Corrupción política: condena, persistencia y exportación del Tamayazo madrileño

Carlos Rafael Cabrera Pérez condenado a cuatro años y medio de cárcel en Extremadura

Hugo Luis[1]

Normalmente, seguimos los grandes casos de corrupción (Gürtel, Bárcenas, Villarejo, etcétera) a grandes rasgos. Y nos sentimos un poco abrumados. Apenas retenemos los nombres principales, los jefes de esas redes corruptas. Una idea general. 

Pero si se quiere seguir en España el rastro de ese encadenamiento de sucesos –con frecuencia relacionados entre sí- quizá basta en esos casos con olfatear la ruta de algunos personajes aparentemente menores. Uno de ellos, de nombre Carlos Rafael Cabrera Pérez, acaba de alcanzar cierta notoriedad en Extremadura por haber sido condenado a cuatro años y medio de cárcel. Echar un vistazo a su trayectoria resulta ilustrativo.

El 16 de noviembre, el diario HOY señalaba lo siguiente:

«La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado al exalcalde de Aldeacentenera (Cáceres) Carlos Rafael Cabrera Pérez a cuatro años y medio de prisión y a diez años de inhabilitación absoluta por malversación y fraude, así como a pagar a este ayuntamiento 65.485 euros. 

Cabrera, quien estuvo en el cargo algo más de dos años y fue elegido por el partido Extremeños, ha sido condenado por un delito continuado de malversación en concurso medial con un delito continuado de fraude, según informó el TSJEx en una nota. 

A esa condena, antecede una lista numerosa en la que el sentenciado, periodista de origen cubano nacionalizado español, muestra en su pedigrí el hallarse cerca (o implicado) en diversos asuntos relacionados con la corrupción. En ese historial figura, en primer lugar, el llamado Tamayazo (año 2003). Entonces, en Madrid, algunas personas próximas le escuchaban decir que estaba «blindado». ¿Por quién? ¿Por qué? Cabe imaginar por qué lo decía, pero acaba de demostrarse que se equivocó. La justicia tarda, pero llega. Y no parece que le haya valido su vieja idea del «blindaje».  

Su aventura más reciente empezó al alcanzar la alcaldía de Aldeacentenera (570 habitantes, en la provincia de Cáceres). Allí fue alcalde desde junio de 2015 hasta enero de 2018, cuando  fue destituido de su cargo al perder la confianza de la mayoría de los concejales y antes de ser declarado persona non grata.

La sentencia reciente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura cifra su malversación y fraude en 65.485 euros sustraídos de la arcas de un pueblo pequeño. ¿Qué habrían podido hacer allí, legal y honradamente, en Aldeacentenera, con esa cantidad? ¿Adonde fue el dinero? ¿A Panamá, quizá, adonde parece que viajaba de vez en cuando? No sabemos si el condenado se declarará insolvente o si está en disposición de devolver lo defraudado. Hay que precisar que de la citada sentencia cabe aún emprender un recurso de apelación ante las salas civil y penal del Tribunal Superior de Extremadura.  

Lo que no abarca la sentencia es un cierto historial previo en Trujillo, una población significativa de Extremadura, no alejada de Aldeacentenera. Todo nace con el Caso Adif y el AVE, cuando se destapó una red de sobornos y prácticas irregulares que implicaba a técnicos, funcionarios y políticos de distintas administraciones. Un ejemplo: obras de la autovía EXA1, tramo Coria-Moraleja, en la provincia de Cáceres, que fueron cifradas en un monto de 38 millones, IVA incluido. Esos millones debían ser empleados en la construcción de 10,26 kilómetros.

Pues bien, allí –qué sorpresa- aparece directamente implicado quien era entonces Jefe del Gabinete del Ayuntamiento de Trujillo, el mismo Carlos R. Cabrera. Ese otro rastro de nuestro héroe puede localizarse en un artículo (del 17 de febrero de 2017) del diario El País titulado La red de sobornos del AVE se extiende a toda España, donde puede leerse lo siguiente: «Un 10% de comisión. Las obras de la autovía Coria-Moraleja, en Cáceres (38 millones, 2008) presentan ‘un problema geotécnico’, lo que motiva un intercambio de correos para ejecutar obras complementarias. El jefe de gabinete del Ayuntamiento de Trujillo, Carlos C., pide a los directivos de Corsán ‘unos honorarios mínimos del 10%’ para arreglar el asunto: según el informe, ese dinero es ‘en beneficio propio como pago por sus labores de persuasión’ ante lo que él denomina implicados”.

En uno de esos correos electrónicos dirigido a un directivo apellidado González, Carlos Cabrera añade: «… yo ya avancé a los amigos que tu salvarás la cara». 

Pero antes de Extremadura, Charly, que es su sobrenombre preferido, ya empezó a alcanzar un cierto renombre como colaborador de Ricardo Romero de Tejada, mano derecha de Esperanza Aguirre, desde los tiempos (2003) en que se juntaron el Tamayazo y los primeros escándalos urbanísticos que salpicaron al Partido Popular (PP) de Madrid.

Recuérdese, para los más jóvenes, que por Tamayazo se conoce la acción de dos parlamentarios del PSOE en la Comunidad de Madrid, Eduardo Tamayo (de aquí viene lo de Tamayazo) y de María Teresa Sáez, quienes tuvieron a bien ausentarse de una votación para que el PP pudiera alcanzar la mayoría simple de 55 contra 54 votos en la Asamblea de Madrid, lo que facilitó la entrada de Aguirre y del PP para gobernar tanto la región como la capital madrileña. Según diversos medios de comunicación de la época, ambos diputados recibieron fondos de una trama inmobiliaria y urbanística que beneficiaba a la derecha. 

Pero no todo acaba ahí para Carlos Rafael Cabrera Pérez, embajador del Tamayazo, también tiene su capítulo con Rodrigo Rato (trama Gürtel, 2007). En aquel tiempo, era Director de Comunicación del municipio de Tres Cantos (Madrid). 

Recordemos que Gürtel es el nombre por el que se conoce a una investigación iniciada en noviembre de 2007 por la Fiscalía Anticorrupción, con denuncia ratificada en febrero de 2009, ante la Audiencia Nacional, sobre una red de corruptelas políticas vinculadas al PP, que funcionaba principalmente en las comunidades de Madrid y Valencia.

Entre sus hechos menores, el mismo Carlos Rafael Cabrera Pérez tiene en su historial una condena por injurias debido a un texto que publicó el 23 de junio del 2001 en el periódico Sierra Noroeste, con el seudónimo de Álvaro Bienvenida. En ese texto, arremetió contra Roberto Alonso, concejal del PP del Ayuntamiento de Villaviciosa de Odón, donde el propio Cabrera estaba contratado como periodista del Gabinete de Prensa Municipal.

Si se sostiene que «para muestra, basta un botón», lo que es botones aquí sobran. Todos con el mismo sello distintivo de nuestro personaje ejemplar personaje.

  1. Hugo Luis es periodista y escritor

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