Capacitismo, discriminación y disfobia por el coronavirus

Cristina Paredero[1]

Una de las cosas de las que me he dado cuenta durante esta cuarentena, es que el COVID-19 afecta profunda y significativamente a prácticamente todas las áreas y dimensiones de la discapacidad y especialmente, al autismo: para las personas que sufren esta situación, sus consecuencias más nefastas, tóxicas y dañinas son la discriminación, el capacitismo y la disfobia.

En estos tiempos de crisis, pandemia, ataques de miedo y pánico, ansiedad e histeria colectiva, no es completamente cierto ni una verdad absoluta que las crisis sacan lo mejor de nosotros. Depende mucho de la persona y desde luego, en muchas personas, más bien es al contrario.

Como persona con discapacidad del desarrollo y dentro del espectro del autismo, este confinamiento domiciliario me está provocando altos niveles de estrés y de ansiedad y eso hace que sea necesario para mi hacer de vez en cuando los llamados «paseos terapéuticos».

Por suerte, o más bien por justicia y deferencia hacia mi colectivo, el Gobierno ha recogido en el BOE el consentimiento expreso para que las personas con autismo y otras discapacidades puedan salir a la calle a pasear por razones de discapacidad.

Lamentablemente, no todo en nuestra vida iba a ser tan fácil y esta medida cuenta con muchos detractores e ignorantes que nos critican a nosotras, las personas autistas, tachándonos de privilegiados, insolentes e incluso embusteros y exagerados.

Es tal el delito de odio y disfobia que puedes encontrar mil ejemplos de estos comportamientos en las redes sociales y desgraciadamente incluso andando por la calle. Y eso es lo que me ha pasado a mí, en Madrid.

Apenas teníamos comida en casa, así que mi novio decidió salir a comprar. Llevaba casi una semana sin salir de casa y me encontraba bastante desquiciada y sola por este aislamiento. Mi novio trabaja todo el día, por lo que en los días de diario, no hay nadie que me haga compañía, lo que acrecienta todavía más mi sensación de ansiedad y estrés por la cuarentena.

Sabiendo y conociendo mi novio esta situación, me propuso que fuera a comprar con él y le ayudara, para salir y que me diera el aire y así poder relajarme, ya que había que comprar un montón porque en casa no nos quedaba nada.

Los supermercados estaban cerrados porque era domingo y yo me sentía preocupada por no saber qué íbamos a comer, así que decidimos volvernos a casa.

De camino, mientras andábamos, mi novio vió un conejo muy cerca nuestro y como yo me sentía mal y él sabía que me gustaban los animales, me lo señaló. Eso me hizo sentirme mejor y por eso, nos paramos durante un pequeño momento a observarlo.

De repente, una mujer nos gritó desde una ventana. Nos dijo que no se podía salir juntos, que la gente estaba muriendo que si «no nos habíamos enterado».

Nos empezó a insultar y nos ordenó que nos fuéramos a casa.

Estos comentarios me causaron un profundo dolor y mi novio, viendo que me sentía mal, quiso sacarme de ahí, y nos pusimos a caminar sin responder a la señora. La señora, no contenta con el resultado, siguió atacándonos y dijo que iba a llamar a la policía.

A mí me estaba entrando ansiedad ¡me sentía incapaz de responderle!

Fue mi novio quién lo hizo. Le dijo que habíamos salido a comprar, que yo tenía autismo y que necesitaba salir.

La mujer dijo: «¡pues sí que está capacitada para andar!» «¡estoy llamando a la policía!»

Después de esto prácticamente salimos los dos corriendo.

Gracias a esto que me ha pasado tengo miedo de salir de casa.

Historias como estas, no cesarán ni pararán. No soy la primera, ni desde luego la última en sufrir algo tan duro como esto. Pero es precisamente por esta razón por la que estoy escribiendo este artículo, para concienciar y sensibilizar al mundo cómo los autistas, ante todo, somos personas con unos derechos, pero, sobre todo, con unos sentimientos y es a través de estas dos cosas que se nos puede vulnerar. Porque ninguna cuarentena, situación o emergencia justifica atacar o insultar a las personas y arrebatarnos la dignidad.

  1. Cristina Paredero es activista, ponente, representante, conferenciante y formadora en autismo, TEA, igualdad de género y discapacidad intelectual con más de ocho años de experiencia en estas áreas. Entre sus labores destaca el formar parte del grupo GADIR o Grupo de Apoyo a la Dirección y en su Junta Directiva en Plena Inclusión Confederación. Mantiene el blog “Realidad TEA y Diversidad”. Miembro de la Comisión de Adultos Asperger y vocal de enlace con la Junta Directiva de Asociación Asperger Madrid.

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