Elogio de los clásicos

Dice José María Micó sobre los clásicos en el prólogo a «De Dante a Borges» ( Acantilado), que lo son porque en su momento transgredieron las normas, superaron las teorías e hicieron algo que nadie más hizo.

Micó es catedrático de Literatura Española, pero es bastantes más cosas, algunas sorprendentes en un catedrático: es poeta, es traductor, es músico y forma parte como guitarrista del dúo Marta y Micó, que lleva publicados varios discos.

En «De Dante a Borges» ha reunido análisis de textos de varios clásicos españoles del Siglo de Oro junto a otros europeos, comenzando por Dante, un autor que conoce muy bien pues es suya la traducción y edición que Acantilado publicó en 2018, una de las mejores, cuya introducción es la misma, con algunas variaciones, que abre este volumen.

Dedica dos de los capítulos a la «Comedia», los titulados «Por qué somos dantescos» y «Dante y la ‘Comedia’, historia de un amor», y además estudia las relaciones de la obra de Dante con otros autores españoles como Góngora («Dante y Góngora»).

Dice el autor que la «Comedia» es una obra medieval cargada de futuro, pues se puede ver como lo que hoy se llama género de autoficción, y también como distopía, y además los lectores contemporáneos podemos reconocernos en algunos condenados que Dante encuentra en el infierno, en penitentes del purgatorio o en pobladores del Paraíso, «un lugar sin espacio y un tiempo sin tiempo».

Para Dante, la «Comedia» fue la obra de su vida, en cuya culminación puso todo su empeño durante los quince años que tardó en escribirla en el exilio.

Micó hace aquí un resumen de su argumento, destaca la utilización del número tres a lo largo de toda la obra y estudia los tres guías que acompañan a Dante durante su recorrido: Virgilio, su amada Beatriz y San Bernardo.

Otro de los clásicos italianos cuya influencia se estudia en este volumen es Petrarca, cuyo cancionero se califica aquí como el primer libro poético de la literatura europea moderna, y cuyas influencias en España van desde Ausias March, Garcilaso, Góngora o Quevedo, hasta Cernuda, Lorca, Miguel Hernández, Dionisio Ridruejo o Luis García Montero.

En el capítulo titulado «Ariosto y la mentira» se analiza el «Orlando furioso» (Micó es también el traductor de la edición de Austral) y se destacan los tres asuntos principales de la obra: el amor de Orlando por Angélica, el de Rugero y Bradamante y la guerra entre cristianos y sarracenos.

De los autores españoles, el primer capítulo está dedicado a Jorge Manrique, de quien se recuerda la publicación de cuarenta poemas amorosos antes de las «Coplas a la muerte de su padre», escritas en muy poco tiempo, pues el autor murió dos años y medio después que su progenitor.

Aquí se estudian las tres dimensiones de la vida presentes en las coplas (la mortal, la eterna y la de la fama), se analizan sus contenidos y se rastrean las influencias de Ovidio, Boecio y San Ambrosio.

Hay un capítulo dedicado a varios autores del Siglo de Oro: a la poesía de Garcilaso y Boscán, a la de Fray Luis de León (de quien se destaca además su aportación a la cultura europea través de las traducciones que hizo de obras de otros autores), de San Juan de la Cruz, de Lope de Vega, a quien se dedica además un capítulo sobre su obra épica («No hay género que no probase y en el que no descollase»), de la «fascinante versatilidad» de Quevedo, de Góngora (de quien destaca «una capacidad de innovación poética como tal vez nadie ha tenido en toda la historia de la literatura en castellano»).

A Góngora, como se ha dicho, dedica también un capítulo que estudia tanto los desencuentros con Dante como las influencias recibidas del autor de la «Comedia», sobre todo en los «Sueños», influidos por el «Infierno».

Uno de los más interesantes apartados es el dedicado al «Lazarillo de Tormes», el libro anónimo más famoso de la literatura europea, donde Micó comienza con una afirmación tajante: «La vida son cuatro días, y la literatura cuatro libros. Uno de ellos es el ‘Lazarllo de Tormes’». Para Micó, uno de sus mejores valores es «el brillo deslumbrante de una prosa única, musical como pocas veces lo ha sido en la historia de la literatura en español».

Otro de los autores tratados en profundidad es Cervantes, a cuya obra se dedican los capítulos «Una idea de Cervantes» y «Cervantes y el Ariosto menor».

El volumen se cierra con dos clásicos contemporáneos, Rubén Darío y Jorge Luis Borges, de quienes se analiza en profundidad su obra poética. De Borges se estudia la evolución de su poesía y sobre todo de sus sonetos, de los que publicó unos 130 a lo largo de su vida.

Es este un libro de crítica literaria muy apto para filólogos y especialistas, también para estudiantes que quieran adquirir destrezas sobre el estudio profundo de los clásicos. Y para aquellos que quieran sacar de la lectura de los clásicos algo más que entretenimiento, que ya es bastante.

Francisco R. Pastoriza
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Periodista cultural Asignaturas: Información Cultural, Comunicación e Información Audiovisual y Fotografía informativa. Autor de "Qué es la fotografía" (Lunwerg), Periodismo Cultural (Síntesis. Madrid 2006), Cultura y TV. Una relación de conflicto (Gedisa. Barcelona, 2003) La mirada en el cristal. La información en TV (Fragua. Madrid, 2003) Perversiones televisivas (IORTV. Madrid, 1997). Investigación “La presencia de la cultura en los telediarios de la televisión pública de ámbito nacional durante el año 2006” (revista Sistema, enero 2008).

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