«C’est pas moi» de Leos Carax:  tendiendo a Godard

«C’est pas moi» (No soy yo)  brillante mediometraje del cineasta francés Leos Carax, que fue seleccionado en el festival de Cannes el pasado mes de mayo, se ha  proyectado en  el marco de la sección Zabalregui, zona abierta del festival donostiarra.

El museo Pompidou de París había pedido al realizador que contestara en imágenes a una pregunta: ¿Où en êtes-vous Leos Carax? (¿Cómo van las cosas o cómo se encuentra hoy Leos Carax?).

La respuesta de este original cineasta francés, que firma aquí su octava película desde su opera prima «Boy meets girl» en 1984, es un magnífico mediometraje de 42 minutos, que se añade a una filmografía con numerosos premios en festivales, aunque poco prolífica, a razón de una película cada diez años. Entre las más conocidas «Los amantes del pont neuf» (1992), «Holly motors» (2012) o «Annette» (2021) césar de la mejor realización por una película musical.

La visión de «C’est pas moi» me ha sugerido inmediatamente el título de esta crónica. A la manera de Jean Luc Godard en sus dos últimas películas «El libro de imagen» o «Adios al lenguaje», Leos Carax tendiendo a Godard nos ofrece un autorretrato en el que las imágenes de sus seres queridos, como su hija filmada a diferentes edades, se mezclan con todas aquellas imágenes que han marcado su vida y su imaginación artística.

No soy un admirador incondicional del cine de Carax, pero este mediometraje me ha interesado y seducido por ser una especie de homenaje a ese inmenso cineasta que es Jean Luc Godard. Carax utiliza con talento esos recursos artísticos de filmación y de montaje, que Godard nos ha legado en sus últimas películas a guisa de testamento.

El autorretrato es un ejercicio de análisis muy utilizado por los grandes pintores y poetas, que Carax aborda aquí con un calidoscopio de imágenes que van de la política al cine: Una oración contra el horror de las guerras y de los dictadores, de Stalin a Hitler o Mao, de Trump a Putin o Netanyahu; la historia del cine desde el «cinema verité», el cine burlesco o los grandes clásicos, Hitchcock, Ozu, o Fritz Lang… sin olvidar tampoco a Marilyn Monroe… que han dado sentido a su vida.

Esa técnica de montaje de imagen y sonido, a veces desfasado que son el ADN del cine de Godard, es utilizada por Carax con una gran creatividad e imaginación. Hasta tal punto que sus 42 minutos nos han sabido a poco, y nos hubiese gustado que llegara hasta el largometraje. Excelente la secuencia de la nadadora que se tira al agua desde la quebrada, que es la foto del cartel.

El título en francés «C’est pas moi» tiene en su lectura varios posibles significados. Podemos traducirlo simplemente como «No soy yo», es decir, que el autor habla de sí mismo en tercera persona a través de todas esas imágenes que resumen su personaje.

Pero como decía Carax en una entrevista reivindicando su mirada infantil, «c’est pas moi» es también una expresión que significa «No he sido yo», reacción de los niños tras haber cometido una travesía para evitar la bronca paterna.

Carax, fotograma C'est pas moi
Carax, fotograma C’est pas moi

El autor nos habla de sí mismo, a través de todas esas citas… musicales (David Bowie y su «Lazarus» o Leo Ferré), literarias (Céline, Apollinaire, Dostoievski…) o cinematográficas.

Por una parte, una oración contra las guerras, por el otro una oda al cinematógrafo, la sonrisa de la velocidad, o el placer de ver las imágenes en movimiento.

Esa mirada del cinéfilo que parafraseando a Ozu «debería lavar sus ojos antes de renovar una nueva mirada», para enfrentarse a esa profusión de imágenes que en nuestros días han pervertido la mirada del espectador.

Mirada crítica sobre el cine actual y la televisión que Carax comparte con Godard.

No faltan tampoco evidentemente las citas de su propio cine, para afirmar las virtudes de un travelling que inmortaliza una canción y una danza, o la alocada carrera de su protagonista. Con Denis Lavant, su actor fetiche a guisa de alter ego romántico y desesperado y con Juliette Binoche, quien fue también compañera sentimental en un momento de su vida, asistimos a momentos escogidos y brillantes de su filmografía.

Carax aporta su propia voz en off, sumándose a la voz de Godard, que acompaña así mismo este intimo deambular artístico. «El arte es largo, corta nuestra vida» nos dice Carax retomando una frase de Baudelaire, también atribuida a Hypocrates.

Su montaje, sin embargo, es por momentos demasiado rápido, lo que impide fijar en la retina las múltiples ideas de su película, que merecería una segunda y tercera visión, para mejor comentar cada secuencia.

Una sorpresa cierra esta película inmediatamente después de los títulos de crédito, que me hubiese gustado también pasaran más lentamente. El broche final es una danza con la marioneta de una niña que es verdaderamente genial, una joya de secuencia que a mi juicio hubiese merecido también mayor desarrollo.

Carax, marioneta de Estelle Charlier y Romuald Collinet
Carax, marioneta de Estelle Charlier y Romuald Collinet

Esa perla ha sido fabricada por Esther Charlier y Romuald Collinet, artistas franceses que habían realizado antes ya la marioneta «Annette», en la película homónima de Leos Carax.

Cabe esperar que el formato mediometraje no sea una excusa formal para descalificar la película de Carax en los premios Cesar, o en otros galardones, a menudo reservados a los largometrajes.

Una vez entrevistando a Mario Camus en el festival de Cannes, me dijo para responder a los que decían que «La casa de Bernarda Alba» era teatro filmado: «Sabes Julio, Jean Renoir solía decir que cine es todo lo que se proyecta en una pantalla», pero evidentemente hay muchos tipos de cine, formatos y géneros diversos, opciones de puesta en escena y de montaje. «La casa de Bernarda Alba» era por cierto una excelente película.

Pero sea cual sea su formato «c’est pas moi» es una obra artística cinematográfica de indudable calidad, que por cierto ha sido muy saludada por la critica tras su paso por el festival de Cannes y su reciente estreno. A ver absolutamente.

Julio Feo Zarandieta
Periodista profesional en Francia desde 1976. He trabajado durante 35 años como periodista (Responsable de edición y critico de cine) en el servicio en castellano de Radio Francia Internacional. Pero también como corresponsal en París de diversos diarios y semanarios españoles y critico en Cine Classics (canal plus). Jubilado desde el 2013, escribo ahora en Periodistas en español y en Aquí Madrid. Miembro del Sindicato Francés de la critica de cine y de Fipresci, he cubierto numerosos festivales de cine internacionales, muy especialmente Cannes y San Sebastián. Militante antifranquista en los años sesenta, resido en Francia desde 1974, fecha en que me acordaron el asilo político. Hoy en día tengo la doble nacionalidad hispano francesa.

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