El Banco Mundial prevé que las remesas mundiales disminuyan drásticamente en aproximadamente un 20 por ciento en 2020 debido a la crisis económica inducida por la pandemia y el cierre de COVID-19.
La caída proyectada, que sería la mayor en la historia reciente, se debe en gran medida a la baja en los salarios y el empleo de los trabajadores migrantes, que tienden a ser más vulnerables a la pérdida de empleo y salarios durante una crisis económica en un país de acogida.
Se prevé que las remesas a los países de bajos y medianos ingresos (LMIC, por sus siglas en inglés) disminuyan en un 19.7 por ciento, cifra que representa una pérdida de una línea vital de financiación crucial para muchos hogares vulnerables.
Los estudios muestran que las remesas alivian la pobreza en los países de ingresos bajos y medios, mejoran los resultados nutricionales, se asocian con un mayor gasto en educación y reducen el trabajo infantil en los hogares desfavorecidos.
Una caída en las remesas afecta la capacidad de las familias para gastar en estas áreas, ya que una mayor parte de sus finanzas se destinará a resolver la escasez de alimentos y las necesidades inmediatas de medios de vida.
«Las remesas son una fuente vital de ingresos para los países en desarrollo. La recesión económica en curso causada por COVID-19 está afectando gravemente la capacidad de enviar dinero a casa y hace que sea aún más vital que acortemos el tiempo de recuperación para las economías avanzadas», señala el presidente del Grupo del Banco Mundial, David Malpass:
- «Las remesas ayudan a las familias a pagar alimentos, atención médica y necesidades básicas. A medida que el Grupo del Banco Mundial implementa acciones rápidas y amplias para apoyar a los países, estamos trabajando para mantener abiertos los canales de remesas y salvaguardar el acceso de las comunidades más pobres a estas necesidades más básicas».
El Banco Mundial está ayudando a los estados miembros a monitorear el flujo de remesas a través de varios canales, los costos y la conveniencia de enviar dinero, y las regulaciones para proteger la integridad financiera que afecta los flujos de remesas.
Está trabajando asimismo con los países del G20 y la comunidad global para reducir los costos de remesas y mejorar la inclusión financiera para los pobres.