
«Un diamante es para siempre» decía una publicidad de hace medio siglo. Homenaje a todas las mujeres en general –y en particular a las dieciocho que figuran en el reparto y a Mariangela Melato, Virna Lisi y Monica Viti, tres monumentos indiscutibles, ya desaparecidos, del cine italiano- «Diamanti» (Diamantes), la última película del realizador turco-italiano Ferzan Özpetek («La diosa fortuna», «Hamam, el baño tueco), fue lo más visto en los cines italianos en 2024.
Melodrama barroco y coral algo confuso, que mezcla pasado y presente lo mismo que realidad y ficción, cuenta la historia de un grupo de mujeres vinculadas a una prestigiosa sastrería romana, especializada en vestir a las estrellas de las películas de época.
Del mundo exterior al taller de costura llegan los ecos de las protestas juveniles y las reivindicaciones feministas que irrumpen, lo mismo que el niño trasplantado del campo a la ciudad, en el único mundo que importa: el del cine, es decir a la sastrería donde se crea la ropa qua transforma a los actores en personajes.
Interpretada por lo más granado que ha pasado por Cinbecittà, «Diamanti» cuenta, entre otras, con las populares Luisa Ranieri («Parthenope»), Jesmine Trinca («Una historia de amor italiana») y Elena Sofia Ricci («Tengo algo que deciros»), reunidas en torno a los actores Stefano Accorsi («Una figlia», «Veloz como el viento»), Vinicio Marchioni («Quanto basta») y Carmine Recano («Millonarios», «Napoli velata»), casi únicas figuras masculinas del filme.
Un director de cine, exactamente el mismo que firma la autoría de «Diamanti», invita a comer a unas cuantas de sus actrices favoritas, con las que ha trabajado y a las que ha amado.
Quiere hacer una película sobre mujeres, pero no les cuenta ni lo imprescindible: «las observa, toma ejemplo, se inspira, hasta que su imaginación las catapulta a otra época, a un pasado en el que el ruido de las máquinas de coser llena un lugar de trabajo dirigido y poblado por mujeres, donde los hombres tienen pequeños papeles marginales y el cine puede contarse desde el punto de vista del vestuario» (Filmaffinity).
A los 65 años, Ferzan Özpetek firma la realización del largometraje que hace el número quince de su carrera, y que es también el más ambicioso, además de una extensa reflexión de más de dos horas -135 minutos- sobre el mundo desde el punto de vista femenino, sobre el gineceo donde trabajan mujeres que conocen la soledad y las pasiones, las relaciones rotas y los sentimientos indisolubles. Y lo hace mediante un relato de dimensiones íntimas, privadas, en el que los sentimientos se acercan y se alejan al compás de los tiempos, que van desde «los setenta» hasta el momento contemporáneo.
Son los dieciocho personajes femeninos -los diamantes de la película- que viven entre brocados de seda y simulación histórica, y a las que une la pasión por el cine y la moda, quienes dan vida a esta meta-historia, ficción dentro de la ficción, en la que cada una se interpreta a sí misma: «mujeres imperfectas, luchadoras, indestructibles, pero también talladas en facetas que consiguen reflejar los colores» exactamente igual que hacen los diamantes.
Mujeres de diferentes edades y extracción social, imprescindibles para una celebración coral» del dolor, de los afectos irrisorios o vividos realmente, de la soledad compartida «donde las ausencias se notan más que las presencias (…) donde lo importante no es necesariamente lo que se ve, sino lo que se siente», imprescindibles como las musas que llevan años inspirando al realizador Ferzan Özpetek, como la música que interpretan dos «voces divinas»: la de Mina cantando «Mi sei scoppiato dentro il cuore» y la de Patty Pravo susurrando «Gi occhi dell’amore» para acompañar las esceas con mayor carga emotiva.
En «Diamanti» la ropa, los vestidos como prolongación del cuerpo, son tan importantes como el relato; el tul, el raso, las perlas y los bordados contribuyen a cargar las escenas de color y energía igual que, desde la ingenuidad y la inocencia las percibe Simone, el niño hijo de la modista, para quien los retales que inundan el suelo y las mesas del taller no son otra cosa que poesía.
Ferzan Ozpetec ha contado que para la ambientación de «Diamanti[1]», para la que ha compartido el guión con Carlotta Corradu y Elisa Cassen, se ha inspirado en sus años de ayudante de dirección, cuando pasaba mucho tiempo eligiendo modelos y telas en los talleres, y también en su infancia, siempre rodeado de mujeres.
- «Diamanti» llegará a los cines de Madrid el próximo viernes 4 de julio de 2025