Una segunda etapa del surrealismo, la de los años treinta del siglo veinte, tras la década en la que destacaron Joan Miró y André Masson, estuvo protagonizada por los dos artistas a los que más se identifica con este movimiento: Salvador Dalí y René Magritte.
La primera exposición retrospectiva de Magritte en España acaba de inaugurarse en el Museo Thyssen de Madrid (hasta el 30 de enero de 2022).
Magritte y el surrealismo
Formado en la Academia de Bellas Artes de Bruselas, René Magritte (1898-1967) se unió en Bélgica a los poetas Mesens y Lecomte, quienes habían formado en 1926 un grupo surrealista alrededor de la revista «Varietés».
Seducido por la pintura de De Chiricco, Magritte había abandonado una primera etapa de abstracción en la que había comenzado después de sobrevivir como diseñador y pintor de papeles para decorar paredes.
Después de exponer en Bruselas su primera individual en 1927, se trasladó a París para conocer a los surrealistas del círculo de André Breton y Paul Eluard. Nueva York y Londres, seducidos por el surrealismo, acogieron pronto también sus exposiciones. A partir de los años treinta su nombre adquiere prestigio internacional y se convierte en uno de los artistas más cotizados gracias a su interpretación de los misterios que rodean a los objetos cotidianos (cotidia+nos, en su expresión).
La obra de Magritte transgrede el convencionalismo artístico para abordar los problemas de percepción y de representación del inconsciente. Para algunos de sus cuadros se inspiró en novelas policiacas de Hammet y Simenon y en otros acudió a personajes del incipiente cine de terror: Nosferatu, Drácula, Frankenstein. De esta etapa (1926-1929) son ‘La travesía difícil’, ‘El asesino enmascarado’ o ‘La máscara vacía’. La influencia del cine está muy presente en la secuencia que forman las cuatro imágenes de ‘El hombre del periódico’.
En uno de sus géneros más originales y conocidos, los cuadros lingüísticos, utiliza signos e imágenes para evocar la realidad de manera conceptual. En otra modalidad, los cuadros dentro de los cuadros, plantea la no-identidad entre obra y realidad.
Un itinerario temático y conceptual
La exposición del Thyssen acoge, bajo el título «La máquina Magritte», un conjunto de noventa pinturas de todas sus etapas, dirigidas a alterar la percepción del espectador y a suscitar una reflexión sobre la realidad y sus representaciones. Se completa, en la primera planta del museo, con una selección de fotografías y películas caseras rodadas por el pintor, descubiertas a mediados de los setenta.
El título de la exposición obedece al catálogo que Magritte y algunos de sus amigos publicaron como «La Manufacture de Poésie», con artefactos imposibles, como una máquina para pintar cuadros que hacen reflexionar sobre la pintura (el artista definía su pintura como el arte de pensar, de ahí que su obra se considere como una reflexión sobre el arte). Para ello utiliza recursos como el cuadro dentro del cuadro, espejos, ventanas, figuras de espaldas… que se van mostrando a lo largo del recorrido de las diferentes salas del museo.
En «Los poderes del mago» se reúnen tres autorretratos en los que el artista quiso mostrar sus procesos de creación. ‘Tentativa de lo imposible’ es su versión del mito de Pigmalión, mientras ‘La lámpara filosófica’ simboliza el sexo a través de una pipa y una nariz.
«Imagen y palabra» acoge su conocida ‘Traición de las imágenes’ en la que combina palabras e imágenes para provocar desconcierto e inducir a la reflexión a través de las contradicciones.
En «Figura y fondo» se reúnen collages y cuadros horadados o rasgados con siluetas. ‘Alta sociedad’ es uno de los que mejor representan este género.
«Cuadro y ventana» (el cuadro dentro del cuadro) quiere mostrar al paisaje exterior y el interior en obras como ‘La llave de los campos’ y ‘Los paseos de Euclides’.
En «Rostro y máscaras» Magritte suprime los rostros de humanos o los muestra de espaldas, como ‘El gran siglo’. Otros están envueltos en telas, consecuencia del trauma que sufrió Magritte cuando siendo un niño su madre apareció muerta flotando en el río de la localidad de Lessines, donde vivían. Su cara estaba envuelta por el camisón que la ocultaba. Magritte siempre negó esta influencia, pero no sería nada extraño identificar el acontecimiento con algunas de sus obras como ‘Los amantes’, ausente en esta exposición.
«Mimetismo» (mimetismo animal en cuerpos y objetos) y «Megalomanía» (cambios de escala para descontextualizar cuerpos y objetos) cierran las grandes series de la exposición.