Home Madrid «Cónclave», de Edward Berger: intrigas, conspiraciones y pactos hasta conseguir fumata blanca

«Cónclave», de Edward Berger: intrigas, conspiraciones y pactos hasta conseguir fumata blanca

«Un elenco de primer nivel para una entretenida y deliciosa adaptación de la novela de Robert Harris» (The Guardian)

Con el Vaticano siempre al fondo, la película «Cónclave», dirigida por el alemán Edward Berger («Sin novedad en el frente»), basada en el bestseller homónimo de Robert Harris (autor premiado por obras como «Pompei» o «Yo acuso»), es un thriller de «complot, promesas y corrupción» (Kombini) sobre la elección de un nuevo Papa, interpretado por Ralph Fiennes («El paciente inglés»), Isabella Rosellini («Terciopelo azul»), Stanley Tucci («El diablo se viste de Prada»), John Lithgow («Dexter»), Lucien Msamati («Gangs of London») y Sergio Castellito (El più bel secolo»).

Aplaudido en los festivales de Telluride, Toronto, San Sebastián y London Film, compite en seis categorías de los próximos Globos de Oro, entre ellas mejor película dramática, mejor director, mejor guión, actor protagonista y actriz secundaria.

«Cónclave» sigue muy de cerca la elección de un nuevo Papa –que si creemos en el relato de la película debe más a las debilidades humanas que a la voluntad divina-, uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo.

Tras la inesperada muerte del jefe de la iglesia católica, el cardenal Lawrence (Ralph Fiennes, probablemente en uno de los mejores papeles de su carrera) es el responsable de dirigir, por su condición de Decano del colegio cardenalicio, el cónclave que se celebra bajo la presidencia de las magníficas pinturas de la Capilla Sixtina.

Cuando los personajes más poderosos de la Iglesia católica se reúnen en los salones y las estancias del Vaticano, Lawrence se ve atrapado en una conspiración a la vez que descubre un secreto que el difunto creía haberse llevado con él a la tumba.

Varios candidatos parecen favoritos: desde el estadounidense progresista Bellini (Stanley Tucci) hasta el canadiense reaccionario Tremblay (John Lithgow); desde el conservador nigeriano Adeyemi (Lucian Msamati) al tradicionalista italiano Tedesco (Sergio Castellito).

Intrigas, manipulaciones, desilusiones, traiciones, conspiraciones y pactos alteran el transcurso de las diferentes votaciones, hasta que finalmente se consigue mayoría para la elección y la aparición de la célebre fumata blanca en una de las chimeneas del Vaticano.

El confinamiento a que se ven obligados los prelados, cada vez más opresor, propicia los enfrentamientos entre ellos, y en esto reside gran parte de la fuerza de esta película de intriga que es también un drama existencial que acaba evocando gran parte de los problemas que tienen en vilo a la sociedad actual: homosexualidad, escándalos de abusos, islamismo, terrorismo, mujeres y feminismo, ideologías y fe… todo esto, y algunos temas más –como la connivencia de la iglesia católica en el pasado con el régimen nazi y con otras dictaduras como la franquista- aparecen o sobrevuelan en las conversaciones y los enfrentamientos de la micro sociedad que esconden los muros del Vaticano.

Finalmente, la elección del nuevo Papa, descartados los primeros nombramientos, provocará más de un vértigo entre los electores.

Ante la imposibilidad de rodar en el Vaticano, toda la acción de «Cónclave[1]» tiene lugar en los decorados – de enorme belleza evocadora de la pompa vaticana- construidos en los estudios de Cinecitta, en Roma. Ralph Fiennes es un perfecto organizador del evento e Isabella Rossellini una misteriosa e intrigante superiora de las monjas que se encargan del cuidado de los cardenales durante su estancia en el palacio eclesial.

«Es una película muy concisa que nos adentra en un mundo nuevo para contar una historia fascinante y original -comenta Edward Berger- Si además conseguimos que la gente salga de la sala dándole vueltas a algunas ideas preconcebidas, mejor que mejor».

  1. «Cónclave» puede verse en los cines de Madrid a partir de este viernes 20 de diciembre de 2024
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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