Colectivos ecologistas y organizaciones vecinales han comprobado con indignación como gran parte de los suelos naturales del parque de Aluche fueron sustituidos por zahorras compactadas, en unas obras que afectan a algo más de una tercio de las 15,96 hectáreas del parque y consisten, según el proyecto de «Mejora del Parque Aluche y creación de un área de juegos inclusivos», con un presupuesto de 570.101,97 euros, en pavimentar, mediante el uso de zahorra artificial, eliminando alcorques, zonas verdes y suelo natural.
Zahorras compactadas: un problema para la jardinería
El uso tan amplio de la zahorra se debe a que se le atribuyen varias cualidades: Es un material relativamente económico, tiene gran versatilidad, es sencillo trabajarla, no hay dificultad para obrar con ella, ya que sólo es necesario saber su granulometría y humectación para una aplicación correcta, su mantenimiento es sencillo, y además tiene una compactación elevada.
Todas estas ventajas hacen que las empresas y licitadores de obras le salga rentable su uso. Prefieren abaratar costes que hacer un tipo de jardinería más natural y ecológica, que sale algo más cara, pues requiere de la aplicación de nuevas técnicas de actuación, más horas de trabajo y más personal en plantilla.
El Ayuntamiento de Madrid defiende la operación alegando que el uso de dichas zahorras mejorará el drenaje de agua impidiendo la formación de charcos y barro en superficie. Existen serias dudas ante este hecho, dado que el sustrato comprimido contribuye al sellado del suelo.
Este argumento, además, ejemplifica la razón por la que se están ejecutando estas obras, que no buscan la mejora del parque como área ajardinada, sino facilitar su mantenimiento ante la acumulación de aguas pluviales.
Alternativas adecuadas
El Ayuntamiento también afirma que no se han perdido zonas verdes, ya que sólo se ha actuado en zonas que no tenían plantaciones previas. Esta afirmación es falsa, ya que las obras incluyen la eliminación de alcorques corridos y jardineras. Además, los suelos sustituidos, aunque no contaban con plantaciones gestionadas por el Ayuntamiento, al tratarse de suelo natural, tenía una alta presencia de vegetación adventicia o espontánea. Todos estos resquicios de naturaleza emergente han sido eliminados por las obras, y el tratamiento del suelo impedirá su reaparición.
Las organizaciones ecologistas reclaman que una zona verde debe pensarse siempre como espacio naturalizado, en convivencia con actividades recreativas, pero no sólo como superficie transitable hermética. La solución para impedir la formación de barrizales debe basarse en la renaturalización del área, con el uso de plantaciones que cubran el suelo empobrecido, fijando el terreno y contribuyendo al intercambio de nutrientes con el subsuelo, regenerándolo y facilitando la infiltración de agua natural.
El problema de acumulación de aguas pluviales en la zona está intrínsecamente ligado a la historia del lugar. El parque de Aluche ocupa el trazado histórico del arroyo Luche, que da nombre a todo el barrio. La artificialización de la red de arroyos está detrás de muchos de los problemas causados por inundaciones en Madrid en episodios de lluvias concentradas. Por ese motivo, la respuesta a estas realidades debe pasar por la renaturalización de la red de arroyos, recuperando en la medida de lo posible su estructura ecológica natural, mediante zonas verdes que combinen estratos de herbáceas y arbustivas creando ecosistemas complejos que además fomenten la biodiversidad.
Ausencia de alcorques
La compacidad elevada provocada por la zahorra es también un grave problema para los árboles que quedan dentro de su área. Limita el transporte de agua y aire, impidiendo el crecimiento de las raíces y puede causar deficiencia de oxígeno al disminuir el tamaño de los poros grandes, macroporos. Como resultado las raíces se ven comprimidas a causa de menor diámetro de los poros.
Este problema se incrementa por la falta de alcorque en el arbolado que queda dentro de la zona pavimentada con zahorra. Se está compactando el suelo hasta la misma base del árbol, sin dejar el espacio necesario alrededor del mismo para su protección. Recordamos que el propio Ayuntamiento en la proposición nº 2021/8000215 de febrero de 2021, aprobó por unanimidad una iniciativa presentado por Más Madrid y transaccionada por el resto de grupos políticos del Ayuntamiento con el objetivo de recuperar e incrementar el número de árboles de la ciudad de Madrid, así como mejorar su estado vital.
En los puntos seis y siete de esta iniciativa aprobada por el pleno se especifica revisar los criterios que se tienen en cuenta para valorar si un alcorque debe o no ser propuesto para clausurar y que se proceda a plantar diez árboles por cada alcorque clausurado dentro del Plan Alcorque Cero.
Un modelo de jardinería equivocado
Las organizaciones sociales y ecologistas: Asociación de Vecinos de Aluche, Entorno Meaques Retamares, Mesa del Árbol de Carabanchel, Salvemos la Casa de Campo, TREPA, (Trabajadores especializados en Poda y Arboricultura) ARBA, (Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono) Arriba las Ramas, GRAMA (Grupo de Acción para el Medio Ambiente) y Ecologistas en Acción Madrid, se oponen a la nueva política de diseño en zonas ajardinadas y plazas que está llevando a cabo el consistorio madrileño.
Sostienen que en el contexto actual, marcado por una crisis ecológica global, la ciudad de Madrid, gravemente afectada por la pérdida de biodiversidad y los efectos del cambio climático, debe avanzar en la renaturalización de su tejido urbano y la ecologización de su trama verde.
Mientras que por un lado el Ayuntamiento de Madrid presume de innovación ecológica planteando invertir treinta millones de euros en reverdecer más de cien mil metros cuadrados metros cuadrados de hormigón, instalando jardines verticales en los muros grises que bordean la M30, por otro lado insiste en pavimentar de gris parque y plazas con adoquines, baldosas, cemento y bloques de hormigón.
El optar por un modelo de jardinería en el que se sustituya gran parte de su superficie por pavimento perjudica a la población que la usa o vive cerca de ella, pues en lugar de crear islas de frescor amplifica el efecto isla de calor, además de no contribuir a la renaturalización que es un sentir expresado por una parte de esa población.
Son muchos los parques y jardines de Madrid donde se está viendo esta práctica, por lo que se concluye que esta es una nueva manera de entender los diseños de jardines que desde ahora en adelante se pretende desarrollar. Otro tipo de jardinería más natural es posible y necesaria. La ciudadanía necesita estar más en contacto con la naturaleza.
La Asamblea General de la ONU el pasado mes de julio de 2022 adoptó una resolución que reconoce el acceso a un medio limpio, sano y sostenible como un derecho humano universal. Este derecho es aplicable también a un medio ambiente saludable en las ciudades, ya que es un recurso indispensable para lograr una salud sostenible en las zonas urbanas. Traer una parte del campo a la ciudad mediante una jardinería más ecológica y natural es contribuir a ese derecho.
Los parques deben ser más naturales, eliminando todo aquello que contribuya al deterioro de su vegetación y de la fauna que esta pueda albergar y traer. Varios estudios lo demuestran, como una reciente publicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que indica que la biodiversidad de los organismos del suelo es esencial para el mantenimiento y la sostenibilidad de parques y jardines.
Los colectivos ecologistas y vecinales defienden que otro tipo de jardinería es posible y deseable y demandan que todas las deficiencias expuestas sean subsanadas, así como que se empiece a desarrollar un estilo de jardinería más natural y ecológica, eliminando los máximos elementos artificiales que se puedan de ella para que haya una conexión con el campo dentro de la ciudad.