El ordenador no ha muerto, ¡viva el ordenador!

Foto: Egoizt Moreno en Flickr

Hace años que se viene hablando de la muerte del PC. Hasta reconocidos analistas de la actualidad tecnológica, como Nicholas Carr, llegaron a ponerle fecha para su fin: el 27 de enero de 2010, cuando Steve Jobs subió a un escenario de San Francisco, EE. UU. para presentar el iPad.

Parecía que el avance imparable de tabletas y dispositivos móviles relegaría el ordenador personal a un rincón del salón sin mucho uso. Pero la realidad es que el sector está en mejor momento que nunca. Según International Data Corporation (IDC), las ventas totales de PC alcanzaron en 2020 los 302,6 millones de máquinas, un 13,1 por ciento más que en 2019. Y para este 2021 se prevé que suban aún más: se estima que aumentarán en un 18 por ciento. Según los expertos, la pandemia ha tenido mucho que ver en la «resurrección» del PC.

«El teletrabajo forzado ha traído a primera plana de la vida diaria que los dispositivos móviles portátiles (móviles y tabletas) con los que consumimos contenidos habitualmente no están pensados para el trabajo que hemos tenido que introducir en el ámbito doméstico», afirma Josep Jorba, profesor de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC.

En cualquier caso, en su opinión, el PC nunca había llegado a morir. Tan solo relegábamos su uso al mundo profesional en oficina, mientras que en casa lo sustituíamos por otros dispositivos con un uso de entretenimiento básicamente unidireccional: si nos limitamos a entretenimiento (series y películas, música, videojuegos…), tanto las Smart TV como las tabletas, los móviles y las consolas pueden ocupar el lugar del PC. Lo mismo pasa con las redes sociales, que cuando se trata de interacciones cortas son dominio del móvil o la tableta casi en exclusiva. Sin embargo, en el terreno profesional, el uso del PC es muchas veces imprescindible.

«Con equipos decentes en prestaciones, no tiene comparación con otros dispositivos en capacidades de computación y realización productiva de trabajo. Con los dispositivos móviles nos vemos muy limitados en capacidades de entrada (movimientos y toques de dedos en lugar de teclados y ratón) y capacidades de salida (cómo y dónde guardar información, o qué tamaño de visualización tenemos en la pantalla)», explica el profesor de la UOC, que aclara que solamente se pueden encontrar en el mercado algunos dispositivos híbridos como tabletas con teclados y ratón, chromebooks o portátiles convertibles en tabletas que pueden aunar los dos ámbitos de utilización, «aunque en algunos casos son dispositivos realmente caros, como los PC convertibles en tabletas y, en otros, las prestaciones para algunos usos o ámbitos profesionales son bastante deficitarios».

El futuro del PC

Si el teletrabajo sigue formando parte de nuestro día a día, al PC le aguarda una larga y próspera vida, en opinión de los expertos. Pero, independientemente de lo que ocurra en ese ámbito, las posibles futuras tendencias parecen seguir dando protagonismo al PC. «A corto plazo, puede que aumenten las tendencias de dispositivos híbridos —laptop convertible en tableta— con más potencia, que cumplan y aúnen funciones de entretenimiento con unas posibilidades de productividad medias. A medio o largo plazo, podríamos esperar cambios de interfaz de comunicación con el PC si llega «el año de la realidad virtual» y el PC puede usarse con esta interfaz en algunos ámbitos profesionales y de entretenimiento. O interfaces de voz, sea mediante asistentes más potentes que los actuales, o como principal medio de comunicación productivo hacia el PC. Dependerá del avance de la inteligencia artificial (IA), y cómo esta se aplique al PC», señala el profesor de la UOC.

Mientras tanto, las tendencias actuales siguen animando el mercado. El desarrollo de nuevos y potentes procesadores «permitirán disponer de arquitecturas orientadas a algunos mercados, como multimedia o videojuegos, y aumentarán la competencia de algunos segmentos de PC, como la existente entre máquinas con sistemas operativos de Windows vs. Mac», afirma Jorba. Además, de confirmarse en la presentación final de Windows 11 las características mínimas exigidas, será necesaria una renovación de todos los equipos Windows de más de cinco o seis años, según él.

En cuanto a la vida de las baterías, aunque para el mercado de escritorio es totalmente indiferente y se premian más las prestaciones que la eficiencia energética, en el caso de los portátiles la duración de la batería es uno de los parámetros importantes en la decisión de compra. Las nuevas arquitecturas afrontan precisamente este aspecto haciendo procesadores más eficientes energéticamente, aumentando la potencia y disminuyendo el consumo de batería.

Donde no se esperan grandes cambios es en las dimensiones de los dispositivos. «Ya hemos llegado a extremos que hacen difíciles los cambios, básicamente porque la tendencia se ha invertido. Solo hace falta recordar los tamaños «mini» de algunos teléfonos móviles de hace años y el aumento progresivo de los móviles actuales, que parecen más tabletas que móviles de llamadas. Otro aspecto básico es la ergonomía: tenemos unas limitaciones visuales y manuales que solo nos hacen cómodos ciertos tamaños de dispositivos», dice Josep Jorba, y añade que solo en segmentos en los que no se necesite tanta potencia, como la ofimática o el entretenimiento básico, nos podremos encontrar con disminuciones en el tamaño de los PC. «La tendencia es ir hacia «cajas» con todo integrado que irán disminuyendo de tamaño, aunque mantendrán las pantallas y los teclados actuales. Se trata de conceptos como los NUC o las Smart TV Box, que, aunque se diseñaron para streaming, en el futuro pueden evolucionar a plataformas de consola de videojuegos con mayor potencia o incluir algunas funcionalidades de PC», sostiene el profesor de la UOC.

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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