades cardiovasculares.
«En ese caso, la gripe tampoco atravesó la placenta, así que lo que sea que causó problemas de por vida en esas personas se debía más probablemente a la actividad inmunológica y a la lesión de la placenta».
La placenta es el primer órgano que se forma en el desarrollo fetal. Actúa como los pulmones, intestinos, riñones e hígado del feto, tomando el oxígeno y los nutrientes del flujo sanguíneo de la madre e intercambiando desechos.
Pero la placenta también es responsable de muchos de los cambios hormonales dentro del cuerpo de la madre. Y es justo el examen de la placenta de una mujer el que permite a un patólogo seguir una hoja de ruta retroactiva del embarazo para saber qué le pasó al bebé en el útero o qué podría pasarle tanto a la madre como al bebé después del nacimiento.