Ya tardaba en llegar la película sobre los viajes en vehículos compartidos, una moda que ha hecho muchos adeptos en poco tiempo y que sirve para hacer amistades, y sobre todo para reducir el coste del trayecto.
El madrileño Martín Cuervo, hasta ahora realizador de cortos y al parecer un habitual del Bla Bla Car, modalidad en la que ha vivido todo tipo de experiencias, ha presentado en el último Festival de Málaga su primer largometraje, «Con quien viajas», protagonizado por el malagueño Salva Reina («La isla mínima»), Ana Polvorosa («Las chicas del cable»), Pol Monen («Amar») y Andrea Duro («Tres metros sobre el cielo»), que ahora llega a las salas de cine españolas el viernes, 10 de septiembre de 2021.
«Con quien viajas» es evidentemente una road-movie, pero también una comedia con gotitas de intriga que el realizador ha definido como «trilledia» para explicar la mezcla de géneros que se da en esta historia en la que cuatro jóvenes que no se conocen se citan en un punto de Madrid para compartir coche en un viaje a Cieza, Murcia.
Ya en carretera, van charlando para intentar conocerse y todo resulta normal hasta que el conductor empieza a comportarse de forma extraña y parece ocultar algo. En realidad, llega un momento en que los cuatro, como personajes de otras películas anteriores, parecen ocultar algo.
Al final, el viaje –en el que acaban surgiendo muchas situaciones humorísticas- les sirve a los personajes para hacer un repaso de sus vidas, y al espectador para una vez más caer en la cuenta de lo fácilmente que etiquetamos a las personas, desde nuestros prejuicios y todos los lugares comunes imaginables.
«Las anécdotas que ocurren en la película y de las que hablan los personajes –dijo el realizador en la presentación de su película- me han ocurrido a mí o a algún amigo, incluso tuvimos que dejar fuera algunas porque eran tan surrealistas que nadie las iba a creer».
Toda la película transcurre en el interior de un coche, lo que indudablemente ha tenido que plantear problemas de tipo técnico y, sin duda, situaciones humorísticas ajenas al guión, porque, como alguien ha señalado ya, el reducido espacio del utilitario acaba pareciendo más un confesionario que otra cosa.
Poco a poco afloran sentimientos cruzados, intuiciones, sospechas, y alguna que otra paranoia, hasta llegar a una apoteosis final en la que los peones de este ajedrez, que son las vidas de los cuatro viajeros, se sitúan en la casilla que les corresponde.
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