Este 2023 se celebra el cincuentenario de la muerte de Picasso y los centenarios de dos artistas españoles universales, Joaquín Sorolla y Eusebio Sempere.
La Galería Guillermo de Osma ha reunido cuarenta obras de Sempere, entre óleos, gouaches, collages y esculturas móviles, realizadas sobre todo en los años cincuenta y sesenta, para conmemorar esta efeméride y al mismo tiempo rescatar a un artista cuya obra está en la vanguardia del siglo veinte.
Sempere (Onil, Alicante, 3 de abril de 1923- 10 de abril de 1985) fue un creador cosmopolita que en los años cincuenta del siglo veinte buscó en París, entonces capital del arte, las influencias que iban a sustentar su obra posterior.
En aquellos años Mondrian, Matisse, Kandinsky y Braque proponían las nuevas vías de la abstracción en la pintura. Sempere conoció la obra de todos ellos, acudía a algunos de sus talleres y a la muerte de Kandinsky siguió su amistad con Nina, la viuda del pintor de origen ruso.
En el Colegio de España de París coincidió con otros artistas españoles como Chillida y Palazuelo (al que le unió una fuerte amistad), quienes trabajaban en las mismas propuestas, pero sus influencias más destacadas las tomó de Auguste Herbin, Sonia Delaunay, y sobre todo de la artista cubana Loló Soldevilla, a quien le unió durante años una relación artística y sentimental.
La conoció en París cuando era Agregada Cultural de la Embajada de Cuba y juntos progresaron en la búsqueda de los principios de la abstracción geométrica iniciada por Kandinsky y Paul Klee.
Juntos expusieron en el Club Universitario de Valencia collages, esculturas, pinturas y dibujos de ambos y más tarde saldaron su deuda con Le Mouvement, la gran exposición en la Galería Denise René de abril de 1955, para la que Vasarely escribió el mítico Manifiesto Amarillo, con el Manifiesto de la Luz que Sempere firmaría con Loló Soldevilla.
Ambos se relacionaron con el padre Alfons Roig, quien promocionó su obra y escribió el texto del catálogo de su exposición conjunta. El sacerdote jugó un importante papel en la formación de Sempere, a quien introdujo en la pintura moderna.
La ruptura de sus relaciones (Loló era veinte años mayor que Sempere) significó también el definitivo aislamiento de sus carreras. Cuando Sempere volvió a España en 1960 ya fue en compañía de su nueva pareja, Abel Martín, un artista especializado en serigrafía que lo acompañó hasta su muerte.
Aunque nació sin la visión en uno de sus ojos, Sempere trabajó desde niño en el taller de su padre, constructor de muñecas. De carácter tímido pero de fuerte personalidad, Sempere buscó siempre la originalidad y la revisión de los cánones de las academias (decía que había que quemar todas «mejor hoy que mañana») y expresó su libertad tanto en la creación como en la vida (siempre se manifestó como antifranquista).
A partir de los primeros años sesenta la carrera de Sempere adquirió una dimensión internacional imparable. Sus cajas de luz o relieves luminosos expuestos en la treinta Bienal de Venecia le abrieron el camino hacia nuevos horizontes. Entre 1963 y 1966 se instaló en los Estados Unidos gracias a una beca de la Fundación Ford y participó primero en exposiciones colectivas en el MoMA de Nueva York y luego con su primera individual en la Bertha Schaefer Gallery.
A través de un trabajo minucioso, dibujando con reglas y tiralíneas, en su obra Sempere combina lo científico, lo geométrico y lo óptico en un estilo personal reconocible en sus superficies poéticas conseguidas a través de una brillante utilización de la luz.
La obra realizada en América le proporcionó reconocimiento internacional y desde entonces se instaló en el MoMA de Nueva York, el Pompidou de París y los museos españoles Reina Sofía y Fundación March. Mención aparte merece la obra de Sempere en el Museo de Arte Abstracto de Cuenca, que contribuyó a fundar, y en el Museo de escultura al aire libre de la Castellana en Madrid.
En 1976 Sempere donó su colección particular a la ciudad de Alicante. Fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y en 1983 recibió el Premio Príncipe de Asturias. Murió en Onil en abril de 1985.
Las obras reunidas en esta exposición en la Galería Guillermo de Osma fueron creadas entre los años 1954 y 1975. Muchas de ellas proceden de la colección privada del norteamericano Edward Helig, un coleccionista extravagante que murió en 2004 de manera trágica (cayó por el hueco de un ascensor) después de desprenderse de su valiosísimo legado de arte, entre el que estaban las pinturas que él mismo había comprado a Sempere.
Estructuras de celosías construidas con planos superpuestos (para Sempere sus esculturas eran pinturas en tres dimensiones), dibujos sintéticos, collages, cajas de luz, esculturas móviles y cinéticas de metal, como la giratoria «Órgano», pueden verse en esta exposición hasta el 21 de abril.