La reciente DANA ha dejado importantes daños materiales y, sobre todo, una situación de emergencia en Valencia que afecta directamente a la infancia. El impacto en los niños y niñas es profundo, afectando no solo a su salud física, sino también a su bienestar emocional y educativo.

En momentos de catástrofe, la educación tiene un papel crucial para proporcionar estabilidad y seguridad. Mediante la colaboración de organismos internacionales y la labor de nuevas organizaciones como «DANA Kids», se busca proteger a los más pequeños.

La Unesco, enfatiza la urgencia de integrar la educación para la preparación y respuesta ante emergencias en los currículos escolares. En estas circunstancias, es fundamental y necesario preparar a la comunidad para futuras situaciones similares.

El cambio climático está exacerbando la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, lo que influye directamente en el acceso a una educación continua, inclusiva y de calidad. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), los eventos extremos han aumentado en un cincuenta por ciento en las últimas décadas.

Por un lado, este enfoque frente a desastres naturales ayuda a los estudiantes a comprender cómo actuar en situaciones de riesgo fortaleciendo su capacidad para afrontar el estrés y la incertidumbre, cuidando así su salud mental.

Por otro lado, la OMS también se ha pronunciado emitiendo una serie de recomendaciones para proteger la salud de la infancia en entornos afectados. Entre las principales medidas aconseja asegurar la calidad del aire, del agua potable y de la higiene en los centros escolares que aún permanecen abiertos, para prevenir posibles enfermedades.

Además, subraya la importancia de apoyar a los niños y niñas a través de espacios de expresión emocional y, en la medida de lo posible, restaurar la normalidad a través de la continuidad de sus actividades educativas. La vulnerabilidad de la situación de estos jóvenes necesita una escuela que los acompañe proporcionando un sentido de estabilidad y esperanza en medio del caos.

Organizaciones emergentes: el ejemplo de «DANA Kids»

Frente a estos desafíos, nuevas iniciativas populares están surgiendo para responder de forma específica a las necesidades de la infancia. Su principal objetivo es cuidar de los niños y niñas mientras se realizan las tareas de limpieza y reconstrucción de los pueblos.

La organización Dana Kids, impulsada por Rubén Gadea y formada ya por 2700 voluntarios con experiencia en el trabajo con niños, tiene como misión apoyar a las familias y a las escuelas afectadas por la catástrofe.

Mientras se dan a conocer en sus red social de instagram (@danakidsvlc), el movimiento empezó el pasado martes 5 de noviembre, con intención de expandirse y ampliar sus espacios para los damnificados.

En lugares seguros y tranquilos, coordinadores y monitores se hacen cargo de una parte vulnerable de la población elaborando talleres de pintura, deporte, cultura, entre otros.

La situación de la comunidad de Valencia nos recuerda la importancia de preparar a los infantes en la respuesta ante catástrofes naturales. Atendiendo a las directrices de distintas organizaciones e iniciativas locales, el sistema educativo puede avanzar hacia una educación más preventiva.

La educación no implica solo cuidar de la salud y el bienestar de los estudiantes en el presente, sino también formar ciudadanos conscientes y preparados para el futuro.

Mención especial a todos los jóvenes voluntarios que han acudido sin dudarlo al lugar de los hechos para ayudar. Su compromiso y solidaridad reflejan que, desde la educación, se están haciendo bien las cosas, promoviendo empatía y responsabilidad social.

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