La historia de Cruz Roja está salpicada de episodios llenos de solidaridad; la generosidad de las personas que de forma voluntaria dan lo mejor de sí; ese momento que se celebra cada 8 de mayo.
La fecha conmemora el día internacional de la organización que se debe al natalicio de Henry Dunant, premio Nobel de La Paz en 1901 y fundador de este movimiento mundial, cuyo objetivo es brindar asistencia médica humanitaria a las personas vulnerables, bien a través de la comunidad médica, del laboratorio o de otros servicios de ocio y recreo.
En 1863 se fundó la Cruz Roja, y en 1921, tras la primera Guerra Mundial, se escribieron los Estatutos del Comité Internacional que siguen siendo en la actualidad los valores de la entidad; independencia, imparcialidad, universalidad e igualdad.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la organización se afianzó aún más y se replantearon las atenciones en el Convenio de Ginebra, en donde se solicitaron tanto la protección a los soldados como a los civiles.
Este movimiento aglutina hoy a 97 millones de voluntarios de más de 190 países del mundo, y lo integran: el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Con la pandemia de COVID-19, la organización ha realizado un exhorto mundial de emergencia para recaudar 800 millones de euros y dar con ello apoyo a las zonas más vulnerables del mundo que se hayan visto afectadas por la enfermedad.
El denominado «Cruz Roja responde» en el que han trabajado quince mil voluntarios en España, han podido llevar alimentos, libros para estudiantes y otros recursos a lugares en donde las personas estaban absolutamente abandonadas, tanto en pueblos como en aldeas de muchas provincias.
En cuanto a Cruz Roja Juventud, organizan en diversos pueblos y localidades programas de apoyo para niños, adolescentes, planes contra la droga y otras intervenciones familiares que permiten ayudar a muchas personas en silencio, siempre con la mano tendida de los voluntarios que llegan para quedarse.