Dos conservadores disputarán la presidencia en Bolivia tras inédita segunda vuelta

Rodrigo Paz y Jorge Quiroga protagonizarán un balotaje sin precedentes en la historia reciente del país andino.

Rodrigo Paz y Jorge Quiroga ©AqM-IA
Rodrigo Paz y Jorge Quiroga ©AqM-IA

Bolivia se encamina hacia una inédita segunda vuelta presidencial protagonizada por dos candidatos conservadores, Rodrigo Paz y Jorge Quiroga, en un escenario político que rompe los moldes de las últimas dos décadas.

El periodista René Quenallata Paredes, en un análisis para la agencia Xinhua, subraya que el récord histórico del voto nulo, impulsado por los seguidores del expresidente Evo Morales, refleja un descontento social que marcará inevitablemente el rumbo del país.

Un balotaje sin precedentes en Bolivia

Por primera vez en la historia democrática reciente, Bolivia verá medirse en la segunda vuelta a dos candidatos provenientes del espectro conservador. Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora y actual senador con una trayectoria ligada a la política regional de Tarija, se enfrentará a Jorge «Tuto» Quiroga, expresidente interino entre 2001 y 2002, con una larga trayectoria como dirigente liberal-conservador.

Según el análisis de René Quenallata, este escenario refleja un desplazamiento del eje político en Bolivia, tras años en los que el Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por Evo Morales, dominó el panorama nacional.

El récord del voto nulo como forma de protesta

Uno de los datos más llamativos de la jornada electoral ha sido el récord alcanzado por el voto nulo. Esta modalidad fue promovida por los seguidores de Evo Morales como una señal de rechazo a un proceso electoral que consideran ilegítimo tras la inhabilitación de su líder.

«El voto nulo no solo expresa la disconformidad de un sector social, sino que se ha convertido en un factor de presión política», señala el periodista. El hecho de que este bloque de votantes pueda decidir abstenerse o inclinarse por alguno de los dos candidatos en la segunda vuelta será determinante en el desenlace.

Evo Morales y el vacío en la izquierda

El expresidente Evo Morales, quien gobernó Bolivia entre 2006 y 2019, mantiene una presencia simbólica y política de gran relevancia en el país. Sin embargo, su inhabilitación electoral y la división interna del MAS han generado un vacío en el campo progresista.

Este debilitamiento de la izquierda boliviana explica en buena medida el avance de los candidatos conservadores: «Lo inédito de este proceso no es solo que se enfrenten dos figuras del mismo espectro ideológico, sino que el voto popular ha dejado fuera de juego a los herederos políticos del MAS», indica el análisis.

Paz y Quiroga: dos trayectorias, un mismo bloque ideológico

Rodrigo Paz

Heredero de una familia política tradicional, Rodrigo Paz se ha presentado como un líder renovador con discurso de unidad nacional. Ha hecho énfasis en la necesidad de estabilidad económica y en la promoción de inversiones extranjeras, especialmente en el sector energético, estratégico para Bolivia.

Jorge Quiroga

Jorge «Tuto» Quiroga, por su parte, ofrece la imagen de experiencia y mano firme. En su breve paso por la presidencia se destacó por su cercanía con Estados Unidos y sus posiciones favorables al libre mercado. En esta campaña ha insistido en la necesidad de recuperar la institucionalidad y reforzar la lucha contra la corrupción.

La incertidumbre de la segunda vuelta

El desafío para ambos candidatos será cómo captar al electorado que en primera vuelta optó por el voto nulo o en blanco.

Los analistas advierten que este sector, vinculado en gran parte al MAS y a Evo Morales, puede marcar la diferencia en un balotaje que, de acuerdo con Quenallata, «no ofrece un camino claro de gobernabilidad sin pactos amplios».

Más allá de los nombres propios, lo que está en juego en la segunda vuelta boliviana es el modelo de gobernanza en un país que depende fuertemente de sus recursos naturales. La gestión del gas, el litio y el agua será central para cualquiera de los candidatos que logre imponerse.

«El gran desafío será construir consensos en una sociedad fracturada, donde el MAS sigue siendo una fuerza viva aunque sin representación directa en el balotaje», concluye Quenallata.

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