Las concentraciones de dióxido de carbono mantienen al alza sus cifras y llevan al planeta a un cambio climático sin solución de continuidad, a pesar de los confinamientos que se han realizado en todos los países, apunta la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La llamada ralentización industrial debido al parón provocado por la pandemia de COVID-19, no ha funcionado como era de esperar. Los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero siguen atrapando el calor en la atmósfera lo que hace que suban las temperaturas, exista fusión de los hielos y como consecuencia, aumente el nivel del mar y la acidificación de los océanos.
Si bien es cierto que debido a las medidas adoptadas por el confinamiento se han reducido en parte las emisiones de muchos contaminantes y gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), el promedio anual no ha sido favorable, sino todo lo contrario.
«El dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante siglos y aún más tiempo en los océanos. La última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2comparable fue hace entre tres y cinco millones de años. La temperatura era entonces de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y 20 metros superior al actual, pero no había 7 700 millones de habitantes”, dijo el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas.
“En 2015 superamos el umbral mundial de las 400 ppm. Y solo cuatro años después, rebasamos las 410 ppm. Esa velocidad de aumento no tiene precedentes en nuestros registros históricos. La reducción en las emisiones debida a las medidas de confinamiento no es más que una minúscula irregularidad en el gráfico a largo plazo. Tenemos que aplanar la curva de forma continuada”, afirmó el profesor Taalas.
“La pandemia de COVID-19 no es una solución para el cambio climático. Sin embargo, nos brinda una oportunidad para adoptar medidas de índole climática más sostenidas y ambiciosas encaminadas a reducir las emisiones hasta un nivel cero neto a través de una metamorfosis integral de nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte. Los cambios que deben aplicarse son técnicamente posibles y viables desde el punto de vista económico, y su repercusión en nuestra vida cotidiana solo sería marginal. Es de agradecer que un número cada vez mayor de países y empresas se hayan comprometido a alcanzar la neutralidad en cuanto a emisiones de carbono. No hay tiempo que perder”, añadió.
El Proyecto Carbono Global ha estimado que, durante el período con las restricciones más estrictas a la actividad, las emisiones diarias de CO2 pueden haberse reducido en hasta un 17 % a escala mundial debido al confinamiento de la población. Puesto que todavía no está clara la duración de las medidas de confinamiento ni su grado de rigor, toda predicción de la reducción total de las emisiones anuales a lo largo de 2020 es sumamente incierta.
Las estimaciones preliminares indican una disminución de las emisiones anuales mundiales de entre el 4,2 y el 7,5 %. A escala mundial, una reducción de las emisiones de esa magnitud no permitirá reducir la concentración de CO2atmosférico. Así pues, la concentración de ese gas seguirá aumentando, aunque a un ritmo ligeramente menor (reducción en el crecimiento anual de entre 0,08 y 0,23 ppm). Se trata de valores compatibles con la variabilidad natural interanual de 1 ppm. Esto significa que, a corto plazo, el impacto de las medidas de confinamiento aplicadas a raíz de la COVID-19 no puede diferenciarse de la variabilidad natural, según se apunta en el Boletín de la OMM.
El 9 de diciembre el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicará otro informe, un documento complementario centrado en la disparidad en las emisiones. En ese informe sobre la disparidad en las emisiones, se evalúan los estudios científicos más recientes sobre los gases de efecto invernadero actuales y estimados para el futuro; se comparan con los niveles de emisiones que permitirían al mundo avanzar por la vía menos costosa para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Esta diferencia entre “dónde es probable que nos encontremos” y “adónde necesitamos llegar” se denomina disparidad en las emisiones.
Por su parte, el Proyecto Carbono Global publicará en diciembre su actualización anual del presupuesto de carbono mundial y las tendencias correspondientes.