Tras más de cuarenta días de aislamiento social, laboral, cultural, etc. las personas han cambiado sus hábitos de vida y, con ellos, su forma de relacionarse con los otros.
Lo que era una aventura en los primeros días de confinamiento, bajo el prisma del cambio o de una nueva opción, se ha convertido, en muchos casos, en una situación que, lejos de ser manejable, ha comprometido la vida y la salud mental de muchas personas.
Desde tener nuevos conductas hasta padecer ansiedad o insomnio durante días o semanas, las personas que se han sentido aprisionadas, han sufrido las consecuencias, y no todas, de esta situación; circunstancias que irán apareciendo in crescendo a lo largo de los días de la desescalada. Según advierte el comité de la Estrategia Nacional en Salud Mental del Ministerio de Sanidad, muchas personas han adoptado formas de vida y horarios distintos y, por tanto, han consumido más alcohol, fármacos, tabaco y azúcar en estos días raros. Al aislamiento social y físico se ha unido un nuevo trastorno por la salud mental alterada que ha sumido a la persona en un estado que no tenía hace dos meses.
Por ello, y por tanto, los médicos psiquiatras aseguran que el riesgo de enfermar en esta pandemia es transversal; esto es, afecta tanto a los contagiados que se ven sumidos en un entorno hostil y desconocido como las personas que han visto fallecer a sus familiares, u otras que están solas en sus respectivos domicilios dejando que la vida pase.
Estos hechos, unidos al desastre económico en el que está sumido el país, hace que la población en general padezca una angustia que le generará otros problemas ulteriores de difícil manejo. Perder el trabajo, estar enfermo 50 días, o tener roces con familiares y amigos, son cuestiones nuevas que no se planteaban hace meses.
¿Qué ha cambiado en nuestros hábitos de vida?
El abuso de ansiolíticos y psicofármacos ha hecho que, pese a que existen canales de apoyo gratuito tanto de psicología como de otros profesionales de la salud mental, las personas se han automedicado y han atribuido su desesperanza a la situación global del planeta; un cambio de hábitos de vida que ellos mismos justifican por la pandemia.
Una de las causas más importantes en esta nueva circunstancia son los duelos no resueltos que están causando enfermedades mentales graves, ya que la gente tiene miedo a llorar; a ser vulnerable. Todo va muy deprisa e incluso, aunque no se haya despedido de un familiar, a la semana siguiente, como el estrés es muy fuerte en el conjunto de la sociedad, se exige que el familiar esté entero y aunque no haya resuelto el duelo, no debe quebrarse.
De igual forma, se ha acusado que tanto la comunidad médica como otros profesionales (que han tenido un estrés muy alto), como enterradores, bomberos, miembros de las Fuerzas Armadas, la UME, etc. sientan ahora síntomas de ansiedad y depresión una vez que están bajando los casos de contagios. Tener la sensación de llevar el virus a casa, notar una distorsión diaria de la realidad y llegar hasta a obsesionarse, son síntomas que se tienen y se han tenido por parte de estos colectivos vulnerables y expuestos durante muchas horas, todos los días.
En relación a cómo se va a salir de la crisis, los psiquiatras consideran que sí va a haber situaciones comprometidas que de nuevo nos sumerjan en los momentos vividos anteriormente, si bien, poco a poco, con el paso de los meses, podremos olvidar todos los traumas vividos durante el confinamiento y, por ello, aconsejan que antes de intentar manejar la situación solos de nuevo, pidamos ayuda y que un psicólogo y un psicoterapeuta vea y analice el alcance de los daños producidos por haber estado confinados.
En ese sentido, los expertos apuntan que, a pesar de todo, las personas mayores, cuya resiliencia llega a ser infinita, pueden experimentar trastornos asociados a una predemencia, a comportamientos inusuales o a cuadros compatibles con la ansiedad o angustia, por haber visto a sus iguales marcharse sin más opción que la que da la enfermedad.
Por ello, sugieren que todo aquel que note una alteración psíquica, pida de inmediato ayuda, algo que debería ser gestionado de inmediato para evitar consecuencias en los meses venideros.