La capital española es famosa en el mundo por la enorme variedad y calidad de sus artes escénicas. Madrid, con más de doscientos teatros dedicados a una infinidad de géneros, desde el teatro clásico a las últimas tendencias del underground, ofrece cada año cientos de obras teatrales para disfrutar.
Las vacaciones de verano son el periodo ideal para descubrir las puestas en escena de los mejores productores teatrales del país, que llevan, a un público cada vez más numeroso, los trabajos de los dramaturgos de mayor renombre de España y del mundo. También los musicales han ganado peso en los últimos tiempos, con la apertura de nuevos espacios destinados exclusivamente a ellos.
Más allá del Teatro Real, dedicado a la ópera y la música clásica en general, son muchos los edificios que cuentan con una larga tradición artística en la ciudad. Teatros como el de La Latina y el Calderón complementan con programaciones variadas que se adaptan a cualquier tipo de público. Junto a los teatros ubicados en la Gran Vía, son una garantía de entretenimiento para toda la familia.
Familias numerosas, costes crecientes
Aprovechar las numerosas oportunidades de espectáculos teatrales, infantiles o para toda la familia, puede convertirse en todo un reto económico cuando se tienen muchos hijos. El coste de las entradas, sumado a otros adicionales como el transporte, la cena y, por qué no, algunos artículos de merchandising, pueden dejar sin aliento a todo madre o padre.
Si bien una visita a Madrid es siempre una experiencia única, disfrutar al máximo de todo lo que esta metrópolis tiene para ofrecer puede ir en contra de las posibilidades de muchas familias españolas. No obstante, respirar el ambiente del teatro en una de las cinco ciudades más prestigiosas del mundo en cuanto a su oferta cultural es algo que definitivamente vale la pena.
En momentos en los que el dinero no sobra, afrontar estos gastos de una sola vez puede, a lo largo de todo el verano, tener un efecto no deseado en la salud de nuestras finanzas personales. Por ello, una alternativa que gana adeptos en la actualidad es la de financiar la totalidad o parte de los gastos de ocio a través de un microcrédito online.
¿Qué es un microcrédito online?
Los microcréditos online son préstamos de pequeños importes de dinero que se ofrecen de forma simple y rápida en sitios web. Los créditos, que no superan los pocos cientos de euros, pueden pagarse en cómodas cuotas en plazos de hasta tres o cuatro meses. De esta manera, cuando se deben cubrir gastos que se salen del presupuesto familiar, sirven para reducir su impacto y distribuirlo a lo largo del tiempo.
El atractivo que tiene este tipo de opciones es que evitan el largo proceso burocrático y el papeleo de los bancos tradicionales. Muchas empresas permiten también el acceso a microcréditos al instante de clientes que estén registrados como deudores en ASNEF, lo que representa un alivio para familias con un limitado acceso a la financiación tradicional.
Como contrapartida, las tasas de interés de estos instrumentos suelen ser bastante elevadas, por lo que el coste final del préstamo puede estar muy por encima de la cantidad solicitada. Esto pone en evidencia que es necesario evaluar seriamente la necesidad de pedir un microcrédito y la capacidad de pagarlo en el plazo previsto.
Ventajas de financiarse con microcréditos al instante
Entre los puntos a favor de pedir un microcrédito online, su rápido procedimiento es una característica difícil de superar con alternativas tradicionales. Desde que se solicita el préstamo hasta que se deposita el dinero en la cuenta, no suelen pasar más de algunos pocos minutos. Cuando se quiere planificar unos días de entretenimiento en Madrid, el tiempo es un factor muy importante, especialmente para comprar billetes de teatro antes de que se agoten las funciones.
Por otra parte, las compañías de financiación online suelen contar con muy buenas ofertas para nuevos clientes. En muchos casos, quienes solicitan su primer microcrédito reciben una bonificación en el pago de comisiones, reducciones en la tasa de interés o incluso una TAE del cero por ciento, por lo que los instrumentos se vuelven mucho más atractivos.