Según determinados estudios, la suplementación de arroz de levadura roja durante un periodo de, como mínimo, ocho semanas, puede disminuir en un veinte por ciento tanto el colesterol total como el LDL (el malo).

La clave de este y otros efectos beneficiosos que se le atribuyen radica en una sustancia, la monacolina, «aunque lo más correcto sería emplear el término monacolinas, pues se trata de una familia de sustancias (más de diez) que se extraen de la fermentación del arroz con la levadura Monascus purpureus, dándole una tonalidad roja al arroz.

Cuando se trata de controlar los niveles de colesterol, los complementos a base de arroz de levadura roja se presentan como una alternativa «natural» a los fármacos de referencia (las estatinas) para tratar este problema. Sin embargo, no se trata, ni mucho menos, de un remedio novedoso: ya en los tratados de farmacopea de la China ancestral se aludía a él como una «sustancia suave y útil para mejorar la circulación sanguínea».

Entre este grupo de monacolinas destaca la monacolina K, que se ha utilizado en Asia durante siglos con distintos fines: para la conservación de la carne, como colorante alimentario, como potenciador del sabor y, también, como sustancia medicinal», explica Mar Blanco Rogel, farmacéutica y profesora colaboradora del máster universitario de Alimentaciónen la Actividad Física y el Deporte de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC.

Monacolina y colesterol

Respecto a su potencial en el control de los niveles de colesterol sanguíneo, la experta contextualiza su uso, recordando que, en general, se recomienda mantener unos niveles de colesterol inferiores a los 200 mg/dl. «Entre los 200 mg/dl y los 239 mg/dl, el nivel de colesterol se considera elevado o limítrofe, por lo que es aconsejable reducirlo mediante medidas higiénico-dietéticas y hábitos saludables. En estos niveles ya se habla de hipercolesterolemia, y es entonces cuando se podrían recomendar los complementos a base de arroz de levadura roja. En cuanto a niveles superiores, un colesterol de 240 mg/dl o más se considera elevado, siendo necesario tomar medidas farmacológicas e higiénico-dietéticas para reducirlo».

Por tanto, el grupo de pacientes en el que, según diferentes estudios, hay evidencia de que esta sustancia es efectiva en la reducción de los niveles de colesterol y en el que, por consiguiente, su consumo estaría recomendado, son las personas con una hipercolesterolemia diagnosticada (esto es, con unos niveles de colesterol de 200 mg/dl – 239 mg/dl). «En estos casos se ha demostrado que la suplementación con arroz de levadura roja durante un periodo de, como mínimo, ocho semanas puede disminuir en un 20 por ciento tanto el colesterol total como el LDL (el «malo»)», señala Mar Blanco.

Diferencias y semejanzas con las estatinas

La «carta de presentación» habitual del arroz de levadura roja es como alternativa a las estatinas, que son actualmente el grupo farmacológico de elección en el abordaje de la hipercolesterolemia. La principal similitud entre ambas opciones es que tienen el mismo objetivo terapéutico: la reducción de los niveles elevados de colesterol en sangre. Pero hay diferencias importantes entre ambas: «Las monacolinas, y, entre ellas, concretamente la monacolina K, son un tipo de lactona, y tienen una forma idéntica a la lovastatina, que es un fármaco perteneciente a la familia de las estatinas, que son las opciones de referencia en el tratamiento de la hipercolesterolemia», afirma Blanco Rogel.

La experta asegura que los extractos de arroz de levadura roja no solo aportan monacolina K, sino también otras sustancias que proporcionan una actividad antioxidante, la cual es importante para evitar que el colesterol se oxide (el colesterol oxidado está directamente relacionado con la aparición de la arterioesclerosis).

La posología más habitual, y con un efecto demostrado, en la regulación del colesterol son 10 mg/día, tal y como establece el Reglamento 432/2012 de la Comisión Europea, del 16 de mayo de 2012.

A tener en cuenta

El hecho de tratarse de una sustancia no farmacológica no implica que sea apta para todo el mundo. Como comenta Mar Blanco, se recomienda que la ingesta de estos complementos esté supervisada por un médico u otro profesional de la salud.

«En las personas sensibles a esta sustancia, su consumo puede dar lugar a efectos secundarios como náuseas, gases, diarrea o estreñimiento. Además, algunas personas pueden ser intolerantes, aunque es una situación poco frecuente, y en estos casos la ingesta da lugar a trastornos musculares y hepáticos», advierte la experta.

También hay que tener en cuenta que este complemento favorece una serie de interacciones: por ejemplo, puede interactuar con el zumo de pomelo y, también, con un tipo de medicamentos, los inhibidores del CYP3A4 (como los que se emplean para tratar la hipertensión arterial), ya que podría conducir a aumentos de los niveles de monacolinas y, por tanto, elevar el riesgo de efectos secundarios. 

Tampoco debe tomarse junto con medicamentos hipocolesterolemiantes como las estatinas, pues la combinación podría potenciar los efectos secundarios. «Asimismo, este complemento está contraindicado para mujeres embarazadas o lactantes, en niños o adolescentes y en personas mayores de setenta años», comenta Blanco Rogel.

Finalmente, la profesora destaca la importancia de que estos complementos alimenticios se adquieran a través de canales de venta que aporten confianza, respecto al almacenamiento y la distribución de los productos, por parte de empresas que tengan un registro sanitario y cuenten con la autorización de las autoridades competentes.

(Foto de portada: Pictavio, en Pixabay)

Concha Moreno
Periodista. Tras más de 30 años en el sector de la construcción en una publicación para profesionales, me dediqué al mundo de la solidaridad a través de un partido político, ocupándome de la comunicación. Esa época determinó el comienzo de un camino dirigido a la defensa de los derechos humanos, a la denuncia. Poco después me instalé en México. Publiqué en un par de periódicos y en una revista literaria, donde edité poesía. A través de Periodistas en Español comencé a relatar lo que sucedía allí. Tras siete años de estancia en el país azteca, en 2018 regresé a España.

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