En la celebración del centenario del Concurso de Cante Jondo en Granada, junio 1922, el Festival Internacional de Arte Sacro (FIAS) ha presentado en estreno absoluto en la Sala Roja de los Teatros del Canal de Madrid «Tengo tres estrellas y veinte cruces», la versión más vanguardista del «Poema del Cante Jondo» de Federico García Lorca.
Cualquier otra versión flamenca de vanguardia, con otras músicas, instrumentos e iluminación, se queda obsoleta ante el espectáculo creado por el cuarteto, reunido para la ocasión por la cantaora jienense Ángeles Toledano, el músico y compositor maestro en sintetizadores Víctor Cabezuelo, la música electrónica de Javier Martín y la jovencísima y ya reconocida baterista de jazz Gloria Maurel.
Los cuatro ya reconocidos en sus respectivos campos como creadores e intérpretes, han conseguido un trabajo extraordinario en cuanto a creación, coordinación e integración instrumental. Lección magistral de compás flamenco, a base de psicodelia. Lección magistral más que de fusión de integración musical. Al fondo el cante jondo en la voz portentosa de Ángeles Toledano, basado en el «Poema del Cante Jondo» del poeta granadino y algunos añadidos como el famoso «Al Gurugú» de la Niña de los Peines con el que cerraron el concierto.
La Sala Roja con el aforo completo demuestra los intereses del público de todas las edades allí presentes. Por la poesía lorquiana ampliamente popularizada desde hace muchos años, singularmente por el cante jondo. Por la música electrónica, la psicodelia del folk rock , blues rock, ambient pop y jazz.
Conociendo la mente innovadora del autor del más famoso poema del cante jondo, trasladada a este primer cuarto casi consumado del siglo veintiuno, no es difícil percatarse de que este concierto lo hubiese hecho suyo. Mucha muerte hay en el «Poema del Cante Jondo», mucha muerte hay en este mundo que nos rodea y también mucho afán por disfrutar, entonces, ahora y siempre. Se diría que «Tengo tres estrellas y veinte cruces» es una representación de todos estos elementos.
Por ahí distinguimos La baladilla de los tres ríos, la siguiriya gitana, la soleá, el paso de la siguiriya, la saeta, la petenera, las seis cuerdas, café cantante, el encuentro. No era fácil seguir las letras, había que centrarse en el cante y el compás claro, aunque no acostumbrado.
Pero el conjunto de la diversidad trabajado con esmero, con muchísima dedicación, produjo un resultado excepcionalmente bello y creo que fácil de seguir por cualquier espectador seguidor de cualquier corriente musical.
Algo tiene que tener de sacro, ya que este era el primer concierto con el concurso del cante jondo de fondo encargado por el FIAS. Yo creo que mucho, especialmente en la voz de Ángeles Toledano, rodeada de otras culturas que aquí se hicieron afines.