Estuvimos en Madrid, el 5 de julio 2023, en el Teatro EDP Gran Vía, en el estreno de El lago de los cisnes, el ya histórico ballet con música de Piotr Ilich Tchaikovsky, en su estreno de 1875, con coreografía de Marius Petipa y en Madrid con el Ballet Clásico de Camaguey (Cuba) con la coreografía de Fernando Alonso Rayneri, fundador de la escuela cubana de ballet, marido de Alicia Alonso, ambos fundadores del Ballet Alicia Alonso, después Ballet Nacional de Cuba, y fundador en 1967 del Ballet Clásico de Camaguey.
Habitualmente las leyendas, tanto en la literatura como en la danza, – yo diría mucho más en el lenguaje de la danza – son representaciones de la realidad, desde los tiempos del paraíso terrenal, de la lucha entre el bien y el mal, en otra dimensión, la del mundo mágico, en el que hicimos inmersión a fondo en esta ocasión, por obra y gracia de una representación perfectamente clásica, pero con incuestionable y personalísima presencia del alma cubana del ballet de Camaguey.
El ballet nos cuenta la historia del malvado mago Von Rothbard, que convierte en cisnes durante el día a un grupo de hermosas muchachas y a su reina, Odette. La noche las devuelve a su forma humana y ahí entra el príncipe Sigfrido, a quien Odette cuenta su triste historia y la única forma de deshacer el hechizo, una promesa de amor que acabe en matrimonio y fidelidad. Sigfrido jura que hará la promesa en una fiesta en su palacio, en la que debe elegir esposa. Y la hace, pero a Odile, hija del mago disfrazada de Odette, el cisne negro. Sigfrido se da cuenta de la trampa cuando ve a Odette llorando en lo alto de un ventanal. Odette decide morir, creyéndose traicionada, pero el amor triunfa sobre el mal, cuando Sigfrido vence a Von Rothbard. Final feliz, triunfo del bien sobre el mal.
Todo esto dicho en dos horas de música y danza, la conocidísima música del baile de los cisnes, reiterada a lo largo del ballet, es la música del hechizo, del encantamiento, deliciosamente descriptiva de una situación bella, triste, irreal. El gran Tchaikovsky para el duetto del príncipe y el cisne negro crea una música que advierte de la trampa, de la maldad, hermosa música inquietante.
Una música y una danza ya casi bicentenaria y siempre actual, no solo por su belleza, también por la vigencia, fuera del mundo mágico de la obra, de los abusos, de los engaños, de las mujeres víctimas de ellos, donde a veces hay un príncipe salvador y otras no. El final feliz sucede siempre en el mundo mágico, pero no siempre en el mundo real. Ahí radica la fascinación eterna de El lago de los cisnes.
Fascinación creada por los treinta y dos bailarines del ballet, de excelencia coral e interpretación exquisita de los primeros bailarines, Rosa María Rodríguez, primera bailarina y Shirley Suárez, primera solista, alternan en el papel de Odette/Odile; Yanni García primer bailarín y Harold Rafael Báez, primer solista, alternan en el papel de Príncipe Sigfrido; todos ellos formados en diversas escuelas, convergen en la Escuela de las Artes Vicentina de la Torre. Todos ellos magistralmente dirigidos desde la desaparición de Fernando Alonso por Regina Balaguer, durante muchos años bailarina de rango internacional.
Hitos de este Lago de los cisnes por el Ballet Clásico de Camaguey
A nivel coral, la perfecta sincronización, y alta calidad dancística, fruto de un trabajo que como poco causa asombro y admiración. Todos, son tan etéreos, que desde la cuarta fila en la que estábamos, no se oía ni el roce de las zapatillas en el suelo, parecen flotar y por supuesto a veces volar. Mención al vestuario de los cisnes, el alma cubana también se refleja en unos tutú algo diferentes a los rusos. Más largos, con más vuelo, más naturales.
En el segundo acto, el fascinante baile de los cisnes; el solo de Odette; el pas de deux del príncipe y Odette; en el dramático tercer acto el solo de Odile y el pas de deux con el príncipe; los pas de trois y pas de quatre de los protagonistas. Los solos de Sigfrido; en el cuarto acto la danza de las muchachas consolando a Odette, la desesperación del príncipe; la lucha salvadora final de Sigfrido contra el mago disfrazado de cisne verde, en la que es derrotado, desaparece el hechizo y triunfa el amor.
Cuento de hadas, tan real como la vida misma. Fantástico Ballet Clásico de Camaguey, excelentes bailarines, hermosa coreografía, música conocida por todos, que estará en el EDP Gran Vía, de martes a domingo, hasta el 6 de agosto.