Cada segundo jueves de octubre se celebra el día mundial de la Visión; una efeméride que nos recuerda la importancia de ver y lo que supone la pérdida de la visión en cualquiera de sus facetas.
Según reflejan los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos dos millones de personas en el mundo tienen algún tipo de discapacidad visual y en España, al menos un millón. En alguna parte del mundo, cada minuto un niño se queda ciego y al año, al menos, siete millones de personas tienen pérdida visual que cursa con distinta etiología.
Los datos no son muy halagüeños si hablamos en términos de pérdida de la autonomía personal; grado de discapacidad e inclusión; en definitiva de volver a empezar con la pérdida visual. Esto se refiere a las personas que por razón genética, por un accidente, por la edad o por otras cuestiones llegan a tener patologías no detectadas que cursan con Baja Visión.
En este año, el hashtag es (#HopeInSight) #EsperanzaALaVista, y se hace especial hincapié en el derecho de las personas a ver. La celebración anual de este día, permitirá sensibilizar a la población acerca de qué supone tener una pérdida visual y con ello, garantizar a todos el derecho a ver.
Determinadas patologías actuales se podrían haber advertido si las personas hubieran tenido anualmente una revisión ocular. Al menor atisbo de dolor de cabeza, en las sienes, pérdida de enfoque, alejamiento o acercamiento de los objetos, entre otros síntomas, debe acudir a un oftalmólogo.
Por otro lado, en relación a la higiene visual, llevar gafas de sol todo el año como es el caso de España, permitirá tener una retina conservada y que no existan daños relativos a la mácula que pudieron ser evitados.
Llevar gafas de sol de plástico o de protección incorrecta; no acudir a revisiones; utilizar a diario gafas de presbicia de los chinos o no cambiar los cristales si ha aumentado la graduación, forma parte de la poca cultura que se tiene a la hora de cuidar los ojos y de rutinas que se adquieren sin ver la dimensión del problema.
La prevención, el diagnóstico y sobre todo, la readaptación a la vida cuando se sufre baja visión, es necesaria a la hora de seguir adelante y poder hablar de una inclusión real. En términos de accesibilidad, aunque España lleva un retraso casi ya de cuatro años conforme lo dictado por la Unión Europea en materia de adaptación de los espacios públicos, webs, libros, etc. lo cierto es que poco a poco se va ganando terreno a la hora de conseguir apps, adaptación del puesto de trabajo, etc. y la pérdida visual, sobre todo a través de las asociaciones de Baja Visión que luchan por los derechos de las persona.
Tener una ceguera legal es en términos visuales, no ver correctamente, sea cual fuere la razón o enfermedad que se padezca. Obtener el grado de discapacidad, adecuar la vida según y cómo vaya debutando la pérdida visual, hace que la esperanza, esa que mantiene este año el hashtag, nunca se pierda.