Fue en el «Faro de Vigo», el decano de la prensa española, donde prácticamente aprendí a leer y fue leyéndolo donde se despertó mi vocación de periodista. En el Faro publiqué mi primer artículo allá por 1972 y nunca le agradeceré lo suficiente a este medio que me haya revelado el mundo que descubrí un día en un artículo deslumbrante de Álvaro Cunqueiro, de su serie El envés, que me llevó a explorar su fascinante literatura.
Desde aquel día busqué siempre todos los enveses que el Faro publicaba en su última página, los recortaba y los coleccionaba para que no se me escapasen por los desagües de la memoria. Por algún sitio debe andar aún ese legajo que iba creciendo con el tiempo.
Una sentencia muy celebrada entre los periodistas para justificar la tiranía de la actualidad dice que «no hay nada más viejo que el periódico de ayer». No es verdad. Primero porque el periódico de ayer es la historia de pasado mañana, pero sobre todo porque un periódico no está hecho sólo de noticias, artículos de actualidad, crónicas y reportajes.
Hay un género, el periodismo literario, que no sólo se mantiene vivo siempre, sino que con los años adquiere nuevos valores. Algunas de las mejores obras de la literatura universal, como «Spleen de París» de Baudelaire, lo mejor de Mariano José de Larra o los «Textos costeños» de García Márquez, por citar algunos ejemplos, no son sino recopilaciones de artículos que sus autores publicaban en los periódicos de la época. Y su lectura transmite ahora la misma intensidad que en el momento en que fueron escritos.
Es una pena que estos artículos de los diarios queden en el olvido, devorados por el tráfago de la información, y por eso es encomiable la labor de recuperación que sobre algunos se llevan a cabo con cierta frecuencia.
Hace unos años Cesar Antonio Molina rescató los que Gonzalo Torrente Ballester publicó en este mismo «Faro de Vigo» bajo el epígrafe de A modo. Y ahora llega a las librerías una recopilación de doscientos artículos representativos de la obra que Álvaro Cunqueiro fue publicando en periódicos y revistas desde 1930 hasta su muerte en 1981, y aún después, puesto que algunos son póstumos.
El título de esta escolma es «Al pasar de los años», que es también el de uno de los artículos de Cunqueiro que se incluyen aquí. El autor de esta recopilación, Miguel Somovilla, también periodista, ha llevado a cabo un ingente trabajo de recopilación y clasificación, muy riguroso y muy detallista, para cuya elaboración acudió a las fuentes originales en las bibliotecas y las hemerotecas que atesoran los periódicos en los que escribía Cunqueiro y firmaba con su nombre o con seudónimos como Álvaro Labrada, Patricio Mor, Manuel María Seoane.
Estos artículos constituyen una parte esencial de la obra literaria del escritor de Mondoñedo y esta selección es una prueba evidente del valor literario de los textos periodísticos de Cunqueiro.
A destacar también la excelente edición de Biblioteca Castro, que incluye una extensa bibliografía, una completa cronología de la vida y la obra de Álvaro Cunqueiro, una exquisita reproducción de fotografías y un epílogo que recoge una entrevista de Francisco Umbral al escritor mindoniense y dos artículos, firmados por Juan Cueto y Francisco Carantoña Dubert, a los que se añade otro de Miguel Somovilla sobre las relaciones de Álvaro Cunqueiro con el periodismo.
Somovilla ha clasificado los artículos seleccionados en diez apartados temáticos, atendiendo a las materias a las que Álvaro Cunqueiro se aplicaba con más dedicación. Se inicia con la poesía, no sólo por ser lo primero que Cunqueiro publicó en un periódico (un soneto en la revista «Vallibria» en marzo de 1930) sino por el amor que el escritor sentía por el género. Porque aquí no están sólo algunas de sus poesías, sino los artículos que escribió sobre autores y poemarios dentro de su dedicación a la crítica literaria.
Galicia es una presencia constante en la obra de Álvaro Cunqueiro. En su obra literaria y también en sus artículos. Por eso en el capítulo titulado «Un mapa de Galicia» Somovilla incluye los que dedicó al paisaje, las gentes, la cultura y los problemas de su tierra. Unido a todo eso y a la historia de Galicia, el Camino de Santiago es otra de las constantes a las que el escritor dedicó muchos de sus trabajos periodísticos. Cunqueiro hizo el camino en dos ocasiones y en ambas dejó constancia de su paso por los itinerarios que siguió en artículos que en el capítulo «Por la ruta jacobea», están incluidos en ‘Camino de Santiago. De Roncesvalles al Cebreiro’ y ‘Por el camino de las peregrinaciones. De Piedrafita a Compostela’.
También está aquí muy representada su pasión por el mar y por los paisajes marineros en el capítulo «El mar que nos rodea», con artículos que hablan de faros y de olas, de islas y de sirenas, de leyendas marinas y de personajes fantásticos.
Y, claro, no podía estar ausente la gastronomía, a la que dedicó libros enteros y multitud de artículos que aquí se agrupan bajo el título «De varia coquinaria».
Su interés y su curiosidad por las ciencias ocultas, la cartomancia, la astrología y la sanación por procedimientos al margen de la medicina oficial, se agrupan aquí en dos capítulos de títulos elocuentes: «Aprendiz de brujo» y «Días de curación», en los que trata de explicar que «en un mundo como el nuestro, de alta tecnología, racional, automatizado, puesto a ser dirigido por ordenadores, cada día aparece más patente la necesidad de lo maravilloso, de lo irracional, de prodigios […] que garantizan el desarrollo de situaciones que podemos llamar de milagrería».
Y otro de sus temas predilectos, el de los ángeles y los demonios, agrupa con este título los artículos dedicados a esos seres cuya existencia defendió apasionadamente y para los que preparaba un diccionario que nunca llegó a ver la luz.
Finalmente, la última hoja del calendario de la vida de Cunqueiro se podría identificar con esos artículos sobre almanaques y calendarios («relojes de los meses») en los que, al hilo de los días, «al pasar de los años», Cunqueiro iba registrando todo lo que su mirada alcanzaba a ver de una cambiante Galicia que entraba en la modernidad: las cocinas de butano que arrumbaban a las lareiras, la invasión de la televisión que liquidaba las historias orales de los mayores… junto a las evocaciones de las noches de San Juan, las Navidades, los comienzos y finales de las estaciones del año… el mundo fascinante de Álvaro Cunqueiro al que estos artículos nos acercan con toda la fuerza de su mejor literatura.