Una llamada a boicotear la intervención televisada de Macron ha sido el lunes 17 de abril 2023 un éxito evidente y marca el comienzo de una nueva fase de esta poderosa movilización social iniciada hace ya tres meses.
Lejos del «agotamiento» vaticinado por los sumisos editorialistas de la prensa y la televisión «dominante», la unánime intersindical, la juventud, el movimiento ecologista y social, así como la izquierda política mantienen firmes su movilización y reinventan nuevas formas de acción para reclamar ahora la abrogación de la injusta y brutal «reforma» de las pensiones.
Si Macron no escucha a los franceses, los franceses ya no escuchan a Macron. Su breve intervención congratulándose de haber efectuado una «reforma antipopular» e ignorando olímpicamente a la mayoría de los franceses, no hace sino echar más leña al fuego, con su habitual arrogancia y desprecio.
Una masiva cacerolada se produjo en 374 manifestaciones en todo el país, convocadas ante los ayuntamientos respectivos y no obstante la tentativa prefectoral de prohibir dicha protesta, lo que constituye una evidente violación del derecho constitucional de manifestación.
Encerrado en su torre de marfil, el presidente-monarca está más aislado que nunca, y al igual que sus ministros se desplaza protegido por un ejército de antidisturbios y es recibido en todo el país por manifestaciones hostiles de la población.
Este martes 18, es la localidad de Saint Denis, periferia norte de Paris, en donde Macron ha sido abucheado por la multitud. Su ministro de la investigación (recherche) ha sido acogido por una nutrida delegación sindical en la antigua facultad de Paris Sarclay. Todos los desplazamientos del presidente o de su gobierno son seguidos por manifestaciones de protesta a lo largo y lo ancho del país.
La fractura social provocada por Macron crea una situación de movilización social permanente que prosigue en formas diversas y que anuncia ya una manifestación masiva para el próximo 1 de mayo. El jueves 20 de abril, los sindicatos ferroviarios han anunciado una jornada de huelga y movilización nacional.
La crisis institucional y democrática provocada por Macron es profunda como lo ha recordado el muy moderado historiador Pierre Rosanvallon, citando a Montesquieu: «la democracia no vive solo aplicando la letra de la Constitución, sino respetando el espíritu de las instituciones… la letra es respetada pero el espíritu democrático de las instituciones es pisoteado…»
«Estamos atravesando – añade Rosanvallon – la crisis democrática más grave que ha vivido Francia desde el conflicto armado en Argelia…. Existe una deriva autoritaria en Francia hoy con Macron, no solo por la mayor presencia policial, sino por ceguera, por negación de lo que es verdaderamente la adhesión democrática».