A pesar de una larga trayectoria de más de sesenta años como fotógrafo social en Iberoamérica y una producción de más de veinte fotolibros, la obra de Paolo Gasparini es muy poco conocida en España.
Llega ahora a Madrid, dentro de PhotoEspaña, una amplia exposición de este fotógrafo de origen italiano que se instaló en Caracas en 1954, la ciudad en la que se hizo fotógrafo después de que su hermano le regalase una cámara cuando tenía diecisiete años.
Comenzó tomando fotografías de edificios en construcción (su hermano era arquitecto) y de los arrabales de la capital venezolana, antes de hacer proyectos para la Unesco, fruto de los cuales fue «Para verte mejor, América Latina», de 1972, una obra emblemática para la fotografía de denuncia en el subcontinente a la que acompañan textos del escritor Edmundo Desnoes.
Su obra comenzó a tener repercusión en Europa a través de los encuentros de Arlés y la bienal de Venecia, en la que representó a su país en 1995. Ahora sus fotografías están en grandes museos de América y Europa como el Metropolitan y el MoMA de Nueva York, el Hermès International y la Fundación Cartier de París, la George Eastman House y el Reina Sofía de Madrid.
La fotografía de Gasparini es el fruto de incesantes viajes por el caos de las grandes ciudades para captar un paisaje urbano, social y cultural que mezcla elementos iconográficos del socialismo y el capitalismo: Pepsi Cola, el Che Guevara, Marlboro y el Niño Jesús, una imaginería que enfrenta las tensiones del continente entre la tradición y la modernidad.
Las fotos de Gasparini hacen reflexionar sobre los efectos de las migraciones, los exilios y los éxodos masivos de los siglos veinte y veintiuno entre Europa y América. Las imágenes pertenecen a diferentes épocas y lugares e invitan a una relectura de las contradicciones a las que está sometida la sociedad iberoamericana.
A raíz de la revolución cubana y de las revueltas de los años sesenta Gasparini situó su discurso icónico al lado de la intelectualidad de izquierdas, un compromiso que se ha venido transformando en posicionamientos menos radicales.
Bajo el título genérico de «Campo de imágenes» esta muestra de la obra de Gasparini se distribuye en dieciséis secciones que se inician con «Andata e ritorno» (1953-2016), donde muestra cómo la sociedad de consumo golpea a una tradición vulnerable ante los cambios impuestos desde los poderes políticos y económicos.
Entre 1955 y 1960 documentó bajo la influencia de Paul Strand el modo de vida de los campesinos de los Andes en «Bovare», nombre del pueblo más pobre y más abandonado de la región. Invitado por Alejo Carpentier viajó a La Habana y fotografió su arquitectura colonial, documentó la operación de alfabetización del gobierno y publicó sus fotos en el semanario «Lunes de Revolución».
Ferviente colaborador con el castrismo, la evolución del régimen lo decepcionó hasta el punto de que para él «Hoy ha tomado un rumbo que no es el que habíamos pensado».
Con el tempo experimentó con el fotomontaje en laboratorio para producir nuevas ideas y golpear conciencias. Colaboró con la revista venezolana de izquierda «Rocinante», donde satirizaba a políticos y escritores, criticaba la lucha de clases y denunciaba las torturas del régimen.
En «Retromundo» intentó establecer un diálogo entre el primer y el tercer mundo, enfrentando imágenes de anuncios publicitarios y escaparates con escenas de miseria y pobreza. En otras series reflejó los aspectos más duros de la vida de los mineros y los campesinos y las largas jornadas de trabajo y explotación de las mujeres en Perú.
A partir de 1971 Gasparini viajó con frecuencia a México fotografiando sus calles y sus habitantes y publicando nuevos fotolibros, uno de los últimos con textos del escritor Juan Villoro.
Una de sus obras más espectaculares es «El ángel de la historia», un mural de doce metros compuesto por 63 fotografías tomadas en diferentes países.
- TÍTULO. «Campo de imágenes»
- LUGAR. Fundación MAPFRE. Paseo de Prado. Madrid
- FECHAS. Hasta el 28 de agosto